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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 4 / 2014

De mi Diario: Semana 4 / 2014


 

Weiß/Colonia, 19.1.

1:05 am : Acaban de pasar El Padrino III. Sé que estoy en absoluta minoría, pero la Declaración de los Derechos Humanos me protege como tal: es la mejor de las tres. Y que no me vengan a decir que en nuestros días falta un Shakespeare: esta trilogía es la respuesta del siglo XX al de la reina Isabel. Shakespeare trabajaba con palabras, y sus palabras son eternas y nada prevalecerá contra ellas, Coppola trabaja con imágenes y sus imágenes son eternas y nada prevalecerá contra ellas. Y después de esto, ¿de qué estamos hablando?, ¿es que acaso Shakespeare, de vivir en el siglo XX, hubiese reducido su talento a las tablas de The Globe?  A otro perro con ese güeso.

 

Según la estadística gráfica de El Espectador, mi blog, con 267, ocupaba ayer el cuarto lugar por el número de visitas. Hoy ni siquiera aparece en la estadística. Sic transit!

 

Hay gente realmente tonta, y que por dárselas de listos, se ponen en evidencia cada vez que abren la boca o se les ocurre subir un tuit a su cuenta. Yo le regalé este a mi amigo Alberto:

Alberto Salcedo R ‏@SalcedoRamos : Si Eva abandonó llorando el Paraíso Terrenal, ¿qué duda cabe pues de que la fruta prohibida era una cebolla? (Ricardo Bada)

Y en seguida apareció el listo de turno comentando: «Nadie va a morder una cebolla». Hay que ser muy necio como para no darse cuenta de que Eva ni siquiera sabía lo que era una cebolla.

 

Weiß/Colonia, 20.1., san Sebastián, patrón de Huelva

Se me ocurre mirar años atrás si mencioné esta fiesta en mi diario, y en el 2013 y 2012 no lo hice pero sí en el 2011: «Cuando yo era niño este día era fiesta local, y la tradición consistía en ir a la calle con el nombre del santo a ver su procesión y a comer palmitos. Acá en Colonia vive mi amigo Juan Reguera, sólo un poco más joven (o menos viejo) que yo, y que nació en esa calle San Sebastián, en la misma casa de vecinos donde vivía mi tía Amelia, junto a la casa del Litri, el torero. Me estoy preguntando si él, tan nostálgico de su Huelva de su alma, andará echando en falta hoy el olor a cordita en el aire (cualquier fiesta se anunciaba con cohetes) y el sabor del ponche en el paladar. No lo llamo para no martirizarlo, por si acaso». Asaltado por una sospecha programo el nombre de Juan en la ventanita de búsqueda y encuentro esta otra entrada, un mes y cuatro días después, el 24.2.: «Me llega un mail de Marisa comunicándome la muerte de Juan, su marido. Me deja de piedra la noticia, por lo brutalmente inesperada. Precisamente el 20.1. mencioné yo a Juan en este diario, [] una persona tan querida, el bueno de Juan, onubense hasta el tuétano. Le escribo a Marisa, ella me contesta a vuelta de correos: “La depresión se lo llevó, no tuvo más fuerzas para seguir luchando”. [] No sé, me va a costar acostumbrarme a no encontrármelo por la calle en Rodenkirchen, como solía ser que nos encontrásemos, y de inmediato ya me estaba él hablando de su Huelva de su alma, cuya nostalgia lo asediaba; Juan era mi ancla onubense en estas tierras. Me costará acostumbrarme a su ausencia». La sospecha era corazonada: ¡tan rápido puede hacer mutis uno del gran teatro del mundo, para siempre!

