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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 50 / 2009

De mi Diario : Semana 50 / 2009


Weiß/Colonia, 6.12. (1)

 Anoche fue un combate a brazo partido entre mis células grises y el programa de admisión de textos en mi blog de fronterad. Al final, a punto de irme derrotado a dormir, quise intentarlo una vez más y cuando abrí la páginaahí estaba mi texto ¡y por partida doble!

 Envié un SOS a la redacción: «No les digo que me cagué en los veinticuatro cojones de los doce apóstoles porque hay serias dudas acerca de si san Mateo poseía uno o dos testículos, pero ahora lo que tenéis que hacer es borrar –cosa que yo no puedo hacer– la versión datada con una fecha anterior, la más vieja».

Al final, me impuse, pero me costó lo mío. Me premié con un güen güisqui en las rocas antes de acudir a los brazos de Morfea. (El de Morfea es un nombre mal puesto, como el de Málaga. Deberían llamarse Morguapa y Buénaga, respective).

 

 Weiß/Colonia, 6.12. (2)

Una amiga tica leyó lo de Oskar y el French Kiss y me cuenta: «Tus nietos como los míos van rápido en eso de los besos franceses. Ven una serie al mediodía, los chiquillos de siete y nueve, y me dice el grande: «Hay besos nada más, Annie, no te preocupes, no hay sexo»».

 

Weiß/Colonia, 6.12. (3)

Ángeles me escribe: «Llevo tres días con Puebla y en busca de un quinqué. Estoy chiflis».

 Y yo le contesto: «Un quinqué… Si supieras la cantidad de libros que yo he leído a la luz de un quinqué, en mi adolescencia en la España del hambre, del racionamiento, del estraperlo, de las colas para medio litro de leche o de aceite, o un kilo de carbón, y de las restricciones de agua y energía eléctrica Me dices «quinqué» y me hace el mismo efecto que la famosa magdalena de Proust». Pero no temas, debí añadir, no escribiré siete libros para contártelo.

 

Weiß/Colonia, 7.12., primera hora de la madrugada

Qué buena peli es Irina Palm Qué encanto su falta de pretenciosidad, su humanidad enorme, su gracia oculta. Y qué buenos actores todos, ilustres desconocidos salvo Marianne Faithfull, que es más bien famosa como cantante, aun cuando hace cuarenta años hizo la Ofelia en el Hamlet de Tony Richardson. Y también se mandó una interpretación espectacular de la chica con la motocicleta, en la filmación de la novela de André Pieyre de Mandiargues, desnuda bajo el vestido enterizo de cuero, un icono de aquellos días lejanos, nuestro querido, tan querido 68.

 

Weiß/Colonia, 7.12. (1)

Me llamó ayer Montse para preguntarme si me podría ocupar de Oskar hoy, cuando salga de la escuela, porque ella tiene cita en la clínica donde va a ir a dar a luz, para programar el parto (que será por cesárea), etc. Le contesté que sí, pero que le preguntase a Oskar si quería que lo fuese a buscar a la propia escuela y de ahí rajásemos juntos a comer una pizza en La Modicana.  Desde el fondo de la sala pude escuchar el “¡¡¡Síiiiiiiiii!!!” del crío. Pero hoy, cuando terminan las clases y se me acerca en el patio de la escuela me dice que prefiere que vayamos a casa, que se siente mal, dolor de barriga. La perspectiva de cambiar mi pizza con jamón de Parma e higos por un par de tostadas de pan molde con fiambre, la verdad, no me apetece, pero la salud del crío es lo primero y no hay tutía. A su casa, pues. Le preparo una botella de agua caliente, para que se la ponga sobre el estómago, bien arropado en la cama, y le hago un té de yerbas. Y como en casa ajena nunca me gusta cocinar, me tocan las tostadas. Menos mal que Montse siempre tiene fiambres comilfó en la heladera. Luego me tiendo en el sofá, vis-à-vis de Maggie, negra y sedosa, que ronronea en el sillón, y entreduermo una siesta de ½  hora de la que me despierta Montse abriendo la puerta de la calle, al volver de la clínica. El parto ha sido fijado para el 4 de enero, así es que el nuevo nieto será un regalo de Reyes, plazo muy puesto en razón, pensando que Colonia es dizque la ciudad de los  tres Magos, sus restos mortales dizque reposan en la  urna que preside el altar mayor de la catedral. Me sorprendo rechazando interiormente, para mi nieto, sin apelación, los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Con perdón de don Garzón.

