Home Mientras tanto De mi Diario : Semana 51 / 2020

De mi Diario : Semana 51 / 2020

 

Weiß/Colonia, 13.12. 

Hoy cumple Oskar 21 años. Amenazó con venir ayer, llamó a última hora aplazándolo a hoy a las 4:00 pm, le dije que esa es mi hora de dormir la siesta, contestó que entonces vendría a las 3:00, y finalmente vino, pero casi a las 5:00 y en el coche del padre y en realidad tan sólo para recoger el sobre con su regalo. Se me hace que todo ello está relacionado por una especie de hipocondría de su madre en lo que respecta a la pandemia. Estoy de acuerdo en que todas, todas las precauciones que se tomen sean pocas, pero ni tanto ni tan calvo. Joder.

En la columna dominical de Elke Heidenreich en el KStAnz, hoy hace unas recomendaciones de lectura para estos días que vivimos y los que se acercan. Son seis libros, entre ellos uno del que se cumplen 90 años de su publicación, ese cuento de hadas que es en el fondo El halcón maltés. Pero el que me llama mayormente la atención es uno del italiano Stefano Massini cuyo título alemán es El libro de las palabras que faltan (puede ser su Dizionario inesistente). En él, según EH, el autor crea palabras a las que le cuelga una historia. Pone el ejemplo de que László Biró inventó el bolígrafo, vendió la patente y otro se hizo rico con el invento; ahí Massini inventa la palabra “birismo” para nombrar el estado de ánimo de la gente que no vivió la vida que hubiese podido vivir. La propia EH cuenta que ella creó un sustantivo para nombrar a alguien obtuso y ajeno al mundo: “troglodino”, derivado de “troglodita”, habitante de las cavernas. Me hace reír porque en el Río de la Plata le llaman birome (¡gran homenaje a Biró!) a lo que en España se llama bolígrafo, y yo mismo, como saben mis amigos onubenses, a Huelva la llamo entretanto de una manera cariñosa (lo que no fue al principio), Troglodia, y a sus gentes trogloditas.

Todo el día ordenando las facturas de médicos y farmacias para enviarlas mañana al seguro de enfermedad y al subsidio estatal. 30 facturas por un total de € 7.341,59. Estoy en ascuas por lo que se refiere a la cifra que me reintegrarán. Oremus.

Weiß/Colonia 14.12.

Pasada la medianoche : Estuve viendo el segundo episodio de la serie policial italiana sobre la inspectora Petra Delicato, inspirada por la saga de Alicia Giménez Bartlett protagonizada por Petra Delicado. Y de momento no habrá más episodios, al menos en las dos próximas semanas. Se queda uno con la miel en los labios, porca miseria!

En la oficina postal de Rodenkirchen: Salí de casa a tiempo pàra tomar el bus de las 13:46 y estar en R’kirchen antes de las 2 pm, cuando reabre la oficina postal tras la pausa de mediodía. Llegué 5’ antes pero me tuve que conformar con ser el n.º 20 de la cola, larga a causa de los protocolos sanitarios, pero ordenada y atendida con celeridad por los funcionarios. A las 2:15 ya había despachado lo mío, las facturas para el seguro de enfermedad y el subsidio estatal. Como hay un cambio en el itinerario de regreso a Weiß de los buses 131 y 134, a causa de unas obras en la calle principal de R’kirchen, tomé el 134 en dirección a la Universidad, me bajé en la estación y tomé allí el 131 directo a Weiß, Siempre lo he dicho: uno es de aquella ciudad donde se sabe al dedillo la red de transportes públicos. Claro que en ese sentido, también puedo ser madrileño, parisino, berlinés y porteño de Buenos Aires, pero ninguna de sus redes públicas las conozco como la de Colonia. La de la orilla buena, claro está. La del otro lado del río, esa dependerá de algún este estatal siberiano, como diría el viejo canciller Adenauer.

Pasé todo el resto del día despachando correspondencia acumulada. Tengo a gala no dejar sin responder un solo email que me llega. Excepto los onfalocéntricos, que borro sin abrirlos.

