Weiß/Colonia, 19.11.
Recibí anoche un email de Pepe Juan en el que después de leer mi diario de a bordo, cuando Diny y yo viajamos a Buenos Aires en un carguero de contenedores, habla de mi «obstinación» en los detalles. Y resulta que en el suplemento dominical del Kölner Stadt Anzeiger viene hoy una crónica de uno de sus redactores, que viajó por el Mar Báltico, desde Lübeck, la patria chica de Thomas Mann, hasta la costa sur de Laponia, en el norte de Finlandia, embarcando en un carguero de contenedores su auto, con el cual viajó después atravesando todo el país, hasta Helsinki, y regresando desde allí a Lübeck con un transbordador. Y lo cierto es que este buen señor concluye su crónica diciendo: «Nunca en mi vida llamó por teléfono el capitán de un barco pidiendo un taxi para mí». Y es lo que yo me pregunto: si viajaba con su auto, ¿para qué necesitó un taxi? Esta debe ser la “obstinación” en los detalles de que habla Pepe Juan.
Más de Huelva : Juan Manuel ha dejado un comentario al pie de mi texto en Nexos dedicado a Rodin: «Realmente es un regalo esta traducción de Ricardo Bada, de la nota necrológica de Käthe Kollwitz. Una invitación a amar a Rodin y a Käthe». Es en verdad reconfortante que te lea un artista plástico, uno de los quilates de Juan Manuel, y que sepa expresar en palabras lo que yo mismo sentí al leer ese texto de KK, e inmediatamente la compulsión de traducirlo.
Vienen a buscar a Henri, sus papás. Siempre que sucede me acuerdo de un dicho popular de mis años infantiles, que aprendí de mi padre: «“¡Adiós Madrid, que te quedas sin gente!” ¿Y quién era quien lo decía? Un gitano viejo que volvía a su pueblo». No alcanzo a racionalizar la relación entre el dicho y el que Henri se vaya, pero debe haberla, maestro Freud, debe haberla.
Weiß/Colonia, 20.11.
Me escribe desde El Escorial la buena Maysi, lectora impenitente de mi diario, por el cual se entera de la batalla en la que andamos bregando para que el verbo “desalambrar” sea incluido en el Diccionario de la RALE. Me cuenta Maysi que ella está empeñada en una pelea semejante a cuenta de la palabra “jamonería”, que tampoco figura en el tal Diccionario. La verdad de la milanesa es que es de mear y no echar gota: incluyen “charcutería”, que es un galicismo, pero a la rotundamente ibérica “jamonería” le hacen un cortés corte de manga. Ojalá se les atragante la primera loncha de pata negra que quieran comer después de haber escrito yo este párrafo.
El bueno de Pepe me manda desde Puta [sic] Umbría el enlace con una columna de Ignacio Ruiz Quintano en la que me nombra, y de inmediato le escribo a Ignacio para agradecérselo: «Un gran amigo onubense, José Baena, poeta de los buenos, me envía el enlace con tu columna sobre la olla de Benzema, donde me vuelves a mencionar. Por supuesto que te lo agradezco y no necesito decirte que en materia de chistes, el copyright es una fatamorgana del tamaño de la independencia de Cataluña. Ainda mais quiero decirte que desde el 31.12.1999, fecha en que jubilosamente me jubilé, mi única relación con la actualidad se debe a la lectura, mientras desayuno, del diario coloniense al que estamos suscritos. De tal manera que mis pocos conocimientos de lo que sucede en el mundo, fuera del radar de ese diario, pasa por el meridiano de la paper girl Diny, que llega a la puerta de mi despacho y me espeta «¿Sabes que tu amigo Vargas Llosa se separó de Patricia?» o «¿Sabes que le dieron el Cervantes a Sergio?»… o bien por el meridiano de amigos como Pepe Baena que me alertan sobre textos como el tuyo. Y la verdad es que desde que me jubilé no tengo tiempo para nada, estoy escribiendo más que nunca, y me publican como nunca me publicaron antes. De ello te enterarás poco porque el 90% de mis publicaciones aparece al otro lado del charco. Como muestra te mando el enlace con una de ellas, que creo que te habrá de gustar». Y sí que le gustó.
