Home Mientras tanto De mi Diario : Semana 52 / 2011

De mi Diario : Semana 52 / 2011

Weiß/Colonia, 25.12., primera hora del día (1)

Volvemos a casa en taxi (ocho euros), sencillamente porque Diny se deja engañar un año tras otro por las falaces promesas de la remilputísima KVB, de que los servicios de autobuses serán idénticos a los habituales en los días festivos. No quiero ofender a Somalia, pero en materia de transportes públicos creo que andamos a la par. Perdón, Somalia, si de repente me equivoco.

 

Weiß/Colonia, 25.12., primera hora del día (2)

Al regresar a casa y abrir la estafeta virtual, descubrí el resultado del concurso para premiar la mejor frase felicitando a Jane Austen en su 236 cumpleaños, concurso que convocaron el día 16 (fecha del natalicio) las chicas de El Salón de Té de Jane, uno de mis blogs favoritos. Me quedé sin premio, ay: ni el ejemplar de Sentido y Sensibilidad en castellano, ni el álbum con los DVD de Orgullo y Prejuicio, Emma, Sentido y Sensibilidad, Mansfield Park, Persuasión y La Abadía de Northanger, ni el Bluray de Emma. Me deja triste porque la frase con la que concursé no era nada mala: «Usted sabe, Miss Austen, que un caballero es alguien que siempre se acuerda de una dama el día de su onomástica, y jamás el de su cumpleaños, pero ¿quién le dice que yo sea un caballero? Su fiel y devoto Mr. Bada, Esq.» Miss Austen habría entendido el guiño final.  

 

Weiß/Colonia, 25.12. (1)

Vinieron ayer a recogernos los Bada Scholz para ir a la fiesta familiar en casa de Montse, y cuando subimos al coche Angie nos dijo que mientras esperaban que bajásemos pasó por el cielo un especie de rayo luminoso, que de repente se evaporó en el aire. «Sería la estrella de Belén, que venía a sacar a los reyes magos de su relicario en la catedral», arguyo. Especulamos con la posibilidad de que haya sido una lluvia de estrellas, un meteoro, hasta un ovni. Luego en lo de Montse, die Bescherung, cuya gama semántica abarca desde “allí fue Troya” hasta “en menudo lío nos metimos”, pero es la expresión acuñada para el reparto de regalos. Los que recibí: una bata nueva, unas pantuflas  nuevas (que me quedan chicas) y una nueva brocha de afeitar (y juro por todos los dioses que, si aún vivo, no pienso aceptar la del año 2012 ni aunque esté hecha con pelo del vellón depilado de Kate Beckinsale). Menos mal que un alma buena se apiadó de mí y recibí también el DVD de Auf der anderen Seite, la peli de Fatih Akin. La vimos el 1°.11.2007 cuando se estrenó en Colonia, he buscado en este diario la entrada de aquel día:

“Hemos visto Auf der anderen Seite (Al otro lado), la última de Fatih Akín. Es impresionante. Y de una calidad asombrosa. Es un formidable paso adelante desde Gegen die Wand (Contra la pared), que ya era también impresionante y muy, muy buena. Pero acá hay una madurez insólita para un director de 34 años. Me llegó bajo la piel la escena entre Nejat y Susanne Staub, la madre de Lotte, cuando ella pregunta que adónde van todos, que parecen ir en la misma dirección, y Nejat le contesta que van a la mezquita, que es la fiesta del sacrificio. Susanne quiere saber qué sacrificio y él le cuenta el pasaje de Abraham e Isaac (aun cuando parece que en el Corán el hijo víctima debía ser Ismael, que es de quien habla Nejat), y ella le contesta que ese pasaje existe también en la Biblia. Una vez, dice él, le preguntó a su padre cómo habría reaccionado él ante el mandato de Dios. «¿Y qué respondió?» pregunta Susanne. «Me dijo que no le importaría tener por enemigo a Dios, antes que hacerme daño». En la librería de Nejat en Estambul, en la pared detrás de su escritorio, hay un cartel donde se ve a Mario Vargas Llosa: es el anuncio de la publicación de su libro sobre Flora Tristán (digo yo, porque en la parte baja del cartel, a la izquierda, aparece la cara de Gauguin)”.

La comida fue pavo (pavo macho, Puter, no