 

Salí a Rodenkirchen en el bus para ir al banco, despachar correo, hacer fotocopias y comprar sol de Escocia embotellado, y me llevé lectura para los dos trayectos, las memorias de Liv Ullmann, y ya casi llegando a la parada de mi casa me encontré esta frase que al leerla inmediatamente me hizo pensar en Ángeles: «Me da un escalofrío si pienso qué hubiera pasado con Mozart de haber tenido que vivir su infancia en nuestros días». Por cierto que páginas más atrás habla de sus años escolares y cómo algunas condiscípulas faltaban siempre una vez al mes a la clase de gimnasia, y su disculpa era alegar «la causa habitual», el eufemismo noruego para la menstruación. La verdad es que recuerda un poco el final de Casablanca: «Round up the usual suspects!»

 

Para la cena Diny se sacó de la manga lomo de venado cocido en el Römertopf, ese recipiente de cerámica que viene del tiempo de los romanos y donde no hay que añadir grasa (ni aceite ni mantequilla) ni ningún líquido: como está herméticamente cerrado, la carne se cuece a fuego lento en el horno, en su propio jugo, junto con la guarnición, que en este caso eran papas, raíz de apio y setas. ¡Qué boccato di cardinale, carajo!, esa salsa se podría haber bebido como si fuese chocolate, hmmmmm

 

Pasan Río Rojo en el canal Arte. Hasta octubre 2003 la llevaba vista como cuatro o cinco veces. En octubre 2003 leí en El Malpensante una filípica demoledora de Fernando Trueba, “Por qué, bajo ninguna circunstancia, trabajaría con Marlon Brando”, me parece que muy puesta en razón, pero en un párrafo se refiere a los que él llama “clones” de MB y suelta este párrafo: «Cuando se les saca del ambiente de hospital tennesseewilliamsiano se encuentran tan perdidos como Montgomery Clift en Río rojo, que no sabe qué hacer con su pistola y su sombrero y con el pobre John Wayne preguntándose: “¿Qué he hecho yo para merecer un hijo del método?”» Ese párrafo me dañó para siempre el gusto por esta peli. Sobre todo por la notoria injusticia respecto a Monty, él ya llevaba cuatro filmes en su carrera cuando Brando comenzó la suya en el 50. Si vamos a hacer cuentas, ¿quién era clon de quién? 

 

Weiß/Colonia, 21.1.

Es el cumpleaños de HC y le escribo para felicitarlo, sin ninguna esperanza de que me lea, y sin saber si debo felicitarlo, que es lo peor. Le paso copia oculta a Pepe, su amigo de toda la vida, y es Pepe quien me contesta y me confirma mis tristes temores: «Querido Ricardo: HC está en una fase crítica, no controla sus necesidades elementales, anda con pañales como un niño y no reconoce el mundo que le rodea. He hablado con su esposa y me confiesa que no abre el correo desde hace mucho tiempo, sospecho que nunca; le he informado de tu felicitación y me ha prometido que lo abrirá hoy». Qué pena tan grande. No sé qué más decir porque en situaciones como esta todas las palabras andan sobrando. Y nuestra pobre amiga, por Dios, qué martirio debe ser para ella, si no la he llamado por teléfono desde la última vez, hace un par de años, es justamente porque me di cuenta del vencimiento que le costaba hablarme, y entonces no estaban las cosas ni la mitad de mal que ahora, por lo que me cuenta Pepe. Un día como para borrarlo del calendario. Lo malo es que no por ello borraría la realidad.

 

En La Modicana, tras la comida, la camarera persa nos regala un platito con panetón, galletitas de chocolate y buñuelos, porque a la signora le dio esta mañana por la repostería. Les hacemos los debidos honores, y a fe mía que la signora es tan buena repostera como cocinera. ¿Qué tal un día yantar un almuerzo dulce, a base sólo de postres? Y de postre, una minipizza. Para variar.

 

Weiß/Colonia, 22.1.

Mientras haraganeaba en la cama antes de levantarme, finalmente tomé la decisión de hacerlo recordando el último post en el  blog Catrecillo, de EE, acerca del rechazo a las emociones negativas. Anache, como yo la llamo, tiene la virtud de expresar de la manera más clara y más directa los asuntos más complejos y más enrevesados. Yo daría no sé qué de mi vida (años no, porque –a esta altura del partido– sólo los dioses saben cuánto me queda de estar acá) por poder escribir así. Pero bueno, cada cual escribe como puede, y no hay más cera que la que arde.

