Home Mientras tanto De mi Diario : Semana 4 / 2022

De mi Diario : Semana 4 / 2022

Weiß/Colonia, 23.1.

2:00 am : Empecé a ver una peli belga, flamenca por más señas, pero la dejé al cabo de menos de ½ hora. Se titula De behandeling [El tratamiento] y está basada en una novela al parecer famosa de una autora inglesa. Pero es demasiado sombría, y para sombras ya tengo bastante con las que me asedian. Me puse a seguir leyendo del libro de Víctor y llegué hasta su auténtica entrevista falsa con el mayor de los Machado, Manuel, mañana la reanudaré con la de su hermano Antonio. Grandes poetas los dos, pero cada uno con un grado diferente de grandeza. La de Manuel es una por sevillanas y por bulerías, la de Antonio tiene el empaque de las peteneras y el martinete.

Dos artículos más terminados hoy, entre ellos el segundo de los dos que dedico a Astrid Lindgren a los veinte años de su muerte. Van, respectivamente, a Nexos, México, y Árbol Invertido, Madrid. Pero también he terminado mi nueva columna para La Jornada en México, dedicada al bellísimo epistolario entre María Casares (que los franchutes escriben Maria Casarès) y Albert Camus, una historia de amor que duró quince años, hasta la prematura y trágica muerte de él.

Después de leer mi diario, Vicente me escribe desde Huelva: «Curioso, yo también tuve un magnífico profesor de Historia en los Salesianos de Salamanca, que nos enseñó una regla mnemotécnica para recordar a los doce Césares de Roma: cesautica (César. Augusto, Tiberio, Calígula) claunegalo (Claudio, Nerón, Galva, Lotario) vivestido (Vitelio, Vespasiano, Tito, Domiciano). Si no recuerdo mal». La respondo: «La lista de los Césares nunca la tuvimos que aprender, pero sí la de los reyes godos, y sin mnemotecnia que te valga. Una tortura, pero gracias a ella descubrí que la esposa de Recaredo, el rey visigodo que abjuró del arrianismo y se convertió al catolicismo, fue la reina Bada».

Weiß/Colonia, 24.1.

Por mor de la exhaustividad reseñaré que anoche vi un nuevo episodio de la serie policial inglesa con el DCI Barnaby, y una vez más Denial [Negación], que va camino de convertirse en una peli de culto. Pero lo que más me interesa registrar es otra cosa, y lo hago ahora, después de una noche en continuo desasosiego y en la que sólo he dormido a ratos sobresaltados. Pero me ceñiré a registrar los hechos. Diny me dijo ayer por la tarde que tendría hoy una cita a las 10:45 con su otorrina. Anoche estaba mirando la TV cuando la vi aparecer vestida como para salir a la calle, a las 22:45. Me dijo que tenía que acudir a la cita con su otorrina. Pude convencerla de que tenía mucho tiempo por delante para ello. A las 1:25 vino a preguntarme si ya sería hora de acudir a esa cita, le repetí que tenía diez horas por delante para hacerlo. A las 2:35 (yo estaba en la cocina, a punto de irme a dormir) me preguntó que si eran las 2:35, miré el reloj de la cocina y le dije que sí. A los 10 minutos apareció vestida como para salir a la calle y tuve que explicarle de nuevo que eran las 2:35 de la madrugada y tenía tiempo suficiente por delante. Los dos nos fuimos a dormir, ella al cuarto de invitados, yo al dormitorio principal. // A las 5:00 me levanté para acudir al baño, y de paso miré en el cuarto de invitados, Diny dormía profundamente. // Alrededor de las 8:00 tuve que acudir de nuevo al baño y la sentí hablar por teléfono en el comedor, y cuando colgó le pregunté que por qué acababa de cambiar su cita con la otorrina y me dijo que había salido para acudir a la cita, pero que no llegaba el autobús y se hartó de esperar en la parada, todo oscuro y con mucho frío. Le pregunté a qué hora fue eso. No lo recordaba. Ahora bien, en esa parada, desde las 6:25 hasta las 8:25 pasan autobuses de las líneas 131 y 134 cada 10 minutos. La única posibilidad es que a Diny su percepción del tiempo se le haya trastocado tanto que cinco minutos ya le parezcan una hora. (O bien que los buses hubieran dejado de pasar durante una hora, en ambas direcciones, lo que no creo). Le expliqué que todavía podía ir a la cita que tenía para hoy si tomase el bus de las 10:05, que la deja delante de la puerta del consultorio de su otorrina, pero se empecinó en que ya había hecho una nueva cita para el miércoles y no la quería cambiar. Luego alegó que Montse había dicho que la iba a acompañar a la cita, pero que ayer no repondía al teléfono y decidió ir sola. Le dije que no podía hacer responsable a Montse, como tampoco anoche, cuando a la 1:25 empezó a despotricar contra los relojes y le tuve que parar el carro diciéndole que los relojes no eran culpables de su pérdida de la noción del tiempo. // Y me fui a dormir, cosa que desde las 3:00 de la madrugada solo he podido hacer a ráfagas de unos 10 a 15 minutos. En una de ellas tiene que ser cuando salió para ir a la parada del bus. Les escribo a mis hijos diciéndoles que lo cuento todo tan detallado porque no es la primera vez que pasa esto con citas que tiene para el día siguiente, y mi tejido nervioso está cada vez más deslihachado. Y que por eso me gustaría saber en qué estado se encuentra el tema de la asistencia social, del que no he vuelto a oír hablar desde hace un par de semanas: «Entiendo a cabalidad que cada uno de vosotros tiene su propia vida con sus propias preocupaciones, pero pienso que la responsabilidad por lo que suceda con mamá es de todos. Nada más eso y perdón por haberos robado tanto tiempo».