 

Weiß/Colonia, 7.12. (2)

El nuevo canal de la Segunda Cadena está pasando los lunes a las 9 p.m. la primera serie del inspector Lynley y la sargento Havers. Esta es la serie que yo desconocía y resulta de veras apasionante asistir desde el principio al duelo entre los dos, entre el detective que es un Par del Reino, Earl of Asherton, y su ayudante, una cockney de los barrios bajos de Londres. Cómo los dos, paulatinamente, aprenden a conocerse y a respetarse mutuamente, y (en las series que ya conozco) incluso a sacrificar la propia carrera por el otro. Es una pena que la BBC se decidiera por descontinuar la serie tras la violenta muerte de Helen, la ex esposa de Lynley, con quien después de un tiempo de carencia y reflexión se había reconciliado y pensado en volver a vivir juntos. Ando curioso por leer las dos novelas de Elizabeth George posteriores a esa muerte, What Came Before He Shot Her y Careless in Red, ya sé cuál va a ser este año mi autorregalo del International Gift Day. Las colocaré bien empaquetaditas al pie del árbol, la tarde del 24.

 

Weiß/Colonia, 8.12.

El cardiólogo me dijo bien claro que para él era mucho mejor que yo hiciera 15’ diarios en la bici estática, pero de una sola vez, no repartidos en tres tandas de 5’, así es que he decidido ¡”decidido”, ay qué risa, María Luisa!he tenido que agachar la cabeza y seguir su dictado. Y también su consejo, porque cuando le objeté que pedalear 15’ es más aburrido que un partido de fútbol entre Brasil y Andorra, me contestó que su esposa los hacía delante del televisor, a la hora de las noticias y viendo el teledario, que dura un ¼  de hora, y que él, por su parte, prefería leer el diario mientras pedaleaba sus 15’. (Lo peor de todo es que el muy puñetero predica con el ejemplo). Pero como abrir el diario y pedalear suelto de manos se me da mal, porque se me plantean problemas de equilibrio que no sé si son reales o figurados, me decidí (esto sí) por comenzar leyendo los recuerdos de la viuda de Miguel Hernández, un libro manejable para sostenerlo con una mano al tiempo que agarro el manillar con la otra. Y asina, mientras quemo calorías, preparo ya mentalmente el terreno para la conferencia que debo de dar el próximo año en Hamburgo y en Bremen, sobre MH, en el centenario de su nacimiento.

 

Weiß/Colonia, 9.12.

Ayer encontré en la red la lista de las cien mejores frases del cine (según el American Film Institute) y se la reboté a mis amigos cinéfilos. Rolando me comenta desde Austin/Texas: «Allá en el ’81 u ’82, Patti y yo, solos ya que las chicas durmían, nos quedamos a ver una peli de John Wayne, de varios años antes de que apareciera en Stagecoach. Lo vimos en una de las muchas pelis que hizo para Republic, Monarch o cualquiera de los estudios pequeños. Como en muchas westerns, se trataba de una cuestión de agua. Un character actor (esos cuyos nombres a veces no conoces pero que aparecen en las pantallas años tras años) la hace de matón y el jefe de la banda le dice que vaya a ver a tal-y-tal que no quiere vender su rancho. El matón le dice «I’ll make him an offer he won’t refuse». Nos quedamos de una pieza y Patti casi gritando dijo: «Puzo stole it! (=¡Puzo se la robó!)”». Me he metido en imdb y he contado en la filmografía de Wayne 78 pelis antes de La diligencia. Ay, ¿cómo encontrar la aguja de esa frase en semejante pajar?  Lo intento, y aunque bien saben los dioses que soy perro de presa, renuncio al cabo de media hora. Pero tras la cena, al abrir mi bandeja de entrada tengo un nuevo mail de Rolando donde me cuenta de su hallazgo: «Encontré al character actor: Earl Dwire. ¿Cómo? Consulté con Fräulein Google y puse “B-picture western villains” e hice clic para ver qué aparecía. Pasé más de media hora hasta que vi el retrato de Dwire, apellido raro ya que lo común es el irlandés Dwyer». Pertrechado de dos nombres, encontrar la peli fue fácil; Jinetes del destino, de 1933:

 http://www.adictosalcine.com/ver_pelicula.phtml?cod=31753 

 Perro de presa, dije. Pero lo que es la memoria fisionómica de Rolando, qué lo parió

 

Weiß/Colonia, 10.12. (1)

Un documental en el canal NDR 3 sobre la isla de Toraigh (en inglés Tory), que se encuentra al noroeste de la costa de Irlanda. Sólo tiene 2½ km² y cuenta con nada más que 131 habitantes,  de los cuales uno es el rey de la isla, según vieja tradición gaélica. Hasta hace unos seis años, Toraigh carecía de iglesia y párroco, y de comunicación con tierra firme. Hoy sí hay un cura (por cierto que escocés) y un barco que viaja regularmente hasta allá. Pero antes, cuando una pareja se quería casar, armaba una hoguera en el punto más elevado de la isla, y esperaba a que desde tierra firme contestasen con otra hoguera, lo que significaba que el sacerdote estaba allí presente, y entonces la ceremonia se llevaba a cabo, por así decirlo, a través de un mando a distancia tan rudimentario como efectivo.

Paradójica(o insidiosa)mente, cuando se apagaban ambas hogueras, ello quería decir que la pareja se había convertido en marido y mujer.

 

Weiß/Colonia, 10.12. (2)

Pasan por el canal Arte, a las 10.25 p.m. un documental de 55’, Blickfang Po (=Trampantojo Culo). Una peli francesa, muy francesa, demasié française, sobre la presencia y la importancia del culo en el arte. Donde han recabado la opinión de historiadores, escritores, diseñadores empeñados todos ellos en decir algo inteligente y profundo sobre el tema, y seguramente que lo han dicho, ya que eran franceses y los franceses son todos una edición de bolsillo de Descartes. Pero se han perdido en un piélago de imágenes de incontables nalgatorios, desde las Venus calipigias hasta la virgen María de Dalí dándole azotes en el trasero al pibe Jesús. Al terminar, me puse a leer de nuevo el poema de Carlos Drummond de Andrade, que en sus escasos 21 versos dice más, infinitamente más, que los 55’ minutos del documental :

 

 El culo, qué gracioso.
Está siempre sonriendo, nunca es trágico.

 

No le importa lo que hay
al frente del cuerpo. El culo se basta y sobra.
¿Existe algo más?  Tal vez los senos.
Aunque – murmura el culo – a esos muchachos
aún les queda mucho que estudiar.

 

El culo son dos lunas gemelas
en rotundo meneo. Anda por sí
en la cadencia mimosa, en el milagro
de ser dos en uno, plenamente.

 

El culo se divierte
por cuenta propia. Y ama.
En la cama se agita. Montañas
que se yerguen, se desploman. Olas batiendo
en una playa infinita.

 

Ahí va sonriendo el culo. Va feliz
en la caricia de ser y balancearse.
Esferas armoniosas sobre el caos.

 

El culo es el culo,
requeteculo.

 

Weiß/Colonia, 11.12. (1)

Resumen de lo que más se me queda en el ojo tras la lectura del diario de hoy en el desayuno:

1°) De acuerdo con las cifras proporcionadas por la cumbre nacional alemana de técnica de la información y la comunicación, el 10% del consumo de energía en Alemania va por cuenta de las computadoras, las cuales –en el año 2007– fueron causa directa de 33 millones de toneladas de gases polucionantes de la atmósfera, cifra superior a la de todo el tráfico aéreo del país. Ajá, lindo saberlo en vísperas de la conferencia del Medio Ambiente en Copenhague, donde todos y cada uno de los presentes andarán manejando compus de lo más sofisticado.