Anotota feliz de que la llame por ese apodo, como llamo Rebecota a mi hija, y me pregunta si yo tengo algún apodo. Le contesto que en esa materia debería poseer una mención en el libro Guinness de récords. Para empezar toda la gama derivada de Richard: Dick, Rick, Richi, Rickyy recuerdo que Adela, en la Cope 14 de Huelva, sosteniendo que yo era «un duro», me llamaba Richard Widmark. Un agente de la tienda de ventas a plazos de mi padre me llamó Bachi desde que se enteró que había empezado el bachillerato. Algunos compañeros de estudios en el alma máter de Sevilla me conocían por «La máquina», a causa de mi capacidad de trabajo y retención, casi una computadora con patas. Y como era el más alto de los Badas de entonces, mi abuela Remedios me decía «el espiritati», que era su pronunciación autóctona de Empire State.

Weiß/Colonia, 15.12.

1:50 am : Pasaron La montaña entre nosotros, con Kate Winslet y Edris Elba, dos buenísimos actores pero que como pareja  no pegan ni con cola. Peli para olvidar, si no fuera por la belleza de los paisajes nevados. Después están pasando Philadelphia, pero no estoy en condiciones de aliviar la carga de plomo en los párpados, me voy a dormir. Perdónenme, Tom y Denzel.

Extrañado porque Ulli & Carlitos ya llegaron, pero pasa de la 1:00 pm y no llega el suministro del Bistro Verde, llamo por teléfono y me entero de que el dueño falleció este fin de semana y hoy ha sido el entierro. Tan luego se encuentra la familia en el Bistro para la tradicional comida de duelo que se celebra en Alemania (el “Leichenschmaus”, literalmente “convite funeral”), también con los amigos más cercanos, pero esta vez no es posible a causa de los protocolos sanitarios. Le doy el pésame a nuestra mensajera, que es quien atendió el teléfono, y pasamos el almuerzo para mañana. Por dicha, tanto Ulli & Carlitos en su casa, como nosotros aquí, tenemos vituallas de reserva para calmar el hambre de hoy. Nos reencontraremos mañana, pues.

Apareció el viernes mi columna en EE, y estuve pendiente viernes, sábado y domingo de si le llegaban comentarios a su foro. Ni uno solo, ni siquiera el que dejé yo mismo con una necesaria Fe de erratas. Y hoy, de repente, resulta que hay nueve. Evidentemente, las muelas del molino virtual de EE se resienten todavía del cambio de sistema a que las sometieron. Merde alors!

Uno de los comentaristas sugiere, conforme con lo que yo mismo digo en la columna, que «la metedura de pata estuvo en haber dividido el premio entre Gerardo Diego y Borges, cuando cualquiera de ellos y por separado lo tenían de sobra merecido. Diego es, incluso, más creativo que Borges al haber cultivado la poesía más tradicional y al mismo tiempo, la surrealista y creacionista. Todo con una altura y un dominio asombroso del lenguaje». No tuve más remedio que pararle el carro: «Gracias por leerme pero vayamos por parte. Estoy de acuerdo en que tanto Gerardo Diego como Borges merecían cada uno el Cervantes por separado, y la metedura de pata de dárselo a ambos compartido se evidencia en el hecho de que nunca volvió a suceder. Pero Borges es un parteaguas de la literatura en nuestra lengua, mientras que Diego no alcanza esa categoría: entre los poetas españoles, sólo Juan Ramón».

Weiß/Colonia, 16.12.

1:00 am : En el canal regional del sudoeste (Stuttgart) un documental acerca de Fritz Walter, el capitán del legendario once alemán que fraguó “el milagro de Berna”, el 3:2 de la victoria sobre Hungría en la final del Mundial de 1954. Aquél día llovía: «Es el tiempo a la medida de Fritz», dijo su mentor, el seleccionador Sepp Herberger. Modesto y sencillo, jamás quiso abandonar su equipo de Kaiserslautern a pesar de las sabrosas ofertas que le llegaron del extranjero. Este es el tipo y el carácter de deportista que a mí me gusta, no los metadonas ni los cristianos.