También después de leer mi diario, me escribe José María desde su beatus ille a orillas del Cauca: «Esas elucubraciones en la duermevela del «insomne» como que tienen su magia y esa lista que haces sobre lo uno y lo otro que nunca sabremos, obviamente también me espanta el sueño, maese. Qué buenas preguntas. A veces mis siestas en hamaca, vuelos intergalácticos, se convierten en escenarios para preguntas parecidas, como ¿acaso la rueda lleva implícita su misión de girar?» Le contesto un tanto extrañado: «Si la rueda no lleva implícita la misión de girar, ¿cuála entonces? Me pones muy cuestarriba el entenderlo. Pero me gustaría poderlo hacer, compadre».

Mi deuda externa, por su parte, se extraña de que yo le haya escrito que tenemos en Colonia un tiempo “de juzgado de guardia” y tengo que explicárselo: «En España se dice que una cosa es «de juzgado de guardia» cuando el consenso general, o la mayoría. estima que se ha producido un acto que debiera ser perseguido judicialmente. En el caso de ayer, en Colonia, por delito reincidente durante toda la semana de leso buen tiempo. Hoy, aunque no con mucha convicción y con harta timidez, se asomó el sol  a ver si seguíamos aquí o habíamos emigrado en masa a las Seychelles».

Contestando un email de José, que leyó el texto de mi columna sobre la Casares y Camus: «Me has hecho recordar que tengo en la torre de libros a leer los diarios de viaje de Camus, pero ando con el culo a cuatro manos, hermano querido: Diny hace vida casi normal, sólo que ha perdido el compás en materia de calendario y reloj, con lo cual me tiene siempre en jaque. Como dijo sabiamente Philip Roth, “la vejez es una masacre”. Pero bueno, me tocó la china, como dicen en España, y me toca  apechugar con ella. Mi único y agradecible consuelo, la escritura. Y a ratos la lectura. Las Auténticas entrevistas falsas de mi gran amigo Víctor Márquez Reviriego (empezamos juntos, o mejor: a la par, nuestras carreras periodísticas en la Huelva de los años sesenta) son un boccato di cardinale».

Weiß/Colonia, 25.1.

1:00 am Pasaron en el canal ZDF un film documental pero en formato peli, dando cuenta cabal de la ominosa conferencia en una villa a orillas del Wannsee, en Berlín, el 20.1.1942, donde se reunieron quince jerarcas de las SS, del partido nazi y de los diversos ministerios que debían implicarse en la maquinaria de la llamada “solución final”, el exterminio de 11 millones de judíos en toda Europa. Es una suerte que se hayan conservado los protocolos de esa reunión de 90’ (que el documental sigue casi reloj en mano), y así podemos leer frases como estas dos de muestra: «¿Por qué todo este aparato logístico, cuando el asunto se podría resolver mediante una esterilización general de los judíos? En la siguiente generación ya habrían dejado de existir como raza»; y «Hay pelotones de ejecución que prefieren fusilar primero a los niños para que no tengan que sufrir viendo fusilar a sus padres, ¿no le parece más humano?» Hay momentos en este documental actuado como film, en que a uno se le corta el aliento. Pocos momentos en la historia de la Humanidad ha caìdo tan bajo la conciencia de quienes gobiernan. Y lo peor de todo es lo que ya escribí aquí la semana pasada, que Brecht sabía lo que decía cuando en su tremendo dístico advirtió: «Der Schoß ist fruchtbar noch / aus dem das kroch. [Aún es fecundo el seno / de donde aquél se arrastró]». Ese aquél acalambrado que se apellidaba Hitler.