Le escribo a Pepe Juan a propósito de una foto que le hizo “el rusito” y agarro la ocasión por los pelos para otro tema que me tiene en vilo desde hace tiempo: «Aprovecho para dejarte una inquietud, como dicen los colombianos : Yo sé que estás muy ocupado, y que tus tareas son otras, pero en los días de Madrid también hay horas de charlas, sobremesas sabrosas, etc. ¿No podrías hacer un poco de lobby para que alguien presente la candidatura de Víctor Márquez Reviriego a la Academia? Merece estar allí con mucha mayor razón que los dos periodistas que hay ahora, Ansón y Cebrián, y me parece además que no es de recibo que la provincia de un Juan Ramón, un José Nogales, un Rogelio Buendía, un José María Morón, un Francisco Garfias, un Rafael Vázquez Zamora (otro olvidado, ni calle con su nombre tiene en Huelva), esté representada en la Academia por un actor, dicho sea sin detrimento de sus méritos».
Weiß/Colonia, 21.11.
Hoy almorzamos en La Modicana con Claudia, que se marcha a Colombia hasta mediados de enero, así que nos hemos despedido de ella con los mejores deseos, lo que quiere decir que la vamos a echar de menos. Porque el mejor de nuestros deseos es que vuelva. Claudia forma ya parte inalienable del patrimonio espiritual de La Modicana. El día menos pensado tenemos que ir craneando cómo proponerle a la Unesco que nos admitan en su catálogo.
Weiß/Colonia, 22.11.
1:30 am : Blue Jasmine, de mi admirado Woody Allen. Como el cerdo (con perdón, porque don Woody es judío), su cine no tiene presa mala. Y si no todo es pata negra, al menos es oscura.
A las 10:00 am, con su habitual ½ hora de retraso, llega el Dr. Ruppert jineteando su Vespa y con la aviesa intención de sacarme sangre. También examina la planta de mi pie izquierdo y me exhorta a consultar cuanto antes con un dermatólogo. Tengo ahí dos excrecencias duras que no son ojos de gallo sino verrugas, y muy dolorosas cada vez que tengo que apoyar el pie cuando camino. Menos mal que hago una vida bastante sedentaria. Si fuese cartero ya me habrìan dado la jubilación anticipada por incapacidad física para el buen desempeño del oficio.
Desde Bogotá, y para un suplemento musical (El Pentagrama) de fin de año en EE, Juan Carlos Piedrahita me encarga un artículo largo sobre Ludwig van –como lo llama el protagonista de Clockwork Orange– con entrega improrrogable el día 22 de diciembre. Así es que no me resisto al juego de palabras: ¡Me tocó el Sordo!
Angel’s Share [La parte de los ángeles] es una de las pelis que más me gustan de Ken Loach, y de la que pienso que aporta bastante más a su proverbial lucha por la justicia social que algunas de las que son “serias, comprometidas”, etc, la lista es larga. En estas últimas, suele pasar que los únicos que salen convencidos de ellas son los que ya llegaron convencidos a verlas. Angel’s Share descoloca a quienes no llegan convencidos, o simplemente sin ni siquiera ser conscientes de que deben estar convencidos de algo. Y les siembra en el alma, o en el magín, el gusanillo de la duda. Estoy seguro de que el gran pecado original de Eva no fue que mordiese la manzana, sino que le gustase el gusanillo. (En aquellos tiempos, no lo olvidemos, no existía el mezcal).
Weiß/Colonia, 23.11.
Conseguir una cita con un buen dermatólogo te puede convertir en paciente de un sicoterapeuta. Es la conclusión a la que llego después de que llamo al teléfono del dermatólogo que tanto me ha recomendado Montse, y una gentil voz me dice cortés pero terminante «Espere un momento, por favor», encasquetándole a continuación a mi pobre oído izquierdo una cinta sinfín de las que usa la CIA en Guantánamo para ablandar a los presos difíciles, ¡¡y eso durante 20’’!!, al cabo de los cuales, y cuando por fin logro entablar diálogo con el consultorio, me entero de que la primera chance de tener una entrevista con el Herr Doktor es a finales de marzo. ¿No podían haber armado la cinta sinfín parafraseando al Dante de la puerta del Infierno?: «Perded toda esperanza si llamáis / queriendo cita antes de fin de marzo». Por suerte, la siguiente llamada, a la dermatóloga de Diny, en Rodenkirchen, es más exitosa. Cita para el lunes a las 2:00 pm.
Maysi me dio a conocer ayer la presencia en internet del Diccionario de Americanismos de la ASALE (siglas de la Asociación de las Academias de la Lengua Española), me apresuré a buscarlo e incluirlo en mi barra de marcadores, al alcance de un simple clic, y se ha convertido en mi juguete predilecto aún antes de la cabalgata de los Reyes Magos. Programo por ejemplo “gallo pinto” y la respuesta es: «La palabra gallo pinto no está registrada en este diccionario. La que se muestra a continuación tiene formas con una escritura cercana: gallopinto». Así pues programo “gallopinto”, y la respuesta es: «gallopinto.I.1. Ho, Ni, CR. gallo pinto». Y como ya sé que con “gallo pinto” no voy a ninguna parte, programo ahora tan sólo “gallo” a secas, con el siguiente resultado: «La palabra gallo no está registrada en este diccionario. La que se muestra a continuación tiene formas con una escritura cercana: gallo». ¡¡¡Y tan cercana!!! Todavía me estoy riendo, y los vecinos deben pensar que me volví loco. Diny sabe que lo estoy.