Del Bistro Verde llega el pedido para hoy: espaguetis con salmón y espinacas para Ulli, unas albóndigas de Königsberg (Kant debe haberlas comido) con remolacha y papas cocidas con sal para Diny, col rizada con salchicha de carnicería para Carlitos, y Rösti con salmón marinado y salsa de mostaza y eneldo para mí. Nuestras mujeres son más imaginativas, cada vez encargan algo distinto, Carlitos y yo, en cambio, somos de piñón fijo. Pero la semana próxima ya hemos decidido que pediremos los cuatro un menú navideño alemán por excelencia: ganso recién salido del horno, con col lombarda y manzana, albóndigas de patata y castañas glaseadas. Amén de una buena tabla de quesos. Comida de las que exigen digestivo. Lo tengo pronto en la cámara frigo de la heladera.

Apareció en Nexos Mi Abecedario Beethoven, repartí el enlace a mis amistades melómanas, y ¡bravo!, la primera reacción ha sido la de nadie menos que Martha Senn. Lo digo siempre: el círculo de mis lectores milita en la Champions, no le tengo envidia a naides.

Le cuento a Speedy Landa, hasta su México lindo y AMLOherido, que en cuanto a vacunas, Diny y yo estamos en un grupo prioritario para recibirla (más de 80 años), así es que con un poco de buena suerte podemos estar vacunados antes de fin de año. Lo que me frena un poco es que el centro de vacunación de Colonia se encuentra al otro lado del río, es decir, en Siberia, y no tengo visa de entrada válida en ese territorio. Tendré que pagar alguna mordida, amén de sobreponerme a mi rechazo innato a cruzar el río si no es para ir al aeropuerto. Que no sé por qué lo construyeron ahí, cuando el primitivo aeródromo de Colonia, obra de los romanos en tiempos del emperador Marco Aurelio, un hombre de ideas muy elevadas, lo tenemos en el lado civilizado del río. En fin, debe haber sido una decisión tomada en alguna pandemia anterior.

Weiß/Colonia, 17.12.

Otro comentarista en el foro de mi columna sobre los Premios Nobel poetas piensa que con toda seguridad mi «detesto la poesía» de Pablo Neruda «será una soberana herejía, [] máxime que su Confieso que he vivido es parte de su Credo. Excelente». Le respondo tirando derecho viejo desde la cadera y sin desenfundar: «Gracias por leerme, y le diré que el hecho de detestar la poesía de Neruda tiene su razón de ser en que es un autor gárrulo, dicho de otro modo: un charlatán, un enfermo de grafomanía. Y sus memorias son infames por lo que oculta: cómo fue que abandonó a su primera esposa neerlandesa porque le dio una hija hidrocefálica de la que nunca quiso saber nada. Sus memorias podrían titularse mejor Confieso que he mentido».

Después de leer Mi Abecedario Beethoven  me escribe Pepe Juan para decirme que el famoso “Para Elisa” lo lleva de sintonía por las calles de nuestra tan querida Troglodia el camión que reparte las bombonas de butano: «¡Mucho antes de esta conmemoración!», añade. Y yo, para mi capote: Cómo echo de menos, cada vez que he regresado a Huelva, los pregones callejeros desaparecidos, en especial el de “¡A gorda los jazmineeeee!”, el de “¡Caballas frescas, de alba y de galeón!”, el del vendedor de helados, y el inefable de la paragüera, sobre todo este.

Me leí de un solo envite The Loved One [Los seres queridos, en alemán se titula Muerte en Hollywood], una de la larga docena de pequeñas obras maestras que nos dejó en herencia ese genio del humor que fue Evelyn Waugh. La he leído en la mecedora del cuarto de huéspedes, y pues tengo a mi izquierda las baldas con la literatura española de la generación del 98 y la del 27, le echo mano, como programa de contraste, a uno de los somníferos más eficaces que se conocen en nuestro idioma, y que son las novelas de Ramón Gómez de la Serna. Probé con El chalet de las rosas, de la que vagamente recuerdo que es una de las menos barbitúricas. Antes de llegar a la página 10 ya sentí llegar los vahos de la adormidera, de modo que la devolví a su lugar y fuí a refrescarme la cara y la calva con agua friísima, para despejarme del todo.

