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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 48 / 2011

De mi Diario : Semana 48 / 2011


 

Weiß/Colonia, 27.11. (2)

Llevado de mi afición (hasta pasión) por todo lo islandés, leo la reseña de un libro que revive el hundimiento del Goðafoss. Era un barco pequeño de pasajeros que hacía la ruta entre Reikiavik  y Nueva York y fue torpedeado por un submarino alemán en noviembre 1944. Al tratarse de un vapor de poco tonelaje, las víctimas sólo fueron 24 (hubo 18 supervivientes), pero han quedado en la memoria histórica del pueblo islandés como mártires, por una razón explicable: resultaron víctimas de los sentimientos humanitarios del capitán del Goðafoss, que paró las máquinas para salvar a los náufragos de un carguero también torpedeado por el mismo submarino. Los autores de este libro, un islandés y un alemán, lograron localizar a los dos únicos testigos aún vivos de la tragedia: un tripulante del Goðafoss y el radiotelegrafista del submarino, quienes se abrazaron llorando en la presentación del libro el pasado octubre, en la feria del libro de Fráncfort, este año dedicada a Islandia. La reseña remarca y elogia del libro, sobre todo, la alternancia de las perspectivas en la narración, que hace leerlo como si se estuviesen viendo, montadas de modo consecutivo y contrapuntístico, algunas secuencias de Titanic y de El submarino. Dicho en otras palabras, ya sé cuál va a ser mi mejor regalo en este nuevo International Gift Day, el 24.12.

 

Weiß/Colonia, 27.11. (3)

La serie del comisario Barnaby es un producto tan intrínsecamente inglés como pueda serlo el cricket. Se diferencia de las demás en la falta de lo que modernamente llaman acción, y el hecho de que tanto el comisario como su ayudante, el sargento Troy, son personas normales como tú y como yo, que ejercen la profesión de policías no de cara al público de la TV sino a la comunidad en la que viven. Es todo tan inglés de provincias, que a uno, viendo los paisajes donde suceden los capítulos, le parece estar asistiendo a una extrañísima secuela de Pride & Prejudice en la que sucedieran crímenes en vez de amores. Es algo, por lo menos, desconcertante. Pero divertido.

 

Weiß/Colonia, 28.11. (2)

Comienzo la lectura de Myrká, de Arnaldur Indriðason, que aparece en el canon como 9° caso del comisario Erlendur, pero en realidad está protagonizada por Elínborg, una entre los colegas de su equipo. Cuando vino a la feria del libro de Fráncfort, en octubre, supimos que Indriðason está trabajando en una tetralogía que será protagonizada respectivamente por cuatro de esos colegas. Entretanto ha aparecido en alemán esta Myrká, título traducido algo así como Víctimas de violaciones, Frevelopfer, pero también ya la segunda, Svörtuloft [en alemán: Abgründe = Abismos] con el siempre impecablemente vestido Sigurður Óli como protagonista. O sea, tengo diversión asegurada esta semana. Según lo declarado por Indriðason, los cuatro casos suceden todos durante el mismo año y debo confesar que tanto como los casos mismos me interesa saber dónde carajo se mete Erlandur todo ese tiempo. ¿Tomó un año sabático?  Pero ¿puede hacerlo un comisario de policía islandés tal y como lo hace un profesor gringo en Massachussets?

 

Weiß/Colonia, 29.11. (1)

Dos años de blog en Fronterad sin fallar una sola semana. No es mal récord, pero la respuesta en el foro es mínima. 252 comentarios a lo largo de 106 posts, un promedio de 2,37 por post, hasta menos que el valor de π (=3.1416). Lo cual sólo puede significar una de estas tres cosas: 1ª, que mi diario no le interesa nada más que a mis amigos (de lo cual en el fondo no debería sino estar muy contento y además lo estoy, que le den por el culo al resto del mundo); 2ª, que la dificultad técnica para dejar un comentario o es insuperable o bien ahuyenta a los comentaristas; y 3ª, que Fronterad no tiene lectores. Una combinación de las tres sería letal. Lasciati ogni speranza, voi che blogueai!

 

Weiß/Colonia, 29.11. (2)

Después de leer mi entrada del martes pasado, sobre la muerte de Danielle Miterrand, platico vía email con mi tocayo Ostuni, en Buenos Aires, acerca de los errores que aparecen a cada momento en las biografías de Eva Perón. Le reseño, por ejemplo: «Si tenés a mano un ejemplar de Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez, podrás comprobar que en la página 135 cuenta cómo es que en la partida de nacimiento de Evita está registrado que vino al mundo en Los Toldos el 7.5.1919, pero que en su acta de matrimonio con Perón consta que nació el 7.5.1922. Santo y bueno, sólo que luego, en la página 144, TEM se pregunta: “¿Evita se añadió tres años para que el novio no le doblara la edad?” Parece mentira que a un periodista del tamaño de un TEM se le haya escapado el insignificante pormenor de que Evita, declarando al casarse que había nacido en 1922 y no en 1919, para nada se añadía años, antes al contrario, se hacía todavía más joven. En fin, parafraseando a Galdós, «un gazapo más y algunos frailes menos»».

