Weiß/Colonia, 6.12.
2:30 am : Un nuevo episodio de Brokenwood, la serie policial neozelandesa, con el atractivo de la celebración del Día Internacional del Regalo en las antípodas, o sea, en pleno verano austral (lo he vivido dos veces, 1966 y 2001, y resulta de lo más desconcertante para un boreal como yo, que asocia esa fiesta con Santa Clauss en un trineo galopando por la nieve), y a renglón seguido, en el canal 3Sat las Escenas de la vida conyugal, de Ingmar Bergman. ¿Qué decir de una obra maestra como esta? Uno la mira hipnotizado sin apartar los ojos de la pantalla durante 165’ y luego se toma un buen trago de whisky como digestivo después de semejante festín de Baltasar.
Llevo varios domingos, tres o cuatro, en que me levanto, hago mis abluciones matutinas y abro la estafeta para ver el correo llegado durante la noche, y la bandeja está vacía. Lectores que una semana tras otra me escribían para comentar la última entrega de mi diario, o simplemente para acusarme recibo del envío, ahora brillan por su ausencia, y eso, en estos días del Covid19, me inquieta bastante. No puede uno evitar pensar en lo peor. Se vuelve uno… no sé cómo decirlo… hipocondríaco en cabeza ajena, es alucinante.
Chico y Vincent nos pasaron a visitar. Hemos estado una hora charla que te charla, recuerdos de Huelva, muchos, de la queridísima tía Amelia, del tío Laureano. Y de la grotesca farsa que es la derrota no admitida por the fake president. Vincent está muy seguro de que a partir del 20.1. su influencia en el partido republicano será grande. Yo lo pongo en duda porque, filantrópico que soy, espero que les quede un poco de vergüenza torera y miren para otro lado al verle venir.
MM me manda el enlace con un artículo para la BBC del filósofo australiano Roman Krznaric, del que espigo una frase de Albert Camus («Aceptar la muerte. Después de eso todo es posible») y otra de un escritor gringo, John McPhee: «Considera la historia de la Tierra como la antigua medida de la yarda inglesa, la distancia entre la nariz del rey y la punta de su mano extendida. Un corte de un cortauñas en tu dedo medio borra la historia de la Humanidad». Luego de lo cual prosigo mi relectura de Camba, anoto esta reflexión tan suya: «En España lo que daría resultado es un invento para aprovechar la energía que los españoles derrochan en no hacer nada».
Weiß/Colonia, 7.12.
0:30 am ; Acaban de pasar el primer episodio de una serie policial italiana, Muerte en Génova, protagonizada por la inspectora Petra Delicato, que es la versión italianizada de Petra Delicado, la inspectora creada por Alicia Giménez Barlett. No he leído ninguna de sus novelas, y me echa un poco para atrás el ver que ya son once las novelas publicadas, y a mí me gusta leer las sagas completas. Y ya no sé si me dará el tiempo. Veremos, como dijo Homero plagiando a Borges.
Hoy, me lo recuerda el KStAnz, hace 50 años desde que Willy Brandt se hincara de rodillas ante el monumento que en Varsovia recuerda la revuelta del gueto contra los ocupantes nazis. Como lo supo expresar un periodista alemán, «Willy Brandt dominaba el arte de escribir Historia sin palabras». Para mí, esa genuflexión es uno de los grandes gestos del siglo XX y da fe de la talla moral de un gobernante como él. De esa madera se han hecho pocos.
El cartero ha dejado esta mañana en mi buzón unos romances revividos del tiempo de Moguer. Ya la semana pasada hice en este diario dos menciones de Juan Ramón. Lo tengo siempre muy presente, porque su obra me ha acompañado a lo largo de toda mi vida, desde la primera lectura de Platero y yo, cuando niño, hasta el día de hoy. Razón de sobra para agradecerle a Carmen que también ella, antes como representante de la comunidad de herederos, ahora como amiga, me tenga muy presente en sus envíos regulares; en cierto sentido, me siento heredero de JRJ.
Weiß/Colonia, 8.12.
1:15 am : Vi de nuevo Mephisto y volví a admirar el grandioso desempeño de Brandauer al incorporar a nadie menos que Gustaf Gründgens, el genio de la escena alemana. Creo que sólo quienes vivimos en este país y conocemos la figura de GG estamos en condiciones de admirar a cabalidad la actuación de Brandauer. Una vez me senté a su lado, en un cine de Berlín, donde él presidía el jurado del festival, de la Berlinale. Nos saludamos con una leve inclinación de cabeza y no le molesté para nada, íbamos a ver una peli en competición y no quise desviarle la atención de lo que pasaba en la pantalla. Nos despedimos luego tal como nos saludamos.
Nos trajeron del Bistro Verde el pan nuestro de cada martes, que en este caso fue una ensalada con tropezones de pavo asado para Diny, coles de Bruselas en salsa de crema para Ulli, setas del bosque con tallarines para Carlitos, Rösti con salmón marinado y salsa de mostaza y eneldo para una servidora. Hasta cuándo nos durará esta gloria sólo algunos dioses, no todos, lo saben. La pandemia está haciendo estragos y se nos avecinan dos meses muy cuesta arriba. Lo único positivo a reseñar es que Diny & yo nos encontramos en el grupo prioritario (más de 80 años) para ser vacunados. Alguna ventaja tenía que caberle a la “viejez”, como la llama Diny.
