Weiß/Colonia, 20.11. (1)
Mi suegra hubiese cumplido ayer 100 años. La excusa perfecta para que se volviesen a reunir los Hansen. Diny se fue temprano a Beek, yo dejé claro desde hace tiempo que no iría, estoy harto del gregarismo hansenista que los convoca a estar juntos cada dos por tres. Reconozco que es muy hermoso como expresión de ese sentimiento de comunidad tan fuerte que los une, pero yo soy un lobo estepario y apenas llego a una de esas reuniones estoy contando los minutos que faltan para regresar a la estación de Emmerich, montarme en el tren y volver a casa. A mi casa. Y la verdad es que a esta altura del partido pienso que no se me ha perdido nada fuera de ella.
Weiß/Colonia, 20.11. (2)
Aelerre quiso saber de su señora madre que cómo y por qué fue que me transterré en Alemania, y su señora mamá me lo preguntó al teléfono alegando que sí, que alguna vez lo supo, pero que ya lo ha olvidado. Y se lo conté de nuevo con pelos y detalles. Y al colgar me di una palmada en la frente: imbécil, me había prometido que la próxima vez que tuviese que contarlo pondría a grabar una casete, a fin de tenerla ya siempre dispuesta para la siguiente vez. Me toca llamar mañana a hacer una cita con mi médico de cabecera, el puto Dr. Alzheimer.
Weiß/Colonia, 21.11., primeras horas de la madrugada (1)
Encuentro un tuit que me deja muy pensativo: «No hay que tomarse en serio a la gente que se toma todo demasiado en serio». Se me ocurre que su correlato lógico sería «Hay que tomarse en serio a la gente que se toma todo demasiado a broma». Y me huele a chamusquina. Pero esto es todavía peccata minuta. Hay un iluminado, @amantedeCristo, ultramontano, homófobo y creo que farsante, al que se deben preciosuras como esta: «en españa gano un cristiano ojalay meta a la carsel a todos los homosexuales y a los fornicadores en nombre de cristo» [sic, cita literal]. Lo que pasa es que la gramática se venga de su mensaje, porque ¿por qué meter en la cárcel a todos los homosexuales y a los fornicadores que lo son “en nombre de cristo” [sic]? O falta una coma, o una legión de células grises. O sería predicar en contra de la propia doctrina. Cretino… palabra que, según tengo entendido, deriva su etimología precisamente de “cristiano”.
Weiß/Colonia, 21.11. (1)
Voy al Banco, a Rodenkirchen, para unas transferencias y una verificación de que mis números rojos gozan de buena salud. Y me maravilla una vez más pensar en ese otoño canadiense del que me habló Anabelle desde Toronto, hace un par de semanas. Un otoño de árboles con alzhéimer, que se olvidaron de dejar caer majestuosamente su follaje y se fueron engurruñando en un verde asqueroso y mustio. La explicación que le dieron fue la falta de lluvia, pero acá tampoco llovió tanto, y entonces ¿de dónde sale este tercer movimiento de la Pastoral, en colores? Las causas, en Canadá, mucho me temo que habrá que buscarlas en algo distinto, algo que desean ocultar.
Weiß/Colonia, 21.11. (2)
Me explica Carles vía email que en el recibidor de su casa de Barcelona tiene un gran póster de Miles Davis viejito, demacrado, de cuando fue a verlo en el Poble Espanyol, en Barcelona, en 1987. Y me cuenta: «Ayer mi hijo Quim (que empieza a leer) se ponía la chaqueta mientras leía el letrero y decía: M I L E S D A V I S A L P O B L E E S P A NY O L. Claro, él lee en catalán (idioma del aprendizaje inicial en las escuelas catalanas) y entonces no lee “Miles Davis al Poble Espanyol”, que para él no significa nada porque no sabe quién es Miles, sino que lee “Milers d’avis al Poble Espanyol”, o sea, que me pregunta: “Papá, ¿qué hacían miles de abuelos en el Pueblo Español?”» Lo curioso del caso es que Quim posiblemente tiene, a fin de cuentas, y desde su óptica personal, toda la razón del mundo. Amén de un padre muy joven todavía.
Weiß/Colonia, 21.11. (3)
Dos tuiteros mantienen este diálogo: «Don Juan, ¿tiene usted una explicación de por qué hablan y escriben tan mal, los nuevos periodistas?» «Porque en las universidades ya no les enseñan a escribir bien sino a manejar programas y aparatos». Carmen González-Huguet lo lee y me envía este mail: «Paso. Yo sí he enseñado redacción. Pero es muy difícil lidiar con chicos que escriben yubia, hojos, iendo, haserca y demás hierbas. Hacemos lo que podemos«. Le contesto que a mí las faltas de ortografía solían provocarme ataques de rabia: «Me he pasado tres interminables décadas corrigiéndolas en los manuscritos de la redacción de una emisora. Y eso diciéndome por dentro, siempre, que era una tarea al divino botón, porque los oyentes de la radio sólo oían, no veían lo que los locutores estaban leyendo, pero era algo superior a mis fuerzas ver escrito «echo» por «hecho» y lindezas como las que vos me enlistás». Tengo la impresión, por lo que veo todos los días, de que la norma ortográfica del futuro será la ausencia de normas ortográficas. Por dicha no estaré aquí para verlo, pero con lo que he visto ya me podría morir catequizado.
