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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 52 / 2009

De mi Diario : Semana 52 / 2009


Weiß/Colonia, 20.12. (1)

 La semana pasada, durante mi consuetudinario rastreo dominical de los blogs favoritos, se me escapó un nuevo post en el de mi buen Bernardo, quien desde Huelva se desmelena lanzando una impresionante filípica contra el nacionalismo catalán y, a propósito de la Roca, contra los hijos de la Gran Bretaña. Le he dejado un comentario sobre el segundo tema: «De acuerdo en que Gibraltar es español, Bernardo, pero entonces seamos consecuentes y empecemos por dar ejemplo devolviéndole Olivenza a Portugal. Porque si lo del tratado de Utrecht es desde luego comparable a la ley del embudo en inglés, lo de Olivenza como trofeo de Godoy en “la guerra de las naranjas” fue un robo a mano armada, en el sentido más literal de la expresión. ¿Vale?»

 

 Weiß/Colonia, 20.12. (2)

 Berenice, hermana poblana del alma, me escribe desde Berlín a propósito de la última entrega de mi diario: «Hace años que no había vuelto a leer la palabra “baldado”. En algún libro de mi niñez leí alguna vez algo que se me guardó en la memoria: Que aquél que no conoce la riqueza de su idioma, carece ya también del poder de expresarse a sí mismo. Es por lo tanto un baldado del alma. Yo me pregunto qué diría Wittgenstein de todo eso». Y yo le contesto lo evidente:

 «El idioma es tan inmenso, tan inabarcable, que no debes de hacerle caso a quien te dice que ignoras su riqueza. El que lo dice se encuentra en la misma situación que tú, hermana querida».

 

 Weiß/Colonia, 20.12. (3) 

Hoy, Ángeles –otra poblana– canta en su blog, es una pura delicia oírla, así es que por si las «que ni labráis como abejas / ni brilláis cual mariposas» (u séase, por si las moscas), archivo acá el enlace :

 http://lacomunidad.elpais.com/puerto-libre/2009/12/20/domingo-cabaret 

[Me pregunto, como mi buen Carlitos, si este método de archivo tiene la misma vocación de eternidad que el empleado con las leyes del código de Hammurabi, talladas en una estela de basalto, o incluso los bisontes de las cuevas de Altamira et alia. Pero reino en la vaga sospecha de que nuestros archivos modernos, tan digitales y tan sofisticados, no son tan perdurables. Parafraseo a Rilke: Progreso, ¿donde está tu victoria?]

 

  Weiß/Colonia, 21.12. (1)

 Hojeando y ojeando las 1.400 páginas del libro de Nicolás Gómez Dávila para ofrecer en mi reseña una docena selecta de aforismos (más una segunda docena a fin de que Amalia y Álvaro, en la redacción de Revista de Libros, tengan donde elegir), descubro uno que me hace soltar la carcajada a todo trapo: «El monarca es la prosa de la monarquía: su poesía es el monárquico». Me basta pensar en el Borbón de la Zarzuela y en Álvaro Mutis. Chapeau, don Nicolás!

 

 Weiß/Colonia, 21.12. (2)

 Encontré unos novedosos villancicos en el blog de Felipe Benítez Reyes, que es de lo mejorcito que hay en la red, y me animé a dejarle unos míos en un comentario:

  http://felipe-benitez-reyes.blogspot.com/2009/12/villancicos.html 

 

Weiß/Colonia, 21.12. (3)

 Pasan por el canal Arte un programa dedicado a Ravel y su música, con documentos filmados, impagables, de Kurt Masuhr y de Sergiu Celibidache durante respectivos ensayos del Bolero. A mi parecer, Ravel ha sido –de lejos– el compositor más inteligente de la historia. Basta con recordar lo que escribió acerca de Beethoven.

 

 Weiß/Colonia, 22.12. (2)

 Comentando mis meteduras de pata, Óscar me confiesa desde Bogotá varias de las suyas. Paso a consolarlo diciéndole que de su paisano García Márquez he reseñado varias. Y que de Álvaro Mutis tengo al menos tres harto dignas del Guinness Book of Records (en una de ellas Maqroll el Gaviero viaja en barco desde Los Ángeles a Buenaventura, atravesando el canal de Panamá, algo así como ir de Alejandría a Tel Aviv atravesando el de Suez). Le recuerdo además que es famosa, en el Julio César de Shakespeare, acto II, escena 1ª, la acotación «Clock strikes», y la verdad es que oír las campanadas de un reloj en la antigua Roma hubiera sido algo así como oír a Los Beatles en la corte de Luis XIV. Y concluyo: «O sea, que todos, y desde luego tú en tu país, estamos en buena compañía».