Al irse la asimétrica pareja que también acude todos los martes a La Modicana (ella casi como la Rosario de Popeye, pero en miniatura, y él un gordo rubicundo a lo Falstaff), tenemos todo el local para nosotros solos y almorzamos: Ulli una pasta en salsa de tomate con bacon frito, Diny otra pasta distinta cuya salsa no recuerdo, y Carlitos linguinis y yo espaguettis con salmón y pulpitos. Ulli no vio el documental en formato film que pasaron anoche sobre la tristemente célebre conferencia del Wannsee, pero sí el documental que siguió y que no quise ver, porque con la peli tuve bastante, y además se ceñía a los protocolos de la reunión, que conozco desde hace tiempo.

Weiß/Colonia, 26.1.

2:00 am : Veo por segunda vez Wind River [Muerte misteriosa] y me vuelve a imponer el escenario majestuoso de la reserva india de Wyoming en pleno invierno, y cómo se desata la bestia humana en ese clima cargado de tensión, testosterna y frustraciones. Pero lo que más me gusta es cómo Cory, el cazador, venga la muerte de la chica india que huyó de una violación en masa, descalza y sin la ropa necesaria, corriendo por la nieve, hasta que el aire helado que respiraba se solidificó dentro de sus pulmones y la mató. Cory obliga al responsable de la muerte de la chica a tener que hacer lo mismo que ella: es una variante admisible (hoy es mi Día Mundial de la Manga Ancha) de la ley del Talión.

Durante la siesta, y con la intención de adomilarme he estado recordando cuántos amigos, cuántos conocidos míos, se han suicidado. Llegué a contar diez: con barbitúricos, ahorcándose, tirándose al vacío, ahogándose en el Rhin y el Danubio, apuñalándose el corazón en plena calle de Madrid tras haber comprado el cuchillo homicida, pegándose un tiro en la cabezaDe todo, como en botica.

Diny acusa el frío y se asombra de que yo lo soporte sin problemas. Lo que no soporto es el calor, al verano lo aborrezco y lo temo con un resquemor atávico. Soy el polo contrario de Carlitos, que sólo se siente feliz si se achicharra bajo un sol asesino. Los heliocéntricos aún no se han dado cuenta de que el sol es cancerígeno y el frío conserva. Me gustaría contrastar mis ideas al respecto con algunas estadísticas sobre el promedio de vida de los alemanes que al jubilarse van a plantar sus tiendas en Mallorca y el de quienes se quedan acá, asediados por las inclemencias del bóreas.

Aparece en El Trujamán mi texto sobre Paul Celan como traductor de Simenon. Tendría que haber salido el trimestre pasado, pero ya Lord Bacon lo formuló esperanzadamente hace un par de siglos: «Quiera Dios que la muerte me llegue de España, así moriré más tarde».

Weiß/Colonia, 27.1.

1:45 am : Veo por primera vez Une affaire de femmes [Asunto de mujeres], de Chabrol, con Isabelle Huppert en una de sus más memorables actuaciones ante la cámara, Coppa Volpi a la mejor actriz en Venecia. Inolvidable la escena donde tararea y baila “Allá en el rancho grande”, que debía estar de moda en la Francia ocupada por los nazis. E impresionante la escena final cuando dos gendarmes, uno a cada lado sujetándola por los codos, conducen a Marie a la guillotina poco menos que en volandas, y ella sin gritar ni llorar, con la vista perdida, con el cuerpo acalambrado ante la idea de que dentro de unos instantes la cuchilla va a decapitarla. Chabrol puro: no se ve caer la cuchilla, sólo cómo se suelta la cuerda que la sostiene. Y no hay alegatos morales, Chabrol no desciende a eso, tan sólo en un momento permite que uno de los personajes reflexione cómo la misma Justicia que juzga a la responsable de unos abortos es la que permite que los judíos franceses sean deportados a los campos de exterminio alemanes. Lo más insoportable de todo: saber que se trata de una historia real, que cuenta los meses finales de la vida de Marie–Louise Giraud, la última mujer ejecutada en Francia. Y una frase memorable, «Si pedimos perdón, puede que no vayamos al infierno», que los católicos ultramontanos consideraron blasfema y exigieron que se borrase del sonido, cosa que no se hizo.

Rebeca vino a ayudar a Diny a hacer las compras, y Diny guisó para la cena una sopa de cebolla gratinada que le quedó muy sabrosa, pero ella la recusa diciendo que es buena como alimento pero la cocinera (ella) se equivocó con las cebollas, tiene que usar unas cebollas más grandes, para que sepa ± igual que aquellas legendarias de Les Halles.

Weiß/Colonia, 28.1.