 

Weiß/Colonia, 29.11. (4)

Esta noche póquer de ases en la programación de la tele: Wag the dog, Get Shorty, Twilight y por si esos tres fueron pocos, Charade. Me decido por Al caer el sol (titulo de Twilight en español), la que menos veces he visto y donde puede admirarse a una Reese Witherspoon de 22 años a quien parece que le hubieran dado cuerda, y a una lindísima Stockard Channing de quien estoy secretamente enamorado desde nada menos que Grease, cuando la vi por vez primera, y fue ella y no Olivia Newton-John quien me sedujo. «España y yo somos así, señora».

 

Weiß/Colonia, 30.11.

Anabelle lee el nuevo post en mi blog de EE y me escribe: «Ay, el Pedro Navaja. Siendo mi hijo Eduardo pequeño, de unos nueve años, preparé una comedia entre los primos para representar en una fiesta familiar. Eduardo era Pedro Navaja, lo disfracé y quedó perfecto, sólo que el diente no era de oro, era de plata porque le puse un pedazo de papel de aluminio. La prima era aquella “mujer [que] va recorriendo la acera entera por quinta vez”; fue un bacilón porque la chiquilla se puso vestido de lentejuelas, tacones altos, le pintamos la boca y los ojos. A lo mejor ni sabía qué representaba, era como una mujer de un bar que tomaba en la cantina. Yo solía hacer ese tipo de espectáculos con los chiquillos y todos gozaban mucho. A los niños les encanta disfrazarse y a mí ver cómo actúan con tanta soltura. El año pasado nos invitaron a una fiesta de Halloween en Toronto (no desprecio esa fiesta porque es parte de su tradición y además esa fiesta es de tradición celta, tiene su sentido y explicación lógicas), casi todos éramos latinos y le di la idea a mi hijo de repetir el disfraz [treinta años después], esta vez llevaba un habano. Fue divertidísimo y original. Antes de disfrazarlo oímos de nuevo la canción para no perdernos nada. Esta vez le dije a mi nuera que por qué no se disfrazaba de “esa mujer [que] sale del zaguán”; pero no quiso y yo ya estoy muy viejilla para hacer de la que va “refunfuñando pues no hizo pesos con qué comer”». Es lindo cómo lo recuerda, y me hace recordar cómo yo dormía a Oskar cuando niño cantándole el original de “Pedro Navaja”, la “Balada de Mackie Messer”, si hasta lo conté en un cuento que salió publicado en Nexos.

 

Weiß/Colonia, 1°.12. (1)

Cuando me levanto a las 8.18 am. llueve tímidamente, como no queriendo joder mucho, aunque sería necesario que lo hiciera porque el Rhin anda en su nivel más bajo, por debajo de la marca de 1 m. Pero a las 9 ya ha dejado de llover y no parece que vuelva a hacerlo. Es una catástrofe, hasta los ferries han interrumpido sus servicios entre ambas orillas.      No se veía cosa semejante en décadas, para decir mejor, desde 1949, pero ni siquiera entonces estuvo bajo la marca de 1 m.

 

Weiß/Colonia, 1°.12. (2)

A partir de hoy, al menos un hora diaria para estudiar las historias de Mafalda, embotellarme los once volúmenes canónicos preparando la conferencia en el Cervantes de Hamburgo ese 15 de marzo de 2012 en que la pequeñaja Hipatia porteña cumplirá 50 años. Mafalda vieja, uuuuuu

 

Weiß/Colonia, 1°.12. (3)

Encontré un tuit sumamente irónico («Estábamos hablando de una película argentina hipotética, y como no queríamos exagerar el protagonista se llamaba Facundo») y se lo copié a mis amigos de ayyyá. Mi tocayo me responde hablándome del Facundo de Sarmiento, «un libro que todos los argentinos debieran leer obligatoriamente. Sobre todo en estos días en que el gobierno ha creado un Instituto Nacional de Revisionismo Histórico que, dicho en criollo, es un organismo integrado por seudohistoriadores, amanuenses del discurso único que nos quieren imponer. Ahora también buscan modificar la historia». Le contesto: «Todavía recuerdo la impresión que me dejó la lectura de Facundo en mi bachillerato, cuando en España soportábamos la barbarie del primer franquismo, como en Sarmiento con un “Caudillo” con el que había que convivir, a la fuerza. La censura, siempre estúpida (y en todas partes), no logró ver en ese título, Civilización o barbarie, el reflejo fiel de la disyuntiva que vivíamos ese tiempo en esa España». 

