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Mientras tantoDe mi diario : Semana 45 / 2018

De mi diario : Semana 45 / 2018


 

Weiß/Colonia, 4.11.

Publicó José Luis un magnífico artículo en Confidencial, le escribí para felicitárselo, y cuando me contesta me entero por su email de que la expresión española “Eso es harina de otro costal”, en Nicaragua se ha transformado en “Eso son otros 100 pesos”. Es un fenómeno que siempre me ha interesado/intrigado mucho, el de las modalidades que adoptan en distintas lenguas (o dentro de una misma lengua, como en este caso) las dizque verdades de la sabiduría popular. Pienso p.ej. que la que en castellano es “A quien madruga, Dios le ayuda” en alemán se dice “La hora matutina tiene oro en la boca [Morgenstunde hat Gold im Munde]”. La paremiología, que así creo que se llama, debe ser una ciencia apasionante, ponerse a rastrear el origen de los refranes, de las locuciones que usamos en el día a día sin saber de dónde provienen. Estoy convencido de que los habitantes de Peñíscola deben saber de sobra el origen de lo que dicen cuando aseguran de alguien que “sigue en sus trece”, pero ¿y el resto de los hispanohablantes?

 

Regresa Diny de Darmstadt. El reencuentro con Alex y su familia, y con Karin, ha sido positivo en todos los sentidos. El sábado comieron en el palacio de Auerbach (por las fotos en Google me parece más bien un castillo), que alberga un restaurante noble y desde el cual se disfruta de una maravillosa vista de la llanura del Rhin. Pero lo más remarcable del viaje creo que ha sido para Diny el descubrimiento de la gracia y el talento de Benno, el menor de los Moosmann, quien a sus pícaros 4 años es listo y simpático como una ardilla, Diny no se cansa de hablar de él. En cuanto a Liv,  está entrando en la edad del pavo, y a esa edad los adolescentes se vuelven difíciles de trato. Menos mal que pasa pronto, casi al día siguiente ya son adultos.

 

Weiß/Colonia, 5.11.

Me toca hincarle el diente a mi artículo sobre Turguéniev, para el segundo centenario de su nacimiento, el día 9, viernes. Tengo que conseguirlo entre hoy y mañana, para que llegue a la redacción con tiempo bastante para programarlo. Veremos, como decía el compadre Homero.

 

La entrada anterior es de aprox. las 11 am. Ahora son las 8:17 pm y acabo de poner punto final a mi artículo sobre Turguéniev. Me he divertido mucho pergeñándolo, casi como componiendo un puzzle. Vamos a ver lo que opinan mi consejo asesor y la redacción de Nexos.

 

9:10 pm : La primera reacción a mi texto ha sido de Héctor, no sé si desde Medellín o desde la Antàrtida, porque se ha convertido en un trotamundos empedernido. Me dice que a pesar de su mala memoria cree recordar que fue Turguéniev quien retó a duelo a Tolstoi, y no al revés, que es lo que escribí en mi artículo. Pesquiso y le contesto: «Gracias por tu lectura, Ettore caro, y me has hecho investigar a fondo un tema sobre el que sólo poseía la información que verás en este enlace. Ahora creo poder reconstruir lo sucedido. Hubo una discusión sobre la occidentalización de Rusia, y la cosa terminó con Tolstoi retando a duelo a Turguéniev y que el duelo fuese de a deveras, con escopetas. Turguéniev se disculpó con Tolstoi por lo que había dicho durante la discusión, aunque luego, al enterarse de que Tolstoi andaba tachándolo de cobarde y querer eludir el duelo, fue él quien lo retó, pero supeditándolo a su regreso de un viaje que debía emprender en esos días. La cosa acabó en que estuvieron sin hablarse la friolera de 17 años. Gracias a tu lectura voy a corregir la frase de marras, que ahora dirá lo siguiente: “Mantuvo contactos con Dostoievski y Tolstoi, que terminaron de mala manera (con Tolstoi llegaron a retarse mutuamente a un duelo, y Dostoievski lo caricaturizó en el personaje del novelista Karmazinov, de Los endemoniados), aun cuando hubo reconciliación final con ambos, pasados los años”». Minutos más tarde le encimé una posdata: «A mí lo que más me gusta del artículo es cuando Flaubert, después de leer Guerra y paz, le pregunta a Turguéniev en una carta: “Cuénteme acerca del autor. ¿Es su primer libro?” Genial, ¿no te parece?  Pero al mismo tiempo te habla de que Tolstoi, hasta esa novela, era prácticamente desconocido en Europa. Sería curioso saber si Flaubert llegó a leer Anna Karenina, que es de 1877, y él murió en 1880. ¿Qué pensaría de la infeliz Anna el creador de la infeliz Emma?» Y me digo una vez más: ¡qué bueno es tener un consejo asesor de luxe, como el mío!

