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De mi Diario / Semana 45 / 2015

 

Weiß/Colonia, 1.11.

Henri en casa hasta el mediodía, la mayor parte del tiempo pintando. Teniendo como modelo la foto del MSC Venezuela, el carguero de contenedores en el que Diny y yo navegamos 22 días, de Bremerhaven a Buenos Aires, en diciembre del 2001, Henri consigue un dibujo que ronda lo hiperrealista. Me gustaría que me lo dejase, para escanearlo e ilustrar con él esta entrada de mi diario, pero él se obstina en llevárselo a casa, al Museo Henri. La madre que lo parió.

 

Desde después de la siesta, y hasta bien entrada la noche, escritura del radioteatro sobre Arthur Miller autor de radioteatros. Acabo agotado y sé que me falta redondearlo con una frase final que sea “de radioteatro” y no de libro de memorias. Pero para ello tengo casi todo el lunes y estoy completamente seguro de que algo se me va a ocurrir, este texto merece el redondeo.         

 

Weiß/Colonia, 2.11.

A las 9:30 am a lo del dentista, que me dice que tengo que regresar dentro de dos semanas y me va a tener listo un presupuesto de costes de lo que hay que hacer para garantizarme dentadura unos veinte años más. Estuve por decirle «¡Tan largo me lo fiáis!», pero me abstuve. Dos horas más tarde en lo del fisioterapeuta, que tanto bien me hace. Del fisioterapeuta a Rodenkirchen, al Banco, transferencias varias. De regreso a casa, en el bus me encuentro con Rebeca, que tiene vacaciones y está yendo a reunirse con Montse. Siempre me alegro de estos encuentros que nos depara el azar. Le pregunto si ya recibió una foto que nos hizo Diny, en el bosque de Emmen, cerca del dolmen, allá por 1980, una de las primeras que he escaneado, una foto que amo:

Me contesta que su Server, netcologne.de, anda de capa caída, la tiene sin internet ni estafeta virtual. Le digo que se la mostraré el miércoles, cuando venga a pasar el día con nosotros.

 

Como sus padres trabajan hoy los dos, Diny va a buscar a Henri al Kindergarten y lo trae acá, donde en la mesa del comedor se afana en su última pasión, la pintura. Diny le dice que pinte algo bonito para su madre, porque Montse tiene cumpleaños el sábado. Henri le pregunta qué cuántos va a cumplir. Diny: «45». Y Henri: «¡Waw, pronto tendremos otra abuela en casa!» ¿No es para comérselo a besos? [E interpreto un solo de baba en mi sostenido mayor]. 

 

La lectura crítica de mi radioteatro sobre Arthur Miller autor de radioteatros es una gran alegría, creo que he compuesto un texto que es tanto de Miller como mío. Y la frase final es mía, pero creo que don Arturo la suscribiría al pie de la letra. Se lo mando a Kathyushka con la conciencia tranquila de entregarle un manuscrito no sólo bueno, también novedoso, no creo que entre todos los textos dedicados a AM en el centenario de su nacimiento haya uno solo que se le parezca a este. Ni de lejos.

 

Weiß/Colonia, 3.11.

0:10 am : Pasaron Les émotifs anonymes [no sé por qué traducida como Románticos Anónimos, que suena más a Corín Tellado que Emotivos Anónimos, la traducción justa, o cuando menos la ajustada al original]. Me encantó. Es como un buen Jardiel Poncela con solera de años. Y desde luego la pareja Isabelle Carré–Benoît Poelvoorde es aprovechable para este género de comedias tanto como la que hicieron en su día Doris Day & Rock Hudson. Ojalá filmen pronto juntos otra vez. ¡Si alguien adaptara al ambiente franco–belga Un marido de ida y vuelta, sería ideal!

 

[Para el traductor de Google, “van” no es una preposición sino un sustantivo, la van o furgoneta, generalmente usada para remolque de caballos. Lo descubro buscando material para introducir un hipervínculo en esta entrada y ver que el personaje que interpreta Benoît Poelvoorde, Jean–René Van den Hugde aparece como Jean–René Furgoneta den Hugde, lo que me desconcierta porque no recuerdo de la peli que al personaje lo llamasen por ese apodo. Pero al ver que una de las últimas pelis de BP la dirigió Jaco Furgoneta Dormael, me cayó el vintén. Por temor a un infarto, no busqué nada que traducido terminara siendo “Ludwig Furgoneta Beethoven”].