Weiß/Colonia, 22.11., primeras horas de la noche
Carmen en la Scala, con Barenboim. La transmiten por el canal Arte, y nos quedamos clavados delante de la pantalla, desde las 8.15 hasta las 11.00, y después de que Diny se va a dormir, me apetece seguir, en otro canal, una especie de programa de contraste con la suntuosidad y con el descarado erotismo del montaje de la Scala: una peli de Miss Marple, con Margaret Rutheford. La verdad es que debo acreditarme tendencias perversas y casi autodestructivas.
Weiß/Colonia, 22.11. (2)
Ana Nuño me envía por email una bella edición de las Iluminaciones de William Blake, así es que aprovecho la ocasión por los pelos, para consultarle: «Hace años descubrí en un libro de Bataille, en español, unos versos de Blake que dizque dicen: “Lo que muestra en su rostro la ramera, / la expresión del deseo satisfecho, / nuestra esposa mostrárnoslo debiera”. ¿Me darías tú norte del poema original donde se encuentran esos versos? Yo encontré estos: “In a wife I would desire / What in whores is always found / The lineaments of Gratified desire”, pero en tal caso esa traducción me parecería excesivamente libre». Ana me contesta a vuelta de correos: «En este exilio forzado caraqueño, no tengo a mano mi biblioteca. Afortunadamente existe Google Books, y entre esta herramienta y mis recuerdos (un magnífico curso sobre Blake, en mi lejanísimo año de ‘Licence’ en la Sorbona), te apunto lo siguiente: Tu cita del inglés es correcta. Pero el origen no es un poema, sino una anotación en uno de los muchos cuadernos de Blake. No conocía la versión de Bataille (o de la traducción al español que manejas). En efecto, puede decirse que es libre, aun libérrima. ¡Pero muy buena!» A lo cual le respondo: «¡Gracias, Speedy González Nuño! ¿Y así?: “En la esposa hallar acecho / lo que siempre en las rameras: / los rasgos del deseo satisfecho”. Perdóname el atrevimiento no sabiendo inglés, pero la otra traducción me parece una «hinchada de perro» a costa de Blake». Y de nuevo Ana otra vez a vuelta de correos, y me dice que se apunta «en plan Oulipo y con venezolanismo incluido: «En la esposa hallar acecho / lo que siempre en las rameras: / los rasgos del deseo… ¡Qué arrecho!»»
Weiß/Colonia, 23.11. (1)
Danielle Miterrand ha muerto. Posiblemente la más célebre esposa de un jefe de Estado, junto a Eleanor Roosevelt y a Eva Duarte [¿de Perón?, ¿no sería más bien al revés?] Alguien debería hacer alguna vez un estudio de las tres, bien entendido que sin demagogia y yéndose al grano: lo que las mimetiza y lo que las distingue entre si. Creo que es un tema que reservaría más de una sorpresa. Entre ellas la de si no sería más acertado que en vez de hablar de una Eva Duarte de Perón hubiera que hacerlo de un Juan Domingo Perón de Duarte.
Weiß/Colonia, 23.11. (2)
Me llama Frau Lück y me dice que el repartidor de paquetes le dejó ayer uno para mí. Debió de ser mientras almorzaba en La Modicana con Julio y Carlitos, y en uno de esos raros momentos cuando no hay nadie en ninguna de las tres viviendas del 11a. Menos mal que los carteros saben (es una de las ventajas de vivir en un pueblo) que Frau Lück, en el 13, tiene un poder mío para hacerse cargo de envíos postales certificados durante nuestras vacaciones. Gracias a ello consigo ver a la luz del día, en frío, cuando vuelvo a casa cargando el paquete, algo de lo que Diny ya me avisó ayer. Nuestros vecinos del tercer piso del 11b han instalado una cenefa de lamparitas contorneando el perfil de su terraza, y no contentos con ello han añadido al lado un montaje de tubos de neón que configura un trineo tirado por un ciervo. Por suerte ha sido de día, y con la previa advertencia de Diny. Si lo hubiese visto al llegar a mi casa de noche, con todas las luces prendiditas, y yo sin previo aviso, seguro que me da un infarto.