Vino Rebeca para ayudar a la madre en varias tareas domésticas. Es de los tres hijos la que más vemos, pero también es cierto que Chico y Montse tienen obligaciones familiares (sus hijos), lo que no es el caso con Rebeca. Sea como fuere, siempre gozo con su presencia en esta casa.
Weiß/Colonia, 9.12.
2:00 am : No había esta noche pelis que valiesen la pena ver o rever, así es que zapeé hasta el canal ZDF Info y he estado viendo un largo documental sobre la gripe española de 1918, que en realidad tuvo su origen, la primera ola, en una granja de Kansas, y la segunda en la expedición de miles de soldados en el Leviathan, desde los Estados Unidos a Brest, en la Bretaña francesa.Lo de llamarla “española” fue cosa de los corresponsales extranjeros en Madrid, que dieron en nombrarla así cuando llegó a España, mucho después que a Inglaterra, Francia, Alemania… Nos tocó bailar con la más fea. Pero desde la “leyenda negra” no nos debe extrañar. Si estará arraigada esa leyenda, que nadie menos que un Carlos Fuentes pudo escribir que Grocio, el jurista neerlandés nacido en 1583, tuvo una gran influencia en el pensamiento jurídico de Francisco de Vitoria (*1492) y su tocayo el gran Suárez (*1548). ¡Ay!
Estuve entrando y saliendo en mis archivos todo el día, en realidad escurriéndole el bulto a una tarea que debo llevar a cabo todavía en este año, pero que me emputa el mero hecho de pensar en ella. Y es la de organizar todo el papelerío para la declaración a Hacienda de mis ingresos y gastos en el 2019, y que esta vez no podré culminar con la entrega en mano a mi asesor fiscal y discutir con él algunos puntos a tomar en cuenta, sino que debo despachar toda la documentación en la oficina postal y enviársela por correo certificado (encomienda le dicen en Argentina). Tengo tantas ganas de hacer eso como de que me trepanen el cráneo. Y además debo también organizar mis facturas médicas y de farmacia para enviar al seguro y al subsidio estatal. En fin, la maldita burrocracia doméstica, un trabajo que sólo puedo hacer yo y que me repele de manera cercana a la náusea.
Ossobuco con risi bisi [=arroz y guisantes] para la cena. ¡Viva el lujo y quien lo trujo! En estos últimos tiempos Diny está echando la casa por la ventana, o tirando manteca al techo, como tan gráficamente dicen en el Río de la Plata. No seré yo quien se queje, ¡voto a bríos!
Weiß/Colonia, 10.12.
1:15 am : Al igual que anoche, ninguna peli interesante que ver o rever y me apunté de nuevo al canal ZDF Info para gozar un documental titulado “Las siete vidas de Elvis Presley”. Una voz como pocas. Hasta a Frank Sinatra le robaba el show. Yo tuve mis más y mis menos con el cura Roldán, en la Cope 14 de Huelva, año 1960, por lo muchísimo que programaba discos de Elvis, sobre todo “Fever”, que para él, maestro cantor de la catedral y con una formación musical académica era la encarnación de la degeneración de la música. Yo lo callaba siempre con el idioma que siempre ha entendido la iglesia católica: el dinero que nos hacía ganar en los programas, tan populares entonces, de discos dedicados. Santa palabra: San Dinero.
Vino Paul trayendo unas compras que Diny le encargó por teléfono. Es enorme, casi llena el hueco de la puerta de este cuarto. Y ya tiene novia, con la que no pasará la Nochebuena porque ella irá a casa de sus padres, en Coesfeld, una pequeña ciudad cerca de Münster. Y también cerca de Havixbeck, donde nació Annette von Droste–Hülshoff, extraordinaria personalidad del Biedermeier. Hace muchos años visité la Casa Hülshoff y me dejó fascinado su biblioteca.
Son muchas las amistades que me han escrito acerca de la referencia al Covarrubias, la entrada «BADA. Animal ferocissimo, etc…» A todas ellas les he contestado lo mismo, que bada es en realidad la hembra del rinoceronte, y la palabra la tomó el castellano del portugués, que a su vez la tomó de alguna de las lenguas de África. En el portugués de Brasil se la desconoce, y en Portugal mismo está en desuso. En Madrid, entre la Gran Vía y la Puerta del Sol hay una calle de la Abada, lo cual es una construcción morfológica muy extraña porque el artículo definido femenino “a”, en portugués equivale a nuestro “la”, de manera que a decir verdad la calle tiene un nombre tartamudo: “calle de la la bada”. Pero lo que les he contado mal, por fiarme del recuerdo de una viejísima lectura, es que allí, en el siglo XVI, tenían expuesta la hembra disecada de un rinoceronte, regalo del rey de Portugal a su colega español. No hay nada de eso. La rinoceronta estaba vivita y coleando, y la exhibía un grupo de saltimbanquis portugueses, que cobraban por verla. He podido recordar bien la historia recurriendo a los buenos oficios de mi ilustre amiga Miss Hortensia Google, tan enciclopédica como siempre.