 

Gracias al diario descubro la existencia del Museo Virtual de los Lugares Muertos, hasta con su dirección webNo salgo de mi asombro, después de la visita.

 

Camino a La Modicana paramos para que Carlitos haga una foto de un Gingko biloba vestido de gala por el otoño. Luego, en La Modicana, espaguetis con atúhmmmmmmm, y platicamos sobre la edificación en Colonia, de cómo se salvó lo poco que se podía salvar de aquel montón de escombros, pero lo que se adosó a lo salvado es de una fealdad funcional que poco menos que quita el aliento ahora que los escombros han desaparecido y nuestras necesidades primarias no empiezan por tener un techo que nos cobije. La semana pasada, esperando a Carlitos tras la visita al asesor fiscal, en la esquina de la Trierer Straße con la calle Am Weidenbach, la cercanía inmediata de ambas arquitecturas era un ejemplo de lo doloroso que puede ser mirarlas juntas.

 

Weiß/Colonia, 4.11.

2:30 am : Jamás he logrado entender que haya gente a la cual Jack Nicholson les parece un gran actor. ¡Semejante fabricante de muecas que, además, me parece que casi (¿casi?) siempre las hace delante de un espejo! Quisiera conocer al primer cegato que convenció al segundo de que era un gran actor y provocó semejante epidemia mental. Y una vez más me posterno devoto ante el altar de san Stanley Kubrik para celebrar su certero, inflalible instinto, al adjudicarle el rol protagonista de The Shining: «Este es el cretino que necesito, darle rienda suelta y dejarle que se autointerprete, wawwwwww!». Y pensar que tiene dos Oscar, y Leonardo di Caprio ninguno

 

Nueva sesión con el fisioterapeuta, que suele ser muy callado pero hoy se puso parlanchín y me habló de las varias veces que había sentido en los Países Bajos resentimientos antialemanes. No es mi caso, y recuerdo bien una frase de mi suegro, a pesar de que los alemanes le requisaron su casa de recién casado y lo obligaron a vivir en el sótano mientras duró la ocupación. Pese a ello mi suegro decía: «Para hacer tratos, mejor con los alemanes que con los ingleses». En esto de los prejuicios, todo el monte es orégano.

 

Estaba Montse en casa haciendo tiempo antes de ir a buscar a Henri al Kindergarten, y al rato llegó Rebeca, que se quedó a almorzar, lo que Montse no. Fue un riquísimo almuerzo frío, con Delikatessen italianas: coppa de Calabria, salami de Módena, jamón de Parma. Evivva l’Italia!

 

En el canal Phoenix pasan un magnífico reportaje de 45’ sobre la isla de Juan Fernández. Me hace recordar un verso de Tomás: «Todo hombre sin mujer es un Crusoe», y busco ese soneto suyo à la inglesa, y lo releo con el placer que deja en el paladar un buen producto una loncha de jamón de Jabugo, un soneto de Tomás Segovia…: «Todo hombre sin mujer es un Crusoe. / Náufrago de tu ausencia, me rodeo / del simulacro gris de un ajetreo / cuya nostalgia sin piedad me roe. // Y al correr de los días o los años, / voy odiando mi edén entre las olas, / y mi siembra de amor erguida a solas, / y mi semen tragado por los caños. // No la caza triunfal, ni el fruto en ciernes; / no el perro, ni el paraguas, ni la mona; / no el papagayo o el hogar, o un Viernes; / sólo un sueño imposible me obsesiona: // por entre escollos y corales y algas, / nadar hasta la costa de tus nalgas». Tomás, querido Tomás, qué bueno que nos dejaste tanta riqueza para recordarte

                                                                                                              

Weiß/Colonia, 5.11.