 

Weiß/Colonia, 6.11.

0:45 am : El pabellón de los militares es otra de esas pelis antibélicas que se meten bajo la piel. Imperdible de toda imperdibilidad. La dan dentro de una programación dedicada al tema ya que se aproxima la fecha (11.11.) del armisticio que puso fin a la Gran Guerra, la del 14–18, aquella de la que se dijo que era la guerra para acabar con las guerras. Lo que se deben de haber reído a carcajadas los cínicos fabricantes y traficantes de armas, al leer semejante estupidez. ¡Como si la Humanidad no estuviese desde el vamos programada para el cainismo!

 

En lo del asesor fiscal, con todo el papelorio para mi declaración a Hacienda correspondiente al año pasado. No quiero hacerme ilusiones, pero los anticipos trimestrales que estuve pagando en el 2017 fueron tan altos que casi creo poder contar con que Hacienda me devuelva algo. Lo que sea, pero algo, mamita Hacienda, algo, por favor. Oremus.

 

Weiß/Colonia, 7.11.

2:00 am : Pasaron Enamorado en Ámsterdam, que la vio Diny hace unos diez días y me dijo que era una comedia intrascendente pero divertida, y eso es lo que es, pero con la propina de unas vistas tan requeteauténticas de Ámsterdam que hacen que uno se enamore de ella, de la ciudad, no como el protagonista, quien se enamora de una bátava, así la llamaría Jacques Brel.

 

La endoscopia ha sido esta vez nada cruenta, como sí lo fue la del 2015. Únicamente el fallo de tener que repetirla porque, al parecer, a Don Endoscopio le molestaban los broches metálicos de los tirantes de mis pantalones. Pero no me importó la repetición, sobre todo porque el doctor me explicó luego que tengo los pulmones limpios de polvo y paja, incluso desapareció sin dejar ni rastro la mancha que en el 2015 tenía en el pulmón derecho, como secuela de la pulmonía que padecí poco antes. Alegre como un niño con Playgames nuevos acudí a lo de mi neumóloga, la Dra. Dornaika, para entregarle las placas de la endoscopia, y ella me dio otro motivo de alegría: el resultado del examen que me hizo hace un mes, con aquella maquinaria del infierno que tuve que cargar toda una noche, indica que padezco una apnea descafeinada y que ronco mucho. Le explico que con toda aquella maquinaría asediando mi pecho, tuve que dormir boca arriba, y en esa posición sí que ronco. Luego, de camino a la parada del bus, estuve reflexionando en que esa apnea, con todo y ser débil, me hace alimentar la esperanza de morir mientras duermo y sin darme cuenta. Ese es el otro motivo de alegría que tuve en el día de hoy.

 

En el bus de vuelta a casa descubro al señor Alliyu, el vecino nigeriano que vive en el piso bajo el nuestro, y me senté a su lado. No quiero pecar por un exceso de exageración pero creo poder decir que en los 10’ del trayecto hasta nuestra parada de Weiß he hablado más con él de lo que lo habremos hecho en los casi 20 años que convivimos bajo un techo común. Nuestro trato ha sido casi nada más que con su esposa y sus tres hijos, en especial Fátima y Mohamed, a quienes conocimos cuando eran niños, y Fátima ya los hizo abuelos y Mohamed es un hombre hecho y derecho, como nuestro Paul, con quien tanto jugó al fútbol en el patio de garajes. Con el señor Alliyu, en cambio, casi no hubo (hay) trato, por ser una personalidad más bien arisca y huraña, aunque dentro de la más exquisita cortesía, eso sí. Me refuerzo en esa opinión cuando bajamos en la parada y le digo que siga su camino a casa sin acompasar su paso al mío, que yo voy lento y con ayuda del bastón. Se le nota contento de no tener que seguir dialogando, en un santiamén ha desaparecido a buen paso. No sé si reírme o echarme a llorar.

