Weiß/Colonia, 9.10., primera hora de la noche
He perdido la cuenta de las veces que he visto esta peli, la veo cada vez que aparece anunciada en la programación. Kristin Scott Thomas es una diosa de la actuación. Pero a ella ya casi no la miro en esta peli, lo que es difícil, porque la llena desde el primer momento. Ahora me fijo más en el resto. La ciudad de Nancy (se lo comenté a Carlitos, la penúltima vez que vi la peli) debe ser una linda ciudad). El capitán Fauré ante el que Juliette tiene que presentarse regularmente en la comisaría y con el que entabla una extraña amistad donde el Orinoco es un elemento tan importante. La discusión en la Uni, de la hermana de Juliette, la catedrática, con sus alumnos, sobre la culpa de Raskolnikof. Ah, sí, Il y a longtemps que je t’aime es la peli que más amo entre las de esta década. Quizás por la muy sencilla razón de que como espectadores vamos siendo conducidos paso a paso a desvelar el misterio de Juliette, casi cada escena es un elemento del puzzle, diestramente colocado de cara al dibujo final. Uno siente que el director te toma en serio como espectador, casi como si él mismo fuese descubriendo la verdad mientras estaba filmando. No todos los realizadores poseen ese savoir faire. Philippe Claudel, francés, aquí, sí.
Weiß/Colonia, 9.10. (1)
Voy a almorzar una ración de gambas naturales descongeladas y le pido a Diny que me prepare ese mojo que tanto me gusta, pero esta vez me quedo a su lado, pa’aprendé. Las cantidades, claro, están en función de lo que se va a mojar luego. Y los ingredientes son crema para ensalada («¿También puede ser mayonesa?» «También» me dice Diny mientras añade el resto:), mostaza, un chorro generoso de aceite de oliva virgen, el jugo de medio limón + el del un diente de ajo, y éste picado y revuelto con el resto. Batir todo, dejar reposar, y a mojar luego. Hmmmmmmm…
Weiß/Colonia, 9.10 (2)
Un amigo me preguntó («tú, que lo sabes todo») donde podría haber ya libros de Tranströmer asequibles, así es que me metí en www.iberlibro.com y descubrí enlistados 157 en sueco, inglés, francés, italiano y español, y de los cinco en español dos en una librería de Venezuela. Y estaba a punto de marcarlos para pasarle el enlace a Arcebelle, en Caracas, por si le interesaba, cuando de repente, como por arte de birlibirloque, desaparecieron de mi vista. Rastreé de nuevo el stock y de pronto me di cuenta que desde que abrí el enlace hasta ese momento nada más quedaban 154 ejemplares, de los que ninguno estaba más en Venezuela. Y me dije que lo genial sería que Arcebelle me escribiese diciéndome que los compró ella. Pero no hubo tal. Y es que la vida no siempre nos da sorpresas, Rubén, che le vachaché.
Weiß/Colonia, 10.10., las tres de la madrugada (la hora del vals)
Es jodido acostarse con la estúpida y triste, bien triste, seguridad de que te vas a despertar por la mañana, pero sea, es algo que no depende de uno.
Weiß/Colonia, 10.10.
Limpiando el establo de Augias de docenas de viejas revistas acumuladas, registro tres frases:
El general ruso Lebed, veterano de la guerra de la Unión Soviética contra Afganistán, en una entrevista concedida a El País de Madrid dijo: «He combatido mucho en mi vida y por eso sé que la victoria militar sólo es posible cuando Estados Unidos invade la isla de Granada».
Cees Nooteboom, contestando el cuestionario Proust en el magazine del faz (=Frankfurter Allgemeine Zeituung) responde a la pregunta sobre cómo desearía morir, diciendo que hacerlo igual que Malraux, cuyas dizque últimas palabras cita: «No sabía que era tan sencillo».