Un caso flagrante de robo; este tuit es mío pero la trinadora lo sube a su cuenta como propio:

Lo divertido del caso es que ni siquiera se ha tomado el trabajo de suprimir los signos –, – que delatan de dónde copió y pegó la frase: de mi publicación sobre la tuiteratura en el suplemento de La Jornada Semanal, donde las comillas son sustituidas por guiones. Y aún más divertido es el hecho de que la misma tuitera recomendó, vía enlace, la lectura de ese artículo mío. Pobre hija, como diría Julio. [¿?] Cortázar, che, ¿cuántos Julios más hay?  (Mendívil, claro. En fin…)

 

 

Weiß/Colonia, 6.11.

Hoy, hace 2.000 años, muy cerca del lugar en donde vivo, nació Agrippina, hija de Germánico, esposa de Claudia y madre de Nerón, que la mandó matar. Como Claudio había nacido en una colonia romana, Lugodunon (la actual Lyon), y doña Agrippina no quería ser menos, se empeñó en que el lugar donde nació ella, un asentamiento ubio, tuviera también la condición de colonia, Colonia Claudia Ara Agrippinensium, y así fue en el año 50 d.C., según refieren los Anales de Tácito, uno de los autores más venerados por Heinrich Böll, paisano de doña Agrippina. Y los ubios estaban tan romanizados que durante siglos se llamaron a sí mismos “agrippinenses”. De lo que me vengo a enterar leyendo la tercera página del diario, dedicada íntegra a D.ª Agrippina. Y en las páginas del cuaderno Cultura me vengo a enterar de la muerte de Melissa Mathison, la autora del guión de E.T., posiblemente la mejor peli infantil de todos los tiempos. Todavía hoy me resulta increíble pensar que ese guión perdió el Oscar frente al de Gandhi, pero así es en la historia de los Oscar a veces, no siempre gana el mejor.

 

Leo la reseña de la traducción al alemán de Magdalena, la última novela de Maarten ‘t Hart, y no puedo sino compartir la frase final del crítico: «Un libro más para consolidar la posición del autor neerlandés en la lista de candidatos al Nobel». Cierto. Sería increíble que cuando, por fin, la Academia Sueca decida reconocer a un autor de esa lengua, después de no haberlo hecho con Louis Couperus, Simon Vestdijk, Louis Paul Boon, Hugo Claus, Gerard Reve, Willem Frederik Hermans y Harry Mulisch, al final se lo fuesen a dar a un Cees Nooteboom en vez de a Maarten ‘t Hart. Yo a eso lo llamaría “el efecto Saramago”. Por pura curiosidad le pregunto a mi amiga Miss Hortensia Google si ‘t Hart está traducido al castellano y me dice que sí, que dos novelas suyas han sido ya editadas en España. Alabado sea el santísimo sacramento del ‘t Hart. Y que traduzcan lo más pronto su libro más personal, Bach y yo, con ese CD que estoy oyendo ahora mientras escribo estas líneas, un libro apasionante y en un indesoíble mi sostenido mayor.

 

De repente, y puesto que ando de safari por la reserva natural de Google, se me ocurre rastrear buscando la foto que más me gusta de la catedral de Colonia, y que quise regalarle como tarjeta postal a Leticia, a Susana, a Juan David, a José Luis, a todos los amigos que han desfilado por esta casa en los últimos tiempos, pero nada, la maldita foto no la encontré en ningún tarjetero de la ciudad y tampoco la encuentro en Google. Recién ahora me doy cuenta de que yo sí que la tengo y la puedo escanear. Manos a la obra yVoilá!

 

 

Weiß/Colonia, 7.11.

Henri en casa porque los padres andan de festejo de cumpleaños, el de Montse. Como siempre, Diny quiere que escriba algo muy personal en la tarjeta de felicitación que tradicionalmente les entregamos a nuestros hijos con una dádiva mica male. Esta vez se me ha ocurrido pergeñar para mi Montse la siguiente paráfrasis libre de un lindo poema de Erich Fried, su poeta favorito«Son 45, / dijeron los 44. / Son 40 + 5, / dijeron los 45. / Son los que son, / dijo el almanaque».

 

************FIN************

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