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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 39 / 2011

De mi Diario : Semana 39 / 2011


Weiß/Colonia, 25.9., primera hora de la noche

Los timadores, con el guión de Donald Westlake sobre uno de los mejores relatos de Jim Thompson; una dupla ideal, como la de Faulkner escribiendo un guión sobre una novela de Chandler. La diferencia básica es que, en el caso de Los timadores, el guión es del racional y el original del irracional, y en el caso de The Big Sleep prima justamente la constelación contraria. La consecuencia es que el guión de Westlake fue propuesto para el Oscar, y el de Faulkner no.

 

Weiß/Colonia, 25.9. (1)

A Montse le dio un ataque de lumbago, no se puede mover de la cama y llamó a Diny a las 9.15 a.m. y Diny salió rajando para allá, pero al rato regresó con Henri por la sencilla razón de que sintió que era mejor para él estar acá que allá, y lo tuvimos con nosotros hasta entrada la tarde, qué gloria. Mi mejor vivencia con él ha sido cuando estuve haciéndole ver en pantalla y escuchar en los auriculares, sentadito sobre mi regazo, algo que lo fascina, a Jonathan, el hijo menor (tres años de edad) de mi amigo David Graham, el compositor inglés, dirigiendo el 4° movimiento de la 5ª de Beethoven. HenriTesoro mío, si no existieras, yo te inventaría. (Gracias, Voltaire).

 

Weiß/Colonia, 25.9. (2)

La base de datos imdb.com, que es nuestra Biblia, la de los filmheridos, ha registrado que John Barrymore fue el actor más besucón de la historia del cine: 191 besos con una duración total de 110 minutos, lo que significa una cadencia de un beso cada 34,5”.   ¡Qué tío, como habría dicho mi abuela Remedios! Cool!, comentaría su tataranieto Paul.

 

Weiß/Colonia, 26.9.

Desde el sábado llevo regalados siete tuits a mis pregoneros en el conventillo Twitter.

Cuatro de ellos propios y los otros tres son (paradójicamente) un par de citas buenísimas.

Primero los míos: «Sarmiento descubrió que el anagrama de argentino era ignorante. Y los argentinos que el de Sarmiento era mentirosa» «Deberíamos estar más que agradecidos a las nubes. Sin ellas nos faltaría buena parte de la pintura holandesa». «El pez gordo se come al chico. Este dizque viejo refrán es el primer chiste que aprenden las pirañas recién nacidas». “El nuevo invento de Zuckerberg: Scarfacebook ya no se cuida de ocultar su siniestra cicatriz; lo quiere todo”.

Y los de los otros: «La ventaja de la persona inteligente es que se puede hacer pasar por tonto. Lo contrario es más difícil» (Kurt Tucholsky). «La mayor calumnia que se puede achacar a un Ente Perfecto es imputarle la creación del hombre» (Camilo Castelo Branco). «Los que hacen el amor de noche le están dando cuerda al reloj de la vida» (Mario Quintana). 

 

Weiß/Colonia, 27.9, primera hora del día

Pasaron por el canal Arte una peli de Lubitsch, Das Weib des Pharao [La mujer del faraón] en una versión modélica de restauración, con la música original de Künneke (que también compuso la de una peli española con Imperio Argentina, El amor solfeando). Son casi 2.400 de los 2.976 metros de la versión original. Y es alucinante darse cuenta de lo avanzado que andaba el cine, aún mudo, en 1921. O mejor dicho, de lo avanzado que andaba Lubitsch, claro. En su entierro, 1947, un diálogo histórico. Billy Wilder, apesadumbrado: «No more Lubitsch». William Wyler, más apesadumbrado: «Worse.   No more Lubitsch’s movies».

 

Weiß/Colonia, 27.9. (1)

Copioso desayuno en lo de Montse, invitados Diny y yo por Rebeca, que hoy cumple 44 años. La verdad es que no me siento muy católico, algo mareado, pero esas dos horas con mis mujeres y Henri me sacan a flote. Rebeca opina que lo que me pasa tiene que ver que con este tiempo otoñal indecisoy yo creo que lo que me pasa es que tengo estragado el libro indeglutible de Carlos Fuentes, en cuya lectura avanzo a duras penas, como por las estaciones de un viacrucis al que Amalia me condenó por mis muchos pecados. Bendito Dios, cúmplase Tu voluntad.