Weiß/Colonia, 24.11. (1)
Voy a Rodenkirchen, al Banco y para unas compras, y aunque en la parada espera nada menos que el Kindergarten de Weiß, en masa, tengo suerte porque logro subir el primero y conquistar el primer asiento a la derecha, inmediatamente detrás en diagonal con el chófer; y además es ese chófer griego a quien, sin que él lo sepa, llamo Zorbas, por el personaje de Kazantzakis. Uno que lo primero que hace, cuando reanuda la marcha, es preguntarle a los niños por el interfono del bus: «¿Sabéis cantar, sí o no?» Los críos gritan: «¡¡¡Síiiiiiiiiiii!!!», y se largan a cantar sin la más mínima vacilación, aunque, curiosamente, en tono menor, como si quisieran demostrar que no desean molestar al resto de los pasajeros, sino sólo darle placer al conductor. Es algo hermoso, que se refuerza cuando después de la siguiente parada el chófer, con el bus detenido delante de un semáforo, abre las puertas para que entre una mujer que llegó corriendo: hacer esto (abrir las puertas del bus fuera de una parada) es algo tan rigurosamente prohibido que parece imposible no entender esta conducta del conductor sino como un corte de mangas del Mediterráneo al Rhin. Y qué quieras que te diga, amado Padre Rhin, por una vez estoy en la acera de enfrente.
Weiß/Colonia, 24.11. (3)
Me escribe Santi: «¿No te importa aparecer como personaje en una novela, un ratito de nada, lo bastante para unas libaciones, unos comentarios y unos discos? El Bada de la novela invita a tres personajes a su casa y les pone discos de Ute Lemper, Billie Holiday y Elisabeth Schwarzkopf. Los invitados son: un alemán llamado Max Weber (una casualidad, así me divierto un poquitín), un español-alemán llamado Ludwig Rubirosa, y que en realidad se llama Luis Miguel Jiménez, y es el narrador de toda la historia; y un tercer invitado que se llama Víctor Canicio. Ten en cuenta que es ficción, y que estamos todos muy mayores. Por ejemplo, Rubirosa cumple 70 en el momento en que hace el relato, en 2010. Ya la leerás, supongo; Rubirosa vive en Colonia, así que es vecino tuyo. ¿El título? Se me olvidaba: La memoria atrapada por la cola. Si es que mi editor me deja ese título, y si es que va a ser mi editor». Le contesto que claro que sí quiero ser personaje de su novela, pero a condición de que me deje decir algo que por lo menos de lejos parezca inteligente. Luego pienso, ¡qué manía esta de mis amigos escritores, la de meterme en sus libros! Luis Fayad, Enrique Vila-Matas (varias veces), Raúl Guerra Garrido, Ignacio Ruiz Quintano, Rolando Hinojosa… Me consuelo pensando que no soy amigo de Paolo Coelho. Por más que, quién sabe, también podría meterme en un libro suyo, como un muñequito de cera para someterlo a alfileretazos asestados con acompañamiento de conjuros vudús.
Weiß/Colonia, 25.11., primera hora de la noche
Una vez más programa la tele Me and You and Everyone We Know [Tú, yo y todos los demás]. Y una vez más que la veo. Esta peli es una delicia, una de esas joyitas que pasan desapercibidas a los voraces consumidores del cine mainstream. Tengo que repetir aquí algo que dejé dicho la última vez que la he visto, el 14.1.: «Miranda July es una de las cineastas que más me interesan, como en su tiempo Agnès Varda (¡La bonheur es una peli que nunca olvidaremos, y que nunca te podremos pagar como te lo mereces, Agnès, gracias!)»
Weiß/Colonia, 25.11.
El sentimiento positivo más peligroso es la piedad. Hace tiempo lo publiqué: uno de los títulos de novela más acertados es el de aquella que Stefan Zweig se limitó a titular Impaciencia del corazón, pero en la traducción española fue La piedad peligrosa. Peligrosa como la inocencia de la que Graham Greene dice (¿en El poder y la gloria?) que es como un leproso que al salir de la casa se olvidó de las tablillas para ir anunciando su presencia. Pero hay momentos en los que debe hacerse de tripas corazón, cerrar los ojos y seguir tirando p’alante. Total, para lo que falta.
Weiß/Colonia, 26.11., primera hora del día
Acabo de ver White Palace [Pasión sin barreras], con una arrasadora Susan Sarandon, la única que me gusta a cabalidad de la vieja guardia, junto con Meryl Streep. En esta peli de 1990 se luce en el papel de Nora, la madura camarera de una hamburguesería que se lía con el personaje que interpreta James Spader, también muy en su papel de joven viudo inconsolable; la diferencia de edad entre ellos es de 16 años, y la sociocultural es de varios años–luz, pero así y todo, como explicita el título español, los ata una pasión sin barreras. Resulta natural pensar que la actuación de la Sarandon es 100% convincente porque sólo dos años antes, durante la filmación de Bull Durham [Los búfalos de Durham en España o La bella y el campeón en Argentina], se enamoró de Tim Robbins, doce años menor que ella, y mantuvieron una relación de más de 20 años de la que quedan como recuerdo dos hijos y una peli memorable: Dead Man Walking.
Weiß/Colonia, 26.11.
Ando desde ayer con el ojo derecho inyectado en sangre. Es algo que me suele pasar una o dos veces al año y siempre es escandaloso, pero lo cierto es que debo cuidarme la vista mientras el ojo sigue así, tratar de trabajar lo menos posible en pantalla, tratar de mantener los ojos cerrados y reposar mucho la vista durante el día. En fin, joderme.
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