 

Alfonso nos recuerda a los blogueros activos («la flor de la canela» nos llama) y a los dormidos que Fronterad está cumpliendo los nueve años, contra viento y marea. Consulto mis archivos y encuentro que el debut de mi blog fue el 29.11., lo celebraré en su día con un Single Malt.

 

9:50 pm : Acabo de ver la peli sobre la vida trunca de Clara Immerwahr, que se suicidó cuando tuvieron lugar los primeros ataques con gases, en 1915, en Ypres, unos ataques donde se usaron los gases venenosos desarrollados por su esposo, Fritz Haber; no pudo soportarlo, todo su ser se oponía a aquella guerra espantosa y a la que el invento de su esposo la hizo aún más espantosa. Esta peli es muy buena, está muy bien ambientada, cuenta con excelente reparto. Y no omite en los créditos finales, el hecho de que al señor Fritz Haber se le otorgó en 1918 el premio Nobel de Química. Menos mal que Clara no alcanzó a vivir semejante grotesca (y macabra) paradoja.

 

Weiß/Colonia, 8.11.

En La Modicana reencuentro con Brita, su padre y Hans–Jürgen. Recuerdo que el padre de Brita es el asesor fiscal de la signora y que viene todos los primeros jueves (laborales) de cada mes a recoger el papelorio de cara a la liquidación anual. Lo que me lleva a pensar que la declaración a Hacienda de un negocio es infinitamente más laboriosa que la de un simple ciudadano, como yo. Y la comida se hace esperar, porque Carlitos encargó el menú del día y el primer plato es un gratinado de legumbres, que lleva su tiempo. Decidimos que nunca más se encargará en nuestra mesa un menú cuya entrada sea un gratinado. Pero luego los espaguetis con mejillones y pulpo nos reconcilian con la cocina. Hmmmmmmmmmmmmm

 

Ayer descubrí un tuit alemán que decía, traducido, «Una pajita después del trabajo es saludable y muy relajante». Se lo cuento a Carlitos, pero en el original alemán, donde no decía “pajita” sino “Masturbatiönchen”, el diminutivo de “Masturbation”, que hasta a Carlitos le hace sonreír. Porque a decir verdad no hay en alemán un sustantivo equivalente a nuestra “paja”. «Wichsen», me dice Carlitos, «No, “wichsen” es un verbo, “hacerse la paja, pajearse”», le retruco. «¿Si será Wichs?», dubititubea Carlitos. «Nunca he oído “Wichs” con ese significado», le digo. Cuando llego a casa lo primero que hago es consultar la Biblia del léxico obsceno alemán, el Borneman, y ahí “Wichs” sólo tiene dos acepciones: a) uniforme de las corporaciones estudiantiles, ropa de gala, vestimenta; y b) la flagelación que conduce al placer a un masoquista.  Luego, en la entrada del segundo tomo dedicada a la masturbación hay una docena de nombres, pero todos con la palabra “Hand [=mano]” como prefijo, o sea, no hay ningún sustantivo autónomo, como lo es “paja” en español. ¡Qué curioso el caso, en el idioma de un país de pajeros mentales!

 

Weiß/Colonia, 9.10.