 

Weiß/Colonia, 27.9. (2)

Sabido es que las ventosidades de las vacas son una poderosa, inagotable fuente de metano, casi más dañina para el medio ambiente que otros polucionadores más tristemente célebres. Pero la Madre Naturaleza es sabia: a cambio de ello, los pedos de los canguros son prácticamente 100% biocompatibles. Una joven bióloga alemana, de ascendencia escocesa, Alice McHardy, dedicó años de investigación al tema y logró aislar la bacteria que liquida el metano en el intestino de los canguros. Ahora todo consiste en implantar cultivos de esa bacteria en el intestino de nuestro vacuno emblemático, y tendremos un factor menos de polución en este puto mundo. (El dilema es que no podremos saber, hasta probarla, a qué sabra la leche de esas vacas desmetanodadas). Lo cuento como si fuera una broma, pero es a gente como Alice McHardy a la que admiro por encima de la demás, excepto un par de genios del cine que cuentan en la nómina de los dioses.

 

Weiß/Colonia, 28.9., primera hora de la noche

Llegó Luis, de Berlín, y acaba de irse a dormir, a las 2.30 a.m. Larga plática sobre miles de cosas que no sé si son desiderata filosófica, ni me importaría un cuerno si no lo fueran, pero de las que sí sé que son aportes a la cimentación de una amistad sin fisuras y que se ha fraguado por si sola, como se cuecen los buenos pucheros, a fuego lento y sin afán.

 

Weiß/Colonia, 28.9. (1)

Almorzamos en La Modicana, ya casi canónica para los lectores de mi diario. Julio me ha traído los regalos que me manda Graciela desde Río Ceballos, lindos, todos, qué belleza. Luego, antes de que aparezcan los espaguetis y raviolis de la signora Giuseppina, que nos reducen al silencio, nos cuenta que una vez más, al llegar al aeropuerto de Düsseldorf y a pesar de ser un vuelo en el “espacio Schengen”, se le plantificó delante un cancerbero fronterizo pidiéndole que le mostrase su pasaporte. En estos caso, generalmente Julio suele responder mientras entrega mansamente su pasaporte peruano: «Me encantaría ser rubio y narcotraficante, porque entonces usted nunca me lo iba a pedir». Esta vez, en cambio, dijo: «¿Está seguro de que usted no me lo pide a causa de mi aspecto físico?», con la consecuencia de que a espaldas del cancerbero había otro que le dijo a su colega: «Déjalo pasar, es el mismo de siempre».

 

Weiß/Colonia, 28.9. (2)

Luis, mexicano, ¡crítico de cine!, ¡¡y de los mejores y más informados!!, acaba de ver acá en mi casa, por primera vez en su vida, una peli de Jorge Negrete de la que sólo sabía su existencia por el título en la filmografía. Ni siquiera tenía la más puñhmmm somera idea de qué iba la cosa en ella y se ha quedado de a deveras sorprendido: Teatro Apolo se titula. Y por cierto que tanto de lo mismo le pasó el verano de 2010 a Rolando Hinojosa con la misma peli. Mirá vos, viejo, vení a Colonia ¡la de Alemania! pa descubrí incunableh de Negrete. ¡La pucha digo, Mendieta!

 

Weiß/Colonia, 29.9.

Vamos Luis y yo al Philarmonie Lunch de hoy. En el programa la orquesta sinfónica de la WDR (=la Radio del Oeste de Alemania), dirige Jukka-Pekka Saraste, algo Narciso, enamorado de su voz, explica demasiado lo que van a interpretar y cómo y todo lo que tenemos que descubrir en ese movimiento de Zimmermannpero luego se calla y dirige, y certifica una vez más que los artistas cuya herramienta no es la palabra deberían ser obligados a emplearla tan sólo para encargar la cena o preguntar por el tiempo. Es una prestación de primerísima categoría que ha entusiasmado a Luis. Mientras aplaudimos le “explico” que Saraste eligió expresamente esta pieza, constelada de glissandos y pizzicatos en la escala de lo casi inaudible, para demostrarle a él, a Luis, de una manera irrebatible, la óptima calidad de la acústica que posee esta sala. Luego, almorzando una sopa de pescado sarda en mi italiano favorito del centro, me dice que conciertos-aperitivo como estos tendría que haberlos en todo el mundo. Y sí, y a mí se me ocurre que hasta financiados por Cinzano, Campari o Martini&Rossi. Aperitivo es aperitivo.