1:45 am : The Kids Are All Right [Los chicos están bien] es una peli que me gusta ver cada vez que la pasan. No sólo porque Annette Bening y Julianne Moore son dos de mis actrices favoritas, sino sobre todo por la naturalidad con que se acepta sin problemas que sean una pareja lesbiana con dos hijos fruto de respectivas inseminaciones artificiales con esperma de un mismo donador de semen, lo cual los convierte en realidad en hermanastros. Tengo unas diez amigas lesbianas, si llevo bien la cuenta, y entre ellas un matrimonio con dos hijos (en su caso ambos varones), una familia a la que quiero de todo corazón. Nunca he sentido rechazos internos ni con mis amigas lesbianas ni hacia mis amigos homosexuales, y a los sólo tres de ellos que me quisieron llevar a la cama les di calabazas pero con buenas palabras y sigo siendo amigo de dos de ellos (el tercero murió, demasiado prematuramente). De todos, mi recuerdo más cariñoso es para Severo, que también se nos fue demasiado pronto, siendo víctima del sida cuando era mortal de necesidad.

En el KStAnz, hoy, una esquela fúnebre con un epígrafe de Søren Kierkegaard: «La vida sólo puede entenderse mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante». Cierto es que el gran danés tiene frases memorables, como esta, pero la suya que prefiero es una que podría ser de Oscar Wilde: «Si es cierto que el período de noviazgo es el más bello de todos, ¿por qué se casa la gente?»

Me pasó Rebeca por email un arreglo fotográfico donde aparecen Paul, Oskar, Vincent y Henri, Las reparto a la familia en Huelva y los amigos, y para mi gran sorpresa todos coinciden en que Paul es mi viva imagen, cuando en realidad es una segunda edición de su padre. Esto me lleva a recordar que las fotos de nuestros hijos cuando pequeños, en las vitrinas de Lorenzo, un nuevo fotógrafo que se acababa  de establecer en Huelva, fueron un imán irresistible para su clientela. Tanto que siempre que los veía, cuando de niños pasaban vacaciones con mis padres, los fotografiaba gratis. Aquellas fotos son verdaderas obras de arte y mis hijos las guardan como tesoros. Como diría mi abuela Remedios, extremeña: «Es que han salido a la manta d’abajo». Se lo cuento a José Luis y me escribe: «O sea que fue otro quien se lucró con el good look de tus hijos. Sos tan mal negociante como yo». Le respondo sobre el pucho: «Era un buen muchacho y estaba empezando su negocio, siempre he sido solidario con esa gente, acaso porque he vivido cómo mi padre reemprendía siempre la lucha cada vez que la vida se la jugaba feo; le he visto fundar tres fábricas y abrir cuatro tiendas de calzado».

En Gozar Leyendo, el blog de Darío Jaramillo, aparece una reseña del libro de Wolfram Eilenberger sobre cuatro filósofas: Ayn Rand, Hannah Arendt, Simone de Beauvoir y Simon Weil. La distribuyo urbi et interneti, y casi a vuelta de correos me llega la respuesta de Esperanza, desde Valladolid: «Muy bien, pero creo que falta María Zambrano». A lo cual le contesto al cuadrado de la velocidad de la luz: «Lo peor no es eso, sino que sobra Ayn Rand».

Weiß/Colonia, 29.1.

2:00 am : Valdez, il mezzosangue [Caballos salvajes, titulada también a veces como Chino], es un western tardío filmado en Tabernas, en el desierto de Almería. Lo dirige John Sturges, pero al alimón con un italiano, y la cosa no funciona. Lástima grande, porque el trabajo de Charles Bronson merecía un mejor tratamiento del tema. Y también la hermosa manada de los mustangs, herederos cimarrones de los caballos de los conquistadores de México.

José María leyó mi artículo en Nexos sobre Astrid Lindner y me comenta: «Fascinante. Leer cartas ajenas para conocer mejor a los personajes tiene qué ser fascinante, sobre todo cuando son seres que de un modo u otro han influido en nuestras vidas. La «Pipa Medias Largas», como la llaman aquí, es y ha sido un personaje trascendente en relación con la liberación femenina bien llevada.  Recuerdo que alguna vez una señora «muy aseñorada» insinuó que Pipa era «medio marimacha», descalificándola  como ejemplo a seguir para las «niñas bien»; decía ella». Y el caso es, me digo, que al principio fue recibida de la misma manera en la mismísima Suecia. En todas partes cuecen habas.

Todo el día despachando correspondencia. Y escribiendo. Qué otra me queda. Y como el diablo si no  tiene quehacer mata moscas con el rabo, se me ocurrió pensar que, tal como están las cosas, pronto podrá haber un Boulevard des Italiens et des Italiennes en París, la calle Tudescos y Tudescas, así como el Paseo de la Castellana y el Castellano en Madrid, y en Huelva, en mi querida calle en L, la Alonso Sánchez, en cuyo n.º 21 nací, al rótulo en azulejos le cambiarán el inferior, donde podrá leerse “Antigua calle de los Tumbados y las Tumbadas”. Al tiempo.

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