 

 Weiß/Colonia, 23.12., primeras horas de la madrugada

 Alex & Mossi han venido con los niños, desde Bergen, a pasar las fiestas con Karin en Colonia. Y esta noche nos invitaron, con un grupo de amigos, a una velada noruega. Sopa de pescado para empezar, seguida de carne de reno en salsa y costillas de ternera desecadas como cecina, amén de sus buenos tragos de aquavit (Skøl!) para empujar la comida. El postre es un ritual curioso y típico de las navidades en Noruega. Un cuenco grande lleno de cuajada con ciruelas sin hueso, en el cual se deja caer una almendra, revolviendo la masa para esconderla en ella. Cada cual se sirve su porción y aquel a quien le toca la almendra se queda con el lechón de mazapán típico de las fechas. Algo así como el roscón de Reyes en España. Y esta noche, ojalá que sea un buen presagio, la almendra estaba en el cuenco de Chico.

 

 Weiß/Colonia, 23.12. (1)

 Llamo al taller de Herr Berg, y ya me tienen lista la bici, rectificado el pedal. Las reparaciones las hace ahora Herr Berg hijo, y aún recuerdo la primera vez que le llevé mi bici con no sé qué desperfecto. Al día siguiente estaba lista, y me sorprendió lo rápido que me había atendido. Luego supe por qué. Al cabo de algunas reparaciones ultrarrápidas y de mi agradecimiento por su veloz resolución del encargo, me contó algo que yo sabía pero que había olvidado, y desde luego lo sabía no por él sino por Montse. Y ocurre que Montse y él fueron juntos a la escuela del pueblo, y un día la maestra les dijo que iba a leer un texto de Böll y les explicó quién era Böll: un escritor de Colonia, muy famoso en el mundo entero, que había ganado el premio más importante que puede ganar un escritor en todo el mundo; en fin, lo explicó de manera que los niños adquirieran conciencia de la importancia del autor. Y terminó preguntándoles si alguno de ellos ya había oído hablar de él. A lo que Montse alzó la mano y dijo «Es amigo de mi papá». Con lo cual Montse pasó a convertirse en la reina de la clase, y ahora Berg hijo me dispensa el trato merecido a un amigo de Böll y el padre de una reina.

 

 Weiß/Colonia, 23.12. (2)

 Para revancharse por mi envío del himno de Andalucía (auténtico prodigio de ñoñería y de falta de ángel, casi impar en la galaxia), un amigo paisa me mandó desde Medellín el himno de Antioquia, y yo lo reboté a varios más, entre ellos Rolando, quien me acusa recibo desde Austin/Texas : «Ni el barco más grande del mundo, bueno, deja tú lo del mundo y ponle del universo, serviría para llenarlo de gracias por tu gentileza en enviarme este himno:

http://www.youtube.com/watch?v=Oyy6wFCX0OY 

Encantador, hipnotizante e impresionante; el agregarle el Happy Birthday Song le da al himno “un je ne sais quoi…” Y miente el que diga, piense y rumorée que el bogotazo se debe a ese himno preclaro. ¡Viva Antioquia, jí, jeñor!»

 Le contesto : «¿Sabes que me entra la tentación de buscar en youtube el Himno de la provincia argentina de Chubut, o el del Estado venezolano de Cojedes, y eso para no ponerte sino dos ejemplos pero que retrocedo espantado ante la posibilidad de encontrarlos?  Vale, y aquí la mochila, que ahora me toca Mel Brooks con La historia más loca del mundo, Parte I. ¿Sabes tú por casualidad por qué es ese el título completo?  Si no, te cuento que es un homenaje (pero así  mismo un guiño de humor macabro) a sir Walter Raleigh, el cual, en su prisión de Whitehall escribió la primera parte de una historia del mundo, que abarca hasta Octavio, fundador del Imperio Romano. Pero, por desgracia, sir Walter no pudo pergeñar la segunda parte de la obra, ya que un encapuchado funcionario del rey le separó de un hachazo la cabeza (a sir Walter)  del resto de su cuerpo, dejándole las manos sin control a distancia para la tarea de escribirla».

 

 Weiß/Colonia, 24.12.