2°)  A partir del próximo domingo día 13, festividad de santa Lucía, virgen y mártir (claro, si era virgen) el viaje en tren a París, desde Colonia, sólo durará 3 horas 14 minutos. Y pensar en los tiempos en que invertí hasta diez horas en el trayecto Harto me apena que no voy a vivir lo bastante como para ir a París con el tranvía, en media hora.

3°) Del discurso de Herta Müller en Estocolmo, ayer, al recibir el Nobel: «¿Puede decirse que justo los más pequeños objetos, ya sean una trompeta, un acordeón o un pañuelo, vinculan lo más disparatado de la vida? ¿Que los objetos giran y en sus vueltas y revueltas tienen algo que obedece a las repeticiones, al círculo vicioso?  Se puede creerlo, pero no decirlo. Pero lo que no se puede decir, puede escribirse. Porque la escritura es una tarea muda, un trabajo de la cabeza a la mano: a la boca se la pasa por alto». Joder, qué hermoso. Chapeau, doña Herta!

 

Weiß/Colonia, 11.11. (2)

Esteban Carlos envió ayer su habitual Dulce Jueves, esta vez con un poema de la peruana Magdalena Chocano :

                                                 «Fénix

                                                 yo

                                                 te

                                                 deseo

                                                 el

                                                 Fuego».

Un poeta amigo me pregunta desde Huelva: «Esta Magdalena Chocante ¿qué pretendería hacer: una idiotez genial o una genialidad idiota?»  Le respondo que su poema pertenece a la que yo llamo «poesía cuentagotista», esa que otros estudiosos denominan “estalactítica”, sin olvidar a los disidentes de esta última tendencia que la bautizaron como “estalagmítica”.

 

Weiß/Colonia, 11.12. (4)

Estoy estupefecto por el flujo de comentarios y la discusión que se han desencadenado en el blog “La tortuga y el patonejo”, dedicado a la filosofía, en el diario El Espectador, de Bogotá:

 http://blogs.elespectador.com/latortugayelpatonejo/2009/12/10/escepticismo-y-relativismo/

El tema que sacó a colación mi compañero en lides blogueras, Javier García-Salcedo, es el del escepticismo y el relativismo, y sus lectores se han enzarzado en tal disputa, que el espacio de  los comentarios parece mismamente Bizancio antes de la llegada de los turcos, cuando andaban súper encenagados en discernir el sexo de los ángeles. Antes de que la discusión alcanzase tales extremos, dejé unas líneas de a deveras inofensivas, si pienso en la dinamita dialéctica que vino después. Lo que dije: «Para quienes carecemos de formación filosófica es más fácil entenderlo de este modo : Según la popular aseveración derivada de un mal entendimiento de la famosa teoría de Einstein, todo es (sería) relativo. De acuerdo, arguyó Bertrand Russell, pero eso sólo demuestra (demostraría) que tiene que haber algo absoluto como referencia. Así, un ejemplo de relativismo absoluto, perdón por la paradoja, es el que encierran estos versos de T.S.Eliot: “En un mundo de fugitivos, / el que marcha en dirección contraria / parece que huye”. Vale».

 

Weiß/Colonia, 12.12.

Cabalgando a Kate (=la bici estática), los 15’minutos diarios que la monto, tengo enfrente una de las paredes largas del dormitorio, librería de techo a suelo, todos mis libros latinoamericanos y españoles + memorias, biografías y epistolarios (mi lectura predilecta). Entre ellos el grueso volumen de 600 páginas de Thorkild Hansen, El proceso Hamsun, una obra maestra de revisión histórica y de periodismo investigativo. Sigue corriendo la especie de que Hamsun fue un nazi sin paliativos y un traidor a su patria. El libro de Hansen despeja de telarañas el escenario y lo barre a fondo, pero no llevando la basura debajo de la alfombra, antes al contrario. Creo que no se ha traducido al español, ni lo creo interesante para una editorial de nuestras latitudes, pero sí sería bueno dedicarle una rigurosa atención, en alguna revista especializada. A ver si se acaba de una vez la cantilena del Hamsun nazi. La Kate, que me lee el pensamiento, gime su acuerdo.

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