Me escribe Axel diciéndome que Liv (acaba de cumplir 11 años) se ha deseado como regalo de Navidad un viaje a España, y Axel se ha decidido por Barcelona, adonde el abuelo Dieter les va a pagar el viaje, justo como regalo en el International Gift Day. Axel me pregunta si les puedo aconsejar un buen alojamiento no muy caro y la llamo ipso fuckto por teléfono para aconsejarle el hotel Vía Augusta, donde pernoctaron Diny y Rebeca cuando les regalé un viaje a Barcelona hace ya un par de años, y volvieron muy contentas con el hotel, con la habitación, el trato del personal, la ubicación junto a una boca del Metro, en fin, contentas. Converso un rato con Axel para ponerla en guardia sobre la tensa situación que pueden encontrarse allí, con los ánimos al rojo vivo por el conflicto con Madrid, pero Axel me tranquiliza, me dice que no viajarìan ahora sino en febrero, donde ojalá ya las aguas hayan vuelto a su cauce. Luego me pregunta qué otra opción le propondría, y descarto San Sebastián por lo complicado del acceso, pero le hablo de mi Madrid de mi alma, si bien haciéndole notar que Madrid no es una ciudad para llevar a una niña de 11 años, al menos tendrían que ser 15, para sacarle todo el partido. Con lo que el final de la historia es que termino prometiéndole que si vivo todavía para entonces, le regalaremos a Liv un viaje a Madrid, conmigo y Diny, sus abuelos supernumerarios, cuando cumpla 15 años.
Weiß/Colonia, 24.11.
Aparece mi columna habitual en EE y la releo para chequear que no hubo erratas ni cambios, y de repente me pongo colorado como un tomate. Nadie se lo querrá creer, y menos tratándose de alguien que cuida tanto los pormenores, como yo, pero lo cierto es que no me he dado cuenta de que no mencioné a Lizandro hasta leer la columna esta mañana en la página de EE. ¡Un amigo del alma y un tan gran escritor como Lizandro! Me da una vergüenza inmensa, pero «¡ná que hacer!», como dicen los chilenos. Y mira que puse cuidado de no nombrar al indigesto «padre». En fin, a lo hecho, pecho, como decía mi abuela Remedios.
En un mes será Nochebuena. Una vez más el Día Internacional del Regalo. Me temo que he de morir sin haber vivido lo bastante para verlo borrado como festivo en los calendarios.
Weiß/Colonia, 25.11.
1:40 am : Morituri es una pequeña joya desconocida, que no tuvo suerte cuando su estreno y se merece el rescate por la TV con mucho más motivo que tanta mierda como produce Hollywood, jaleada por los “críticos” amantes de las cifras más que de los contenidos. Siquiera sea por ver a un Marlon Brando de actuación tan contenida que a veces uno cree que es Gregory Peck, ya sólo por eso valdría la pena verla. Pero es que además la firma Bernhard Wicki, y ya sabemos de lo que es capaz Wicki cuando como aquí, o en El puente, se enfrenta a una situación límite.
Me llega desde Vigo por correo quelonio, remitida por Helena con acompañamiento de una carta manuscrita –¡los dioses de la escritura a mano la bendigan!–, su versión de la “Elegía de Marienbad”, de Goethe. (¡Claro que de Goethe, si seré gilipollas!) Helena sabe que tengo una vinculación muy especial con este poema, razón de más para que se acuerde de mí y me envíe su trasvase al castellano. Conociendo sus trabajos anteriores, su congenial traducción de Fausto y también del dizque intraducible “Archipiélago”, de Hölderlin, ya me las prometo felices con su visión de la “Elegía”, un poema del que pienso que no lo podemos entender a cabalidad sino a una edad bien avanzada y con el corazón ya roto.
Pasó Henri como una estrella fugaz, mientras su padre y un par de amigos ayudaban a Chico a trasladar sus trapos al nuevo domicilio. Cuando me levanté de la siesta ya no estaba en casa… Es el destino de las estrellas fugaces. Algunas, como Henri, tienen por dicha una órbita con un eje tan chiquito que vuelven a pasar casi cada semana. El cometa Halley se muere de envidia.
***************THE END***************