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De mi Diario / Semana 51 / 2016

 

Weiß/Colonia, 11.12.

Eleanor Marx comienza así el 7.9.1895 una carta a su hermana en París: «Querida Laura, ¡alabado sea Dios en las alturas!» Me reafirma en una de mis más constantes muletillas en este diario, cuando mi comentario a lo que recién he escrito se quintaesencia en un «Alabado sea el santísimo sacramento del altar». Con todo, hay una desemejanza: Eleanor, malgré atea, escribe lo que escribe a partir de un uso idiomático que desconecta el vínculo significante/significado, al parecer sagrado en la Lingüística. En cambio yo la empleo como una cita literal del idioma sacro, pero en broma. Dicho de otro modo: el significante le saca la lengua al significado.

 

Weiß/Colonia, 12.12.

2:10 am : Pasaron casi consecutivamente el cuarto y último episodio de Modus (¡otra gran serie sueca!) y, dentro del homenaje a Kirk Douglas por su centenario, una peli suya que desconocía, The final countdown [flojamente traducido como El final de la cuenta atrás]. El planteamiento es fascinante, el desarrollo ½ convincente, el final casi de Jardiel Poncela.

 

Hoy aparece en la página web de Nexos “La mujer de tierra adentro”. Fernando lo lee en Lima y me escribe: «Lo recuerdo muy bien. Y lo mucho que le gustaba a Mutis». Le contesto: «Es cierto, pero el cuento mío que más le gustaba era «El nudo Windsor«. Cuando lo leyó –y él fue su primer lector– me escribió algo que jamás, jamás olvidaré: «Baden Powell, has hecho algo muy difícil, has escrito un clásico”. Te mando un fuerte abrazo, del puente a la alameda».

 

Weiß/Colonia, 13.12.

En La Modicana, solos Carlitos y yo (lo que casi es un record, dos veces seguidas sin perrito que nos ladre), la plática se ha centrado hoy de manera ± exclusiva en el fenómeno Trump. Me preocupa la porcelana china que está empezando a romper este elefante retrasado mental, pero aún me preocupa más pensar si llegase al 2020 con cifras tan bajas de popularidad que no vea otra salida, para lograr la reelección, sino empezar una guerra; la solución ad hoc para todos aquellos a quienes el poder les pega el culo a su poltrona. Carlitos me consuela explicándome que un científico experto en la materia, y pronosticador de que Trump ganaría las elecciones, también diagnosticó que no va a durar en el cargo nada más que dos años. Oremus.

 

Me escribe Javier desde Alcalá de Bañares: «Al leer en tu diario sobre la fonética alosnera de Paco Toronjo, me viene a la memoria lo que, más que un caso de licencia fonética andaluza, era un ejemplo guasón de deconstrucción. Al comienzo de la Calle Concepción, de Huelva, recordarás que había una librería (¿Toscano?) que, más que libros, vendía periódicos. En la puerta, un canillita, joven con una acentuada cojera, voceaba los periódicos y, jugando con los títulos (Oiga, ABC, y la revista de humor Don José), el pregón que podríamos calificar de correcto («¡Oiga, el ABC, Don José!») se convertía en «¡Oiga, lávese, don José!» Los señores de nombre José aceleraban la marcha cuando tenían que pasar por allí». Vicente mete su cuchara desde Huelva: «Recuerdo al vendedor de periódicos, que no era precisamente el clásico «paper boy» de las películas. Era un tipo bajito, cojo por desgracia y muy simpático, que vendía la prensa en la esquina del Bazar Sport y acabó montando un pequeño kiosco junto a la antigua Librería Ribary. (¿Se escribe así?) Yo mismo le compraba el periódico y las revistas de cine de la época que amablemente él recogía en la tienda de prensa y libros de Toscano». Y yo aporto mi grano de arena: «Recuerdo ahora, con la descripción de Vicente, al vendedor. Le compré muchas veces. Y sí, Ribary se escribe así. Pero a propósito del «paper boy» (que yo propuse en su día traducir como «periodifebo») quiero contaros uno de esos traspiés de trujamán que son boccati di cardinale para los lectores malvados, en cuyo número me incluyo. En una novela de Patrick White, el Nobel australiano, creo que en El foco de la tempestad, uno de los personajes habla de un amigo común, político muy conocido, y en la traducción se lee algo así como que su currículo era «el típico de cualquier político nuestro, comenzó siendo un muchacho de papel» etc. ¡¡Muchacho de papel!! La rehostia en bicicleta.