 

A partir del 1 de febrero voy a entrar en clausura con JC, como siempre lo hago cuando tengo que dar una conferencia sobre cualquier tema. Me voy a centrar en sus relatos, y a fin de que la relectura me resulte rentable, amén de deleitosa, quiero hacerla rastrillando la presencia de diversos ítems en ellos. Así tengo la posibilidad, si encuentro material bastante, de –además de la conferencia– poder ofrecer un par de artículos a mi distinguida clientela. Y por mi cuenta, y sin meter en ella Historias de cronopios y de famas, ni tampoco Un tal Lucas, son 82 los cuentos publicados en volumen. Los 82 que registro en los índices de sus nueve libros de cuentos + los que aparecen en Último round y en La vuelta al día en ochenta mundos. Pero después de una consulta con Carles tengo que añadir “Bix Beiderbecke” + los recogidos en Papeles inéditos + quieras que no, la tira cómica “Fantomas contra los vampiros multinacionales”, aunque sólo sea como prueba de que el Gran Cronopio no tenía uñas para la guitarra de guionista de comic. Es decir, que si observo la misma disciplina que en años anteriores con Platero y yo, Guimarães Rosa, Onetti, Miguel Hernández, Bomarzo & Paradiso, el blog como nuevo confín literario, Cantinflas, Sabato, Mafalda, Cernuday al ritmo de un cuento por día, dispongo de febrero a abril para releerlo todo, y mayo íntegro para armar la conferencia. Qué será el 12 de junio. Ecco! 

 

Weiß/Colonia, 23.1.

0:25 am : Vuelven a pasar la primera temporada de Wallander, con Johanna Sällström. Supongo que debe ser para quitarnos el mal sabor de boca que nos dejó el final de la última, ya definitiva, temporada. Alabado sea el santísimo sacramento del altar. ¡Johanna! Suena como ¡Hosanna!

 

Como tantas otras veces leyendo un libro –y todavía más releyéndolo–, entre las páginas de las memorias de Liv Ullmann encuentro un recorte de prensa. Es una reseña aparecida en un diario neerlandés con motivo de la aparición de Senderos, que leo ahora en paralelo con las memorias de Simone Signoret. El crítico aprovecha para señalar la existencia de una amplia bibliografía firmada por actrices de primera categoría. Destaca como grandioso el libro de la Signoret pero también le dedica espacio a los de Marlène [sic] Dietrich, Lilli Palmer y Shirley McLaine, para concluir diciendo que el mejor de todos los escritos por actrices es La musa silenciosa (¿o tal vez La musa callada?), de la danesa Asta Nielsen, la gran actriz del cine alemán en los años 20 y 30. Y creo que es cierto. Lo leí en 1977, apenas apareció en Alemania occidental –con licencia de la edición publicada en la RDA– y lo devoré como un Apfelstrudel recién salido del horno. Ya sé cuál es mi tercera relectura en paralelo en estos días: junto a la Signoret y la Ullman, la gran Asta, que puso fin a su carrera retirándose en 1936 a Dinamarca para no trabajar a mayor gloria del régimen nazi. Ya lo saqué del estante y acabo de releer la escena de su encuentro con Hitler en una recepción, y cómo le dijo que no había conocido en toda su vida a un solo político que tuviese la más mínima idea de Arte. ¡Pobrecito Adolfo, que quiso ser pintor!

 

O bien los responsables de los canales de TV nos consultan antes de programar, o bien nuestro matrimonio puede acabar muy mal. ¿Cómo es posible que sean tan cretinos e irresponsables que hayan programado ¡¡¡a la misma hora!!! el festival internacional de circo en Montecarlo, una de las pasiones de Diny, y un episodio de la serie policial inglesa del inspector Banks, que es una de las mías? ¿Cómo es posible, carajooooo?  Menos mal que puedo ver el episodio luego, una vez pasada la transmisión, en la mediateca del canal Arte, pero eso de ver pelis en la pantalla de la compu es una cosa que me hincha las pelotas, pa decirlo mal y pronto y bien porteño. Si este cronograma continúa, me temo que Diny y yo acabaremos divorciados. Sic transit!