 

Weiß/Colonia, 30.9., primera hora del día (1)

Luis ve, por primera vez en su vida, Pygmalion. Le tengo una envidia del carajo, sobre todo al notar, por sus comentarios mientras la ve, cuánto coincidimos en la valoración crítica y humana, casi de cada encuadre, casi de cada secuencia. Parecemos dos amantes convictos y confesos de la misma mujer que en la pantalla siempre seguirá teniendo los mismos años con independencia de la edad de quienes la adoramos. ¿Cabe prodigio mayor?

 

Weiß/Colonia, 30.9., primera hora del día (2)

Que en una revista literaria del calibre de Arcadia se asegure que Camilo José Cela ganó el Nobel en 1990, sucediendo al de Octavio Paz en 1989, es especularmente exacto con que se dijese que García Márquez lo ganó en 1983, sucediendo al de William Golding en 1982. Chapeau! Reescribir la historia del Nobel no es tarea al alcance de cualquiera. La próxima vez tienen que hablar del Nobel a Borges en 1986, a título póstumo.

[Entretanto parece que mi irónica llamada de atención ha tenido efecto: desficieron el entuerto].

 

Weiß/Colonia, 30.9. (1)

Se marchó Luis a mediodía, camino a la provincia (=Berlín), desde donde regresará al Detrito Federal, en su Chilango City de su alma. Ojalá que la próxima visita a Colonia no la haga de nuevo dentro de cuatro años, corremos –sobre todo yo– el riesgo biológico de no encontrarnos.

 

Weiß/Colonia, 30.9. (2)

Me escribe mi queridísima Gra desde la Argentina profunda: «Mañana voy a tratar de conseguir la película El concierto en versión pirata, por supuesto; al lado de la biblioteca hay un negocio en el que venden buenas copias de todo lo que se pueda bajar de internet. Espero que no te espante demasiado nuestro modus operandi, porque es fruto de las sucesivas crisis que hemos vivido y que nos han mantenido con los bolsillos muy flacos. Lo que en otros países descartan luego del primer uso, nosotros lo hacemos durar hasta el agotamiento. A principio de año compré un cartucho original para mi HP multifunción, y ya perdí la cuenta de la cantidad de veces que lo recargué. El cartucho original cuesta más de 150 pesos (unos 30 euros), pero con una jeringa y un frasco de tinta de 300 ml (el frasco cuesta unos 5 euros) tenés para recargarlo hasta que se quemen los cabezales y no sirva más. El secreto está en no esperar hasta que se quede del todo sin tinta y en que no le entre aire cuando lo cargás. Si deja de imprimir, hay que aspirar por la parte de abajo, donde sale la tinta, para producir vacío dentro del cartucho y sacar el aire que pudiera haber. Te estarás preguntando dónde aprendí todo esto. ¡En Youtube! Hay unos videos clarísimos, donde te enseñan el paso a paso para recargar cartuchos. Bien lo dice el refrán: la necesidad tiene cara de hereje y por aquí, la herejía cunde, sea por necesidad o por picardía». Y bueno, ¿qué es la picaresca sino el corte de mangas a la necesidad por medio de la picardía?

 

Weiß/Colonia, 1°.10. (1)

Frank y Paul se han ido temprano a Berlín, a ver el partido del Hertha contra el 1.FC Colonia, así es que Montse viene a casa con Oskar y Henri, y nos alegra el día, de por sí alegre, con un sol otoñal que ayer provocó titular de primera plana en el diario: OTOÑO DORADO.

 

Weiß/Colonia, 1°.10. (2)

Han vuelto a concederse los Premios AntiNobel, de la Universidad de Harvard. Una iniciativa grandiosa, que hubiera hecho las delicias de Groucho Marx. Este año, la 21ª vez, se otorgaron en las categorías Biología, Medicina, Sicología, Fisiología, Física, Química, Seguridad Pública, Matemáticas, y de la Paz, amén de Literatura, el cual recibirá John Perry por su libro How to Procrastinate and Still Get Things Done. Y a propósito: he hecho un estudio exhaustivo de las listas de todos los ganadores, desde la creación de los Premios en 1991, constatando que el de Literatura se ha discernido en veinte ocasiones, la primera en ese mismo año fundacional, y muy merecidamente, a Erich von Däniken, y tanto de lo mismo puede predicarse del galadornado en 1994, L[afayette]. Ron Hubbard, el fundador de la vomitiva Cienciología, por su carminativo ladrillo Dianetics. Pero a la distancia de 21 años ya se puede decir con harto fundamento que el Premio AntiNobel de Literatura también cuenta con “su Borges”; no de otro modo se explica el ninguneo de Paolo Coelho, harvard[=olímpica]mente ignorado hasta la fecha. ¡Oh injusticia!

 

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