En el suplemento mensual del Kölner Stadt Anzeiger dedicado a los libros, como de costumbre, un poema, esta vez de Wolf Wondratscheck, uno de aquellos jóvenes que miraban atrás con ira y emtretanto ya tiene 75 años y es, desde hace mucho, mucho tiempo, un autor de culto. Intento aproximarlo, el poema, a nuestro idioma. Se titula “Todo al principio es tinta” y dice (o creo que dice) así: «A eso de la medianoche / mi cabeza está lo bastante ocupada para mí / una luna en papel secante / cada río es sin orillas / tan claro tan fácilmente frágil / estrangulo el cuello de una botella / y ordeño luz del pábilo de una vela / el alfabeto mi mayor aventura / el mango de la pluma canjea notas / y frase a frase / soy víctima de mi memoria».

 

Apareció en Nexos mi artículo sobre Turguéniev. Me siento puerilmente orgulloso de este texto que, según mi deuda estherna, me salió redondo. Mientras que yo creía que lo cuadré. ¿Si será que he resuelto con èl la cuadratura del círculo? ¡Loor a la musa de la Geometría!

 

Andrés subió a su cuenta Twitter un trino que le regalé y que me dictó mi innata mala uva:

 

Comienzo la lectura de Miss Herbert, de Christina Staed. Hice el descubrimiento de su obra al ir a buscar una cita de algún autor australiano para la frase de cada domingo con que acompaño los envíos de mi diario. Y me fascinó lo que supe acerca de ella. Decidí leer todo lo suyo que pudiese encontrar. Lo primero ha sido esta Miss Herbert. En la pg. 14, la Dra. Mack es descrita como una apasionada patriota inglesa que quiere irse a trabajar en todos los ámbitos de la Commonwealth, para poder tener una imagen propia de ellos. Y también querría ver todo el mundo, para así, según alegó sonriendo, no decir nunca “Popocatepetl” sin saber exactamente qué significa eso. Voy por la página 54 cuando dejo la lectura para acudir a mi cita de cada viernes con la comandante Candice Renoir.

 

 

Weiß/Colonia, 10.11.

 

1:00 am ; Paths of Glory [Senderos de gloria] y su secuencia final que siempre me arrasa los ojos. ¡Qué peliculón! De las tres antibélicas de Kubrik es la que siempre me ha gustado más, y esa secuencia final es probablemente la más bella escena de toda su obra, «lo digo y no me corro» (© by César Vallejo).

 

 

 

Henri en casa. Como la compu portátil de Diny exhaló su último suspiro, hoy hace diez días de ello, y no hemos comprado todavía una nueva, el pobre Henri se ve privado de su mejor juguete en esta casa. Pero tiene la tele y su tableta. Y no se interesa mayormente por el fútbol, pese a que hoy el Colonia FC juega un partido acá, donde es mucha la carne que tiene que poner en el asador. Tanto así que me quedo con la boca abierta cada vez que abro el noticiero live en la página web del Kölner Stadt Anzeiger: otro gol, y otro, y otro, y otro, esto se está pareciendo al sete–um de Alemania vs Brasil en las semifinales del 2014. Y de parecerlo pasa a superarlo, el resultado final ha sido 8:1 en el marcador, contra el Dynamo de Dresde. Este no es mi FC, que me l’han cambiao. Pero a Henri no le produce ningún arrebato de entusiasmo, como estaba yo esperando. Y de nuevo me pregunto si no se habrá curado de su futbolitis con la lesión de Paul.

 

 

 

Después de cenar Henri me llega remitido por Diny, quien le ha dicho que yo entiendo de estas cosas. Se trata de que la tableta de Henri (que es un regalo de Paul) no tiene acceso a internet y Henri quiere tenerlo para a su vez acceder a los juegos que le gustan. Es la primera vez en mi vida que tengo una tableta en mis manos y ni idea de cómo funciona. Pero llamo a Paul para preguntarle qué debo hacer y él me dice que busque la posición Configuración, y dentro de ella la posición Red e Internet, que introduzca en ella la contraseña de mi WLAN y el código de mi enrutadora, y ya. Y así lo hago, dictándole las instrucciones a Henri, para que sea él quien las aplique a la tableta, y ¡oh máquina de los dioses! –como dirían Les Luthiers– ¡¡ha funcionado!! Me siento casi argentino. Seguro que esta noche podrá verse mi ego desde la estación espacial.

 

 

***************THE END***************

 

 

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