 

Weiß/Colonia, 24.1.

Ayer le envié mi texto sobre “la tumba de las dos manos” a Lászlo, a quien hace mucho tiempo que no le ofrecía nada para su suplemento. Lo aceptó a vuelta de correos y me sentí contento, pero al mismo tiempo había algo que me roía por dentro, aunque lo lograba identificar qué era, y esta mañana, en la duermevela antes de levantarme, pude localizarlo. Era la palabra “mausoleo”: ¿la había empleado correctamente? No. Después de un par de consultas telefónicas a Madrid y en el diccionario de la RALE, establecí que la palabra correcta era “sepulcro”. Corregí el texto y se lo volví a enviar a Lászlo. Y descansé, lo que me roía dejó de roerme.

 

Groundhog Day [Atrapado en el tiempo]: ¡lo que se hubiera divertido Jardiel Poncela con ella! O a lo peor no, se habría cabreado por no habérsele ocurrido la idea a él, casi como consecuencia lógica de Cinco corazones con freno y marcha atrás. El único punto flaco que le veo al guión es el siguiente: los vecinos de Punxutawney + los turistas que acudieron allí al Día de la Marmota ¿también ellos se despiertan todos los días en ese mismo día?  Porque si no, no se explica que reaparezcan todos y cada uno de los días en la vida de Phil Connors. ¿O me equivoco mucho? Creo que no, y entonces, tomando en cuenta el cálculo más aproximado de que son unos 30/40 años los que transcurren entre el Día de la Marmota y la salida de Phil del bucle de tiempo, ese pueblo ya no debería llamarse Punxutawney sino Dorian–Gray–Town.

 

Weiß/Colonia, 25.1.

0:10 am : Realmente emputecido. Una de las mejores series suecas, la del comisario Barbarotti, personaje de Håkan Nesser, se compone de episodios divididos en dos partes de 45’ cada una. El viernes pasado transmitieron la primera de uno de ellos (de un altísimo suspense), anunciando la segunda para este viernes. Pero este viernes, porque algún pelotudo se estaba haciendo la paja en vez de hacer la programación, han emitido la segunda parte de un episodio distinto. Es como para cagarse en la recontrarremilputa que los recontrarremilparió, porque además ni siquiera han tenido la decencia, ni se han tomado la molestia, al final, de pedir disculpas por el desaguisado. Ah, sí, Alemania, alles gut, todo en orden. Es de mear y no echar gota.

 

Mientras haraganeaba en la cama antes de levantarme de la siesta, de repente se me ha ocurrido pensar en esto: a causa de mi intenso contacto con América Latina, la 2ª persona de plural del pronombre personal [vosotros] no la uso sino por escrito, en mis emails a amigos españoles, o telefoneando con ellos, o cuando estoy en España. Normalmente uso el “ustedes” propio de los latinoamericanos. Pero lo paradójico es que uso mucho esa 2ª persona de plural del pronombre personal en alemán [ihr] y en neerlandés [jullie], cuando hablo en esos dos idiomas con nuestra familia y/o con los amigos que me tuteo. El usted [Sie en alemán, U en neerlandés] tan sólo con gente ajena y/o que desconozco. La paradoja me catapultó de la cama aquí, para registrarlo.

 

Tenemos a Vincent en casa. Nuestro regalo a Angie, por su cumpleaños, fueron entradas para la actuación de Tomatito esta noche, en la Philarmonie. Nuestro autorregalo tácitamente incluido en el de la madre es que Vincent viniera hoy a casa y se quedase con nosotros hasta mañana. Son las argucias de los abuelos. José María, que lo será por primera vez a mediados de febrero, y que lee mi diario, sacará como tal provechosas enseñanzas de esa lectura.

 

***********FIN***********

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