Por último, Wolfram Siebeck en uno de sus impagables gastrónomensayos, se refiere a una empleada de un hotel de Moscú que empleaba para sus cálculos «auf Drahtstangen aufgereihte Holzkugeln» [bolas de madera en varillas metálicas], es decir, eso que en castellano podemos nombrar con la sola y sencilla palabra «ábaco». El poder de síntesis de los idiomas parece ser una cosa que va por barrios.
Weiß/Colonia, 11.10., primera hora de la noche
Wild about Harry, una peli para reír y poco más. Y qué hermoso moverse y orientarse de noche dentro del apartamento igual que si uno fuera ciego, totalmente a oscuras, y al mismo tiempo como dentro de un submarino. Es la victoria de las células murciélago contra las tinieblas.
Weiß/Colonia, 11.10. (1)
Desde hace una semana, o dos, el diario al que estamos abonados dedica al penúltima página a los niños. Es una página pensada expresamente para ser leída por ellos cuando ya se encuentran en condiciones de saber leer y escribir. Más que con noticias la página se arma con aclaraciones de conceptos que los niños oyen en el día–a–día, aprendiendo el fonema que los caracteriza pero no el contenido del mismo. Por ejemplo, tenemos ahora el escándalo, acá en Alemania, de que la policía secreta (¿para qué usar eufemismos políticamente correctos?) ha introducido “caballos de Troya” en direcciones de e-mail privadas, en aras de la salvaguardia de la sacrosanta democracia y la no menos sacrosanta seguridad de la República Federal de Alemania. A mí me importa un carajo que me instalen un keylogger subrepticiamente en mi compu, de lo más que los hijueputas se pueden enterar es de las docenas de mujeres que me aman en secreto, no te jode. Que vengan y me amenacen con contárselo a Diny, la remilputa que los recontramilparió. Pero es que eso es un delito de lesa privacidad, cabrones. Bueno, pues hoy, en el diario, se les explica a los niños qué es un CaballoDeTroya en internet, de dónde viene el nombre, etc., y con una ilustración que no deja lugar a dudas de que hasta en el aséptico mundo virtual puede introducirse la madera. Esa materia de la que están hechas las cabezas cuadradas de los mentecatos de la policía secreta, también es un tema que habría que explicarle a los niños. Se lo propondré a la redacción.
Weiß/Colonia, 11.10. (2)
Regresando de comer en La Modicana, me deja en casa Carlitos y al despedirse me dice: «No dejes de recomendarles a tus nietos que oigan a diario el programa especialmente dedicado a los niños en WDR5 [el quinto canal de la radio local]. Estoy segurísimo de que les encantará, es lo mejor de lo mejor que se emite para ellos». «Pero Carlitos, no tienes necesidad de asegurármelo, estoy completamente seguro de que es así. ¡Si a ti te gusta tanto…!», y me echo a reir de manera tan espontánea e irreprimible que hasta Carlitos se tiene que sonreír. Es un pedazo de pan.
Weiß/Colonia, 11.10. (3)
Comiendo en La Modicana apareció Britta con su padre, yo estaba de espaldas a la puerta y no la vi llegar, pero de repente la tenía al lado, tan bella y cariñosa como siempre, dándome un beso y preguntándome por Diny y los nietos. De repente se le enseria la cara: «Estoy en Argelia, por largo tiempo, es muy importante para mi carrera, pero te imaginarás que no es precisamente un paraíso». Al despedirme, luego, voy hasta la mesa de ellos, le doy un beso y le pido que se cuide mucho, la vida de los intérpretes profesionales es un bien mayor que la de los políticos.
Weiß/Colonia, 12.10., primera hora de la noche
He vuelto a ver Marlowe [que en España se estrenó como Marlowe, detective muy privado], la peli con James Garner. Creo que está infravalorada, es mucho mejor de lo que se suele recordar. De acuerdo en que Marlowe en realidad sólo puede ser Bogey, la equidistancia entre Mitchum y Garner; pero eso no quita que los Marlowes de Mitchum y Garner no completen cada uno a su aire el espectro completo. Y el guión de este Marlowe es una hazaña: si uno piensa en la novela original y que la rescata casi completa, wow!… como sabiamente dijo la Julie en Pretty Woman.