 

Estupendo el antepenúltimo episodio de la 2.ª temporada de Miss Fischer, la serie australiana: transcurre casi todo en una emisora de radio de los años 20, y la reconstrucción técnica es una de la que puede predicarse el adjetivo perfecto. Me sentí transportado por el túnel del Tiempo a aquellos días en que hacíamos radioteatro en Huelva en la segunda mitad de los 50. Ello, de algún modo, me define asimismo el grado de retraso con que trabajábamos radiofónicamente en Troglodia respecto de Australia: no menos de tres décadas. 

 

Weiß/Colonia, 14.12.

Comentario de Arcángeles al pie de “La mujer de tierra adentro” en la página web de Nexos«Conmovedor y bellísimo, Ricardo. Lamento decirte que eres un escritor excepcional». Se lo contesto apenas lo leo: «Favor que usted me hace, doña Ángeles. Pero gracias, de a deveras, se me alborotó la República Argentina secreta que me habita, salieron en patota a cantar el himno a pleno pulmón junto al Obelisco».

 

Hay algo que no me termina de convencer en la historia que cuenta The Inmigrant [estrenada en España con el título algo màs que absurdo de El sueño de Ellis], y que me convence aún menos al leer el panegírico que, por ejemplo, le dedican en Sensacine. Los personajes son de cartón piedra, están ahí para ilustrar el guión, las ideas que quiere transmitir el director, y el resultado es un comic en movimiento. Incluso aunque hubiese habido alguna vez una historia semejante a esta, incluso aunque la peli narrase hechos realmente sucedidos y lo hiciera adaptándose como un guante a dichos hechos, el poder de convicción que nace de una obra de arte falta en ella, y no es precisamente por culpa de los actores.

 

Weiß/Colonia, 15.12.

1:00 am : Acabo de volver a ver Nirgendwo in Africa [inexplicablemente mal traducido como En un lugar de África, cuando es justamente todo lo contrario lo que dice el título original, muy bien pasado al inglés como Nowhere in Africa], y me he vuelto a sonreír al leer en los créditos que el montaje es de Patricia Rommel. Se diría que lo de los Rommel con África es vocacional.

 

Me llega el ejemplar de la revista de la Deutsche Welle, que incluye una separata donde se da cuenta del movimiento de personal dentro de la misma. Me interesa sobre todo saber quiénes hay de nuevos en el servicio del que me jubilé el 31.12.1999, y la lista de quienes celebran su jubileo (25 años) dentro de la organización, y ¡ay! la lista de quienes fallecieron en los últimos meses. Esta vez me interesaba harto más porque llevaba un par de meses dicièndole a Carlitos que no veía màs a mi viejo amigo Wefels, un andarín impenitente, aquí en Weiß, a quien no faltaba casi una sola vez que no viese cuando salía de casa a hacer gestiones o a pasear. Y así es, el pálpito no me engañaba, Wefels falleció en noviembre, pero debió pasar algún tiempo hospitalizado ya que vivía solo y sin familia. ¡Pobre Wefels!, ¡qué vida tan gris, tan vacía, tan anodina! ¿O será que no lo conocí bastante y sólo juzgo por los pocos detalles que conozco y que me permiten inducir ese juicio? En cualquier caso, de repente asoma su oreja lo grotesco: el nombre de mi buen Wefels aparece en la lista de fallecidos de noviembre junto a los de tres colegas que ya habían aparecido en la lista de fallecidos de octubre. ¡Sorprendente institución la Deutsche Welle, donde hay empleados que fallecen dos veces!

 

Llamo a Rodrigo Tomás a Kassel para agradecerle que me comprase en Chile un ejemplar de Coda al Diccionario, de Jorge Patiño Sarcinelli, y me lo haya hecho llegar (hace una hora que me lo entregó el cartero), porque por lo que pude ojear y hojear es un libro que me va a dar un par de buenas horas de lectura. RT me explica que lo vio en la feria del libro de Santiago y se dijo que un libro de un boliviano editado en Chile y tratando del idioma español parecía como si hubiera sido pensado para que lo comprase y me lo regalara. Luego hablamos del centenario del nacimiento de su padre y la aparición de la biografía que le ha dedicado Fabienne y de la que también me hará llegar un ejemplar apenas reciba el paquete que le envían desde México. Echamos no menos de 28’ de plática, en la cual además descubrimos tener un gran amigo en común, Adolfo Castañón, amén de que me desasna en torno a la existencia de un epistolario que desconocía, la correspondencia alemana de Alfonso Reyes, un volumen titulado Un cierto encanto goethiano, a cuya caza y captura me pongo desde ahora. Hay algo que debería de una maldita vez escribir en este diario y es que si no tuviera los amigos que tengo y que se encargan de desasnarme. honoris causa, yo no sabría ni la décima parte de lo que sé, y en eso es algo que ni mi gran amiga Miss Hortensia Google sabría como ayudarme.