 

Weiß/Colonia, 1°.12. (4)

Empiezo a leer Svörtuloft  [Abismos], 10° caso en la saga del comisario Erlendur, y el segundo sin él; es el esnob de Sigurður Óli quien lo protagoniza. Aunque acaba de separarse de Bergþóra, su esposa, se encuentran en una trattoria para cenar juntos, y no llevan ni cinco minutos allí cuando se han peleado de nuevo: «La música que salía de los altoparlantes era italiana, como la comida que esperaban. Pero el silencio entre los dos era islandés». ® by Arnaldur Indriðason.

 

Weiß/Colonia, 1°.12. (5)

José Luis ha sido elegido académico de la Real, para ocupar el sillón Z. Le mando un email urgente para felicitarlo de todo corazón en nombre de Diny y el mío, diciéndole que ahora le toca redactar –pero esta vez sin la ayuda de Kafka– el “Informe para otra Academia”.

 

Weiß/Colonia, 2.12. (1)

Cielo encapotado gris pizarra, fuerte lluvia a las 8.30 am.

 

Weiß/Colonia, 2.12. (2)

Ayer murió Chista Wolf. Hablé cuatro veces con ella por teléfono, en la primavera de 1994. Me pidieron de los Cursos de Verano de la Complutense, en El Escorial, que la invitase a participar en uno la misma semana de agosto que lo haría Günter Grass (este lo dirigiríamos Miguel Sáenz y yo al alimón). Conseguí el número de teléfono de ChW y la llamé. Atendió ella misma. Y tras oír mi invitación me dijo que esas fechas ya las tenía comprometidas, que lo sentía mucho. Pero insistí tanto que me pidió que la llamase una semana más tarde. Lo hice, tras haber informado a Madrid, de donde me dieron luz verde, y para entonces ya estaba asegurada la participación de Grass, lo que no sucedía cuando la primera llamada. Así se lo dije y entonces volvió a pedirme unos días de reflexión. Volví a comunicarme con Madrid y les expliqué, y allí me dijeron que necesitaban confirmación como máximo en una semana. Llamé, pues, una semana más tarde a ChW y para mi gran alegría me comunicó que aceptaba. Le agradecí sin esconder esa alegría e inmediatamente telefoneé a Madrid para dar la buena nueva. Sólo que allí habían tenido que cerrar los programas un par de días antes de lo previsto (sin acordarse de avisarme) y ya estaban en la imprenta, así es que ¡adiós a Christa Wolf en El Escorial!  La cuarta llamada la hice sumido en una de las mayores vergüenzas por las que me ha tocado pasar en esta vida. Ella no ocultó ni su disgusto ni su decepción, y la entendí perfectamente, y también todo lo que estaría pensando acerca de la seriedad de los españoles, encarnados todos ellos en ese pelotudo que la llamó tres veces en menos de quince días, para conseguir algo que canceló a la cuarta llamada. Me prometí que nunca más en mi puta vida iba a embanderarme con ningún proyecto remotamente parecido.

 

Weiß/Colonia, 3.12., primera hora del día

Son las 0.19 am. cuando suena el teléfono, es Pepe Luis. Hablamos 29’20”, de los que más de veinte minutos ha sido él quien habló. Empieza por preguntarme que si ando con el culo pegado al teléfono y le digo que no, que estaba viendo una policial en la tele. «Policiaca» me corrige. «¡Ay coño, usté perdone, me olvidé de que estoy hablando con un académico!»

 

Weiß/Colonia, 3.12. (1)

A la vista de lo que está pasando en Coblenza, donde este fin de semana habrá que evacuar a 45.000 personas a fin de poder desactivar sin peligros para la población una bomba de 1,8 ts descubierta en el lecho del Rhin, rescato lo que anoté en este diario el 8.3. del año pasado: «Se nos unió inesperadamente Julio para el almuerzo. “¿Y éso?” le preguntamos. “La culpa la tiene la Segunda Guerra mundial”. Y sí, ha habido que despejar la Universidad, al descubrirse, una vez más, como casi cada mes en Colonia, una bomba aliada que no estalló y que tienen que desactivar los expertos del cuerpo de bomberos, evacuando previamente a los habitantes de la zona. Me pregunto que si Colonia quedó como quedó, hecha puros escombros, nada más que con las bombas que estallaron, ¿cómo hubiera sido su aspecto si hubiesen estallado todas las que han sido desactivadas desde mayo 1945 a marzo 2010? Me da pavor sólo de pensarlo». Y me acuerdo de que Esteban Carlos me escribió aterrado, desde Medellín, para preguntarme si era cierto lo que yo relataba, o un mal chiste peor contado. Lamentablemente una triste realidad.

 

Weiß/Colonia, 3.12. (2)

Durante mucho tiempo, casi dos años ya, he intentado mimar el desentendido, por hacerle honor a aquello de que el cornudo es el último que se entera, pero a esta altura del partido no me queda más remedio que asumirlo: Diny me engaña. No hay más que ver sus ojos iluminados cuando me habla de él, cuando me cuenta cosas suyas. Sí, mi rival se llama Henri y, al parecer, contra él no tengo ni la más mínima sombra de una chance.

 

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