Weiß/Colonia, 12.10. (1)
El 12 de octubre es un gran día para hacer una cita de Saki en El insufrible Bassington:
«– ¿Cree usted, Alteza, que todos nosotros recibiremos en el más allá la adecuada condena por nuestros pecados en el más acá? – No tanto por nuestros pecados como por nuestros descuidos, que son la causa de los peores daños y de las mayores dificultades. Estoy seguro de que Colón tendrá que tolerar el martirio incensante de ser descubierto por grupos de turistas yankis».
Weiß/Colonia, 12.10. (2)
Los martes por la noche hay en el canal NDR3 un programa de información y orientación en temas de salud, Visita se titula, y Diny es fan del mismo. Esta mañana me comenta que ayer le dedicaron mucho espacio a la gota, que yo teóricamente padezco (desde el 2006 no me volvió a molestar, así es que toquemos madera). Y me dice que uno de los consejos prácticos que apuntó el especialista sería la ingesta diaria de cinco tazas de café. Le pregunto si por casualidad el médico no se llamaba Juan Valdez y me mira con aire de reproche. Seguramente me lo merezco.
Weiß/Colonia, 12.10. (4)
Rolando me mandó un tuit involuntario: «Cuando desaparezcan los tuits, como le diría Bogey a la Bergman [en Casablanca], “We’ll always have Cervantes”». Se lo hago ver y le pido luz verde para pasárselo a alguien que a su vez lo puede repercutir a un público potencial de 32.000 seguidores. Me da luz verde. Y yo lo reexpido to whom it may concern.
Weiß/Colonia, 13.10., primera hora de la mañana
Alcancé a ver el último tercio de El fantasma de la libertad: un detalle que me encanta de este Buñuel es que en el despacho del comisario de policía, ¡francés!, la reproduccción que cuelga en la pared es de un Goya, ¡y nada menos que del cuadro de los fusilamientos del Dos de Mayo! Esos dos aragoneses nunca dieron puntada sin hilo, qué cabrones.
Weiß/Colonia, 13.10. (1)
Como cada año, en el diario, el suplemento especial con motivo de la feria de libro de Fráncfort, pero esta vez es más que especial, es extraordinario. Está dedicado a la relación entre literatura y cine y se abre con una larga conversación con Steven Spielberg y su afición a filmar novelas. Incluye además una entrevista con Doris Dörrie; una amplia información sobre la peli alemana reciente con Tom Sawyer y Huckleberry Finn como protagonistas; y la requetebuena noticia de que el libro monumental de Alison Castle, Stanley Kubrik: Napoleon, The Greatest Movie Never Made sale ahora editado en una edición popular al módico precio de 49.90 € (la original costaba nada más que unos 1.500.00 €… peanuts!) De manera que ya siento el hormigueo en las yemas de los dedos. En el suplemento, las dos únicas referencias al mundo latino son un anuncio de la publicación de un libro en alemán sobre el archivo de Pedro Almodóvar, y una foto aérea de Machu Picchu ilustrando la reseña de un volumen de historia universal. ¿Hay quién dé más?
Weiß/Colonia, 13.10. (2)
Oskar en casa. Cenando, intervengo en el diálogo que mantiene con Diny acerca de sus notas en la escuela y lo que le gustaría ser cuando sea mayor. Le cuento a Oskar que su tío Ricardo [=mi hijo, Chico] un día se acercó a mi despacho teniendo entonces casi la misma edad que él tiene ahora, y me dijo: «Papá, he estado pensando mucho en lo que nos dijiste durante la cena, de que tenemos que ir pensando en qué queremos ser cuando seamos mayores, y ya lo sé». «¿Y qué es lo que quieres ser?» «Haragán» me respondió, y tanto Diny como Oskar se ríen, Diny al rescatar ese recuerdo y Oskar sin saber muy bien por qué, hasta quizás creyendo que ha sido un chiste. Pero lo que a los dos se les escapa es la profunda reflexión que había en la respuesta de Chico. Qué carajo, él no quería ser un esclavo del trabajo, como su padre, a quien veía regresar todos los días del “trabajo” (en la redacción), para después de la cena y de jugar un rato con ellos, ponerse a trabajar de nuevo hasta altas horas de la noche. Mi Chico querido me dio con esa respuesta una lección que nunca aproveché, pero no es culpa suya que su padre sea un imbécil.