 

Weiß/Colonia, 16.12.

Me envía UP su reseña de la última novela de Juan Villa + un reportaje sobre un valiosísimo descubrimiento hecho en Huelva capital, los restos de un faro portuario de la época romana, y le escribo no sólo para acusarle recibo: «Gracias por este envío que me reabre el apetito de leer a mi querido Juan. Juan es lo mejor que ha dado Huelva como escritor en los últimos años, pero su valor alcanza a varios decenios más. Si exceptúo a Vaz de Soto como narrador y a Márquez Reviriego como prosista, de Huelva no ha salido nadie de esa talla desde José Nogales. “Lo digo y no me corro” (© by César Vallejo). Y luego, ya, inalcanzable, Juan Ramón. Por lo demás te agradezco también el envío de ese reportaje. Corrobora una vez màs lo que siempre dije, que la Troglodia bajo tierra es 1000 y una veces más interesante que la que sestea en la superficie». Me contesta él, y tampoco es un mero acuse de recibo: «Estoy de acuerdo contigo en lo de Juan Villa, uno de nuestros más notables escritores con mayúscula. Y también en lo de Huelva y su excepcional pasado no bien valorado aún en su historia y en sus valores arqueológicos. Pero me duele que la llames Troglodia». La respondo remitièndome a una historia todavía reciente«Nunca llueve a gusto de todos, pero de cualquier manera, recuerda que cuando yo me fui de Huelva todavía había gente viviendo en las cuevas del Chorrito, de tal manera que mi rebautizo no iba tan desencaminado». Por cierto que muchos de aquellos trogloditas a la fuerza, en pleno siglo XX, eran clientes de la tienda de mi padre y le compraban sus zapatos a plazos, uno de los indicadores económicos más sin paliativos de la miseria en que vivía el país.

 

Concluyo la lectura del epistolario de las hijas de Marx. Estas tres hermanas Marx ha sido de las mejores compañías que he tenido en los últimos tiempos. Mi simpatía se decanta por Tussy (así llamaban a Eleanor, la màs joven) pero es como con los hijos y los nietos, se los quiere a todos igual, sólo que uno siempre es el predilecto. Traduzco ahora, para cerrar este capítulo, la despedida de Tussy al escribirle a Laura el 10.1.1897: «No sé si me has enviado un microbio en tu carta, pero me ha dado un ataque de inequívoco reúma en el brazo derecho. Aunque quizá sea cosa de este maldito tiempo húmedo. ¡¿Cómo es posible que llueva así todos los días?!»

 

Llamo a lo de Montse, quiero preguntarle un dato que necesito para hacer una tranferencia, y ya desesperaba de obtener respuesta cuando escucho la voz de Henri recitando como un lorito real lo que con toda seguridad le han adoctrinado sus padres que debe decir al descolgar: «Estamos cenando, llamen más tarde». «¿Henri?» [Titubeante, mi pregunta no se la han programado:] «¿Sí?» «¿Qué estáis cenando?» [Triunfal:] «¡No te lo digo, es un secreto!» Y se ríe y cuelga.

 

Weiß/Colonia, 17.12.

Festejamos hoy el cumpleaños de Oskar –¡17 ya, mare mía de mi arma!– pero no lo hacemos como es habitual en la familia Ritter, esto es: café y torta, sino con tapas y vino tinto, delque quedan excluidos Oskar y Henri [Paul se fue a Bremen, para torçer por el Colonia]. Acuden también Ute y Kadir, de manera que la charla se polariza en torno a los temas que más nos asedian por estos días: el supuesto golpe de Estado en Turquía (si fuese verdad que estaban implicados los miles de exonerados de sus cargos y encarcelados, la verdad es que resulta rarísimo que fracasaran), las elecciones en USA, Italia y Austria, las que se avecinan en Francia y en los Países Bajos (aquí con el vomitivo Wilders), los gobiernos derechistas en Hungría y Polonia, el indeglutible Putin en modo Zar se diría que vamos a dejarles a nuestros hijos y nietos un mundo bastante màs de mierda de lo que ya lo es de por sí. Sin ponernos de acuerdo cambiamos de tema y Kadir nos habla de su nueva peli, cuyo guión está escribiendo. Para mi sorpresa me entero de que los escribe a mano, no podría hacerlo de otra forma. No voy a decir que me dé vergüenza constatar que yo ya no sabría escribir a mano, porque lo que me da es más bien terror: ¡¡necesito el teclado para que fluyan mis ideas!! La evolución preconizada por el gran Darwin ha cristalizado en una nueva especie, el homo orthopedicus.

 

Anoche convertí en tuit una convicción que profeso de antiguo, y Marcos la sube a su cuenta T:


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