Weiß/Colonia, 18.12.

2:00 am : Pasaron Witness [Único testigo], gran peli nominada para ocho Oscars, de los que sólo ganó dos, al mejor guion y la mejor edición. Para Harrison Ford su única nominación al Oscar, y para Peter Weir una de las seis que ya lleva. Pero estaba además nominada como mejor peli, mejor cámara, mejor música (una partitura muy bella de Maurice Jarre), y a mi parecer injustamente no lo estuvo Kelly McGuillis, de una dulce hermosura comestible a besos, que compone de modo admirable el conflicto interno de una amish enamorada de alguien ajeno a su comunidad: ¡qué pena que no se haya prodigado mucho en el cine! Esta es una de las pelis mejores que llevo vistas en lo que va de año, y me pasó desapercibida cuando su estreno. Para algo bueno tenía que servir la tele.

Dediqué buena parte del día hasta la siesta, estudiando un poco de la historia de los amish, de donde derivé a los menonitas, con quienes se suelen emparejar, aun cuando son comunidades distintas, por muchos puntos de contacto que tengan. Yo tengo una relación personal con el tema desde mi noviazgo con Diny. Ella era asistenta social en Witmarsum, el pueblito frisio donde nació Menno y fue sacerdote de su iglesia. A causa de su relación con la comunidad, Diny acudía a misa los domingos y yo la acompañaba cuando pasaba un fin de semana allá, pero en la iglesia lo que me fascinaba era el púlpìto desde el que predicó Menno hasta que abjuró del catolicismo y creó su propia comunidad cristiana.

Hace un par de días, me acordé hace un rato pero tuvo que ser el viernes o el sábado pasados, porque ya no está en el montón de la semana, en la página 4 del KStAnz aparecía como siempre el chiste del día, y esa vez se trataba, reconocible por la estrella de los Reyes Magos encima suya, del portal de Belén cerrado a cal y canto, hasta con una cortina metálica. Un empleado de una empresa de reparto rápido de paquetes está delante de su camioneta cargando tres de ellos y gritando que son los regalos de Melchor, Gaspar y Baltasar, a lo que desde dentro le responde san José: «¡Déjelos al pie de la cortina metálica, luego saldré a buscarlos!»

Weiß/Colonia, 19.12.

Recién pasada la medianoche: volví a cumplir con el rito de ver El pequeño lord, que siempre la pasan la semana antes del Día Internacional del Regalo. Sigue siendo buena, no envejece. ¡Y ese Alec Guinnes, qué lección de interpretación!

Estaba desayunando y leyendo en el KStAnz que tan sólo se dispondrá de 1.000 vacunas para Colonia, una de las cuatro ciudades alemanas con más de un millón de habitantes, cuando pasa Herr Schubert, el repartidor de paquetes de la DHL, y me entrega un regalo que me llega vía Amazon. Se trata de un estuche conteniendo cinco botellines: de un bálsamo de higos y dátiles, de maracuyá, de aceite de oliva y limón, de aceite de nueces y un aperitivo de frambuesa. Nos lo envía Marjorie desde Cámaralentolandia y le acuso recibo apenas termino de desayunar: «Aparte de que te lo agradecemos de todo corazón, Diny y yo, ahora me quedan dos cosas en claro: a) para qué querías mi número de teléfono; y b) de seguro que a través de algún contacto con el Servicio Secreto de Andorra te habías enterado de que para la ciudad de Colonia, una de las cuatro millonarias en habitantes de este país, tan sólo se han previsto 1.000 (en letras: mil) unidades para empezar la vacunación el 27 de este mes. No alcanza ni para los ancianos en las residencias de la tercera edad, así es que los mayores de 80 años, que estamos incluidos en el mismo grupo prioritario, con suerte seremos vacunados a fines de enero. Si todavía vivimos y coleamos. Pero ello explica que en un gesto de altísima bondad cristiana nos hayás enviados estos santos óleos. Por siaca». Alabado sea el santísimo sacramento del altar.

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