Weiß/Colonia, 11.12.
Después de un excelente documental sobre las relaciones de the fake president, cuando no lo era, con el FBI, por sospechas de conexiones con la Mafia (la Mafia rusa llegó a tener un casino en un piso de la Torre T… en Nueva York), me quedé dormido frente al televisor, ni siquiera recuerdo qué es lo que estaba viendo sin verlo, y aunque la programación de anoche no podía ser más anodina, no conseguí sacudirme la plúmbea pereza que me obnubilaba e insertar un DVD en la consola para ver alguna peli decente. Me fuí a la catrera casi a las 4 am, menos mal que Diny dormía profundamente.
Llegó con el correo quelonio la receta de mi cardiólogo y telefoneé a la farmacia del pueblo para encargar los dos medicamentos. Al cerrar el celular me quedé mirando la tabla donde están anotadas las prescipciones médicas y registré la siguiente lista: ingiero a diario una pastilla de Diovan 80 y otra de Pantoprazol 40 amén de ½ pastilla de Bisoprolol 2,5, Hygroton 25, Doxepin 50 y Allopurinol 300, a lo que hay que añadir dos inhalaciones de NextThaler100, y luego cada tres días una pastilla de Clopidogrel 75 y una semanal de Dekristol 20.000 (¡pura vitamina D₃!) Dicho en números redondos: soy una farmacia ambulante.
Me escribe Laure que llegó el paquete con los almanaques a Huelva, respiro tranquilo. Ocho días en camino, teniendo en cuenta la sobresaturación de las vías postales a causa de los envíos de regalos no está mal como demora de entrega.
Vemos Diny y yo, en el canal Arte, Doris, una comedia tragicómica, neerlandesa. En alemán le han puesto un subtítulo estúpido: Amor a tercera vista. La madre que los parió. Nos ha hecho pasar un buen rato, y como la veo programada un par de veces por las fechas festivas, creo que la volveré a ver, por el trabajo de los actores, en especial la frisia Tjitske Reidinga en el papel de Doris (que lo borda) y por las escenas oníricas en que Doris vive escenas de novelas de Jane Austen con ella como protagonista y como pareja su mejor amigo, de quien está enamorada, y a quien no se lo confiesa para no perder esa amistad tan rica en humanidad y en solidaridad. No es una obra maestra, pero tiene en el fondo mucho de las tragedias grotescas de Arniches, que no he vuelto a releer desde el milenio pasado, como dice Carlitos. Y las tragedias grotescas, en lo que coincido con Pérez de Ayala, es lo mejor del teatro español del siglo XX, al lado de los esperpentos de Valle–Inclán, ese «cráneo privilegiado». Y tanto.
Weiß/Colonia, 12.12.
Volví a quedarme dormido delante del televisor, y esta vez sí se despertó Diny, que me vino a despertar al living cuando eran casi las 4 am. Lo curioso es que estuve viendo hasta el final, y con una gran atención, por enésima vez, ese western magistral que es Open Range, y a partir de su final no recuerdo absolutamente nada más. Ni siquiera consultando TVMovie, la revista con la programación quincenal de la tele. Pienso esto en la ½ hora modorrienta previa a abandonar la cama, y me someto a prueba recitando de memoria la lista de los 44 presidentes USAnos (son 44, por más que los gringos, que no saben contar, digan que son 45, y el resto del mundo, como borregos, les acepte esa cronología), las 12 obras contemporáneas de Ibsen, las 11 playas de Río de Janeiro… y un par de ejercicios mnemotécnicos más, y la neurona y media de que todavía dispongo sigue sin fallar ni una sola vez. Lo de la dormidera nocturna debe ser, pues, el célebre cansancio del material, «mi cuerpo enfermo no resiste más».
En el cuadernillo de esquelas fúnebres del KStAnz, que leo durante el desayuno, hay esta vez una con un epígrafe de Balzac («Se vive dos veces; la primera vez en la realidad, la segunda vez en el recuerdo») y otra de Novalis: «¿A dónde vamos? Siempre a casa».
Andrés me hizo ayer una consulta sobre las cartas de amor cruzadas entre la Pardo Bazán y Galdós, de las que sólo se conocen algunas de las escritas por ella, y las de Galdós se creían perdidas, pero parece ser que se conservan. Lo cierto es que me movió a buscar en la biblioteca del dormitorio grande, en las baldas dedicadas a literatura epistolar, las cartas de doña Emilia, que editó en 1975 Carmen Bravo–Villasante. Pasé un rato agradable repasándolas. Y ahora, cuando devolví el libro a su sitio, descubrí que su vecino es el de las cartas de Calamity Jane a su hija. Es un epistolario precioso este de la amazona del Far West, la de unos «pechos de la pureza del alabastro». Me pregunto si habrá sido traducido al castellano. Seguro que no. ¿Pero a que sí el último bodrio de Pablo Conejo [=Paolo Coelho]? Porca miseria!
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