Weiß/Colonia, 14.10. (1)
En la tele un reportaje sobre la selva pluvial australiana, donde aparece de nuevo el pájaro lira aborigen que ya conozco de una de las pelis ecologistas de Richard Attenborough: lo adoro a este pájaro, es un imitador de cantos de otros pájaros y de ruidos (y no sólo, también de voces) que a Thomas Bernhard le hubiese fascinado. O quién sabe, quizás lo habría odiado, por hacerle la competencia. Con Bernhard no se podía estar nunca muy seguro de sus reacciones.
Weiß/Colonia, 14.10. (2)
Me manda Carlos Briones desde Santiago de Chile un pdf del libro Cuentos eróticos de verano, con prólogo de Berlanga, y entre los cuentos antologados uno de Fernando Aramburu en el que Briones me señala esta frase, sin comentarios: «No por otra razón, añadió, estaba yo comiendo peces fritos a su lado». Me recuerda un poco algo que ya registré el 19.3.2010 en este diario, al leer una entrevista con FA acerca de su última novela, Viaje con Clara por Alemania. Pero si me detengo a pensarlo, la acción de este cuento de ahora transcurre en plena selva brasileña, ¿y qué sabemos nosotros de cómo se come el pescado allá? De repente los comen vivos; la dificultad, claro, estaría en cómo comerlos vivos y fritos al mismo tiempo, pero estoy convencido de que la sabiduría de los pueblos indígenas indefectiblemente supo encontrar una solución a ese dilema.
Weiß/Colonia, 15.10. (2)
Mis mujeres (Diny, Rebeca, Montse) me invitan a cenar hoy para agradecerme el viaje que les costeé a Berlín, hace unos meses. Y me invitan nada menos que en el restaurante del Falderhof, la vieja granja [=Hof, en este caso] del siglo XV, renovada en el XVIII y el XIX y convertida ahora en hotel, uno de los más nobles en algunas millas a la redonda. Les pregunto no sin una cierta inquietud si la cena no les va a costar más de lo que me costó su viaje. Me tranquilizan, sólo me permitirán pedir un sandwich de atún. Y un vaso de agua mineral, pa’empujá.
Weiß/Colonia, 15.10. (3)
En el bus a Sürth, sentada frente a nosotros, una joven de unos 20 años con una larga y sedosa caballera rubiorrojiza, como un rojo Tiziano que se hubiera desvaído por vocación propia, y ella misma un Botticelli pintado por Balthus. Va leyendo. A la tercera parada deja caer el libro sobre su halda y puedo ver que es Pride & Prejudice, en inglés. Se lo digo a Diny en voz baja, y más tarde, en el Falderhof, mientras cenamos, Diny le cuenta a nuestras hijas: me encanta cuando una mujer describe con entusiasmo la belleza de otra. Y en cuanto a la cena, carpaccio de carne de res argentina los cuatro, para abrir el apetito; estofado de cordero para Diny y para mí, filete de lucio para Montse, y ravioles caseros para Rebeca. Vinos, los recomendados por el camarero, que bien se ve que sabe. Y el agua mineral, Apollinaris. De postre, Diny sorbete de alguna cosa frutal, las chicas espreso y capuchino, yo aquavit Linie del congelador. Una noche redonda en la que deciden por mí que tengo que invitarlas de nuevo a algún lugar del mundo, para que puedan ellas invitarme de nuevo a una cena así. Como es natural y lógico (y hasta legítima defensa) pido un adecuado tiempo de reflexión: dos minutos. Y al cabo les digo que sí.
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