 Velada de la familia en pleno donde Chico, con árbol e infinitos regalos para los críos, y no pocos para los adultos, excepto Rebeca, que sólo recibió el mío, por haberme correspondido ella en el sorteo secreto. Menos mal que ese mío era doble, un vademécum de las 50 mejores comedias de la historia del cine, y el DVD de una de ellas, Mujeres al borde de un ataque de nervios. Y tras de la piñata sin piñata, la cena deseada por Montse y Vincent, doble fondue de aceite y caldo de gallina, con tortilla española para las pausas entre pinchito y pinchito de carne frita o cocida. Mousse de chocolate como postre, pero yo prefiero un cuenco del caldo de la fondue: enriquecido por la substancia de tanta carne, es un resucitamuertos de órdago a la grande. Y como ni Diny ni yo somos navideñófilos, lo que acabamos a festejar es que esta ha sido la última Nochebuena en familia. A partir del 2010 cada uno de nuestros hijos quiere celebrar en petite comité, cada uno en  su casita, sabiendo además que con ello no nos dan ningún disgusto, sino todo lo contrario. E ainda mais teniendo en cuenta que no somos una de esas familias que necesita reunirse una vez al año para verse, porque nosotros nos estamos viendo todo el año, semana a semana, muchas veces juntos todos, somos una familia unida de una manera entrañable. Al carajo, pues, por fin, con el Día Internacional del Regalo. Enter.

 

 Weiß/Colonia, 25.12., primeras horas de la madrugada

 Cuando estaba a punto de irme a dormir (después de regresar de casa de Chico, revisar la correspondencia llegada y escribir en mi diario el resumen de la fiesta), prendí el televisor y comenzaba To Have or Have Not, o sea : Hemingway, Faulkner, Hawks, Bogart, Bacall, Brennan qué más se puede pedir. Cómo irme a dormir sin verla una vez más.

 

 Weiß/Colonia, 25.12.

 Como acá andamos de receso desde el 24 a mediodía hasta el lunes (los alemanes celebran dos días de Navidad, 25 y 26, y pasado mañana, de yyyapa –diría mi deuda estherna–, es domingo), estoy aprovechando para despachar lecturas, entre ellas Una jornada en el otro tiempo, de Luis Tovar, que se la entregó a la Esthercita cuando estuvo en México para que me lo diera en mano.  Es uno de los mejores textos que he leído en lo que va de año (y ya queda poco de él), es de una precisión suma, una virtud que siempre he admirado en la escritura de Luis. Y es por otra parte como un «escolio a un texto implícito», para emplear la expresión de Nicolás Gómez Dávila. De la precisión de su escritura casi colijo que una cena cuyo topos no recuerda, puede haber sido en mi casa, y me baso para ello en la descripción del corcho, la más viva imagen de cómo queda uno de ellos cuando soy yo quien lo libera del corsé que es el cuello de la botella. Y de lo escoliástico, rescato esa frase asímismo aplicable a las anotaciones de mi diario, la de «esta necesidad de escribir las cosas que acaban de sucederme» como «prueba de que no vivo nada completo si no hago también su registro». Ecco!  En fin, mi querido Luis me ha dado una gran alegría con su libro, eso para no hablar de su generosísima dedicatoria, que ya creo haberle agradecido cuando mi deuda estherna me hizo llegar un volumen tan delgado de factura y tan preñado de contenido. 

 

 Weiß/Colonia, 26.12.

 ¡Qué pena que Charles Darwin se quedara sin disfrutar Desierto viviente, la peli de Disney que pasan hoy por la tele a las 8.15 p.m.!  Estoy completamente seguro de que, después de verla, le hubiese escrito al productor una carta redactada más o menos así:

«Dear Mr. Disney, ha llegado a mi conocimiento el hecho de que su acrisolada fe cristiana le movió a prohibir la mención del apellido Darwin en cualquier film creado en sus estudios. Razón pues de sobra para agradecerle, fervientemente, cómo su misericorde altruismo se ha tomado la molestia de financiar y rodar este Desierto viviente, que sin resquicio a dudas constituye la mejor y más contundente demostración de mis teorías. Déjame desquitarme con el propósito que aliento, desde que asistí a la proyección de su film, y que no es otro sino el de bautizar con su nombre la próxima nueva especie de crustáceo rizocéfalo que logre descubrir: Paraxanthus waltdisneylis. Y téngame por su devoto admirador a la luz del día, como usted vergonzantemente parece serlo mío».

 [La venganza de Darwin hubiera sido feroz, porque los rizocéfalos son cirrípodos parásitos y hermafroditas que se enquistan en crustáceos decápodos produciéndoles castración parasitaria. Según el Departamento de Ecología Costera, de la Facultad de Ciencias, Universidad Católica de la Santísima Concepción, en Concepción/Chile, el Paraxanthus barbiger es un depredador prominente de las comunidades bentónicas, o sea las que habitan en el fondo de los ecosistemas marinos. Qué hijueputa el tal Darwin, ¿no?  O más bien yo, porque no debiera olvidar que su carta es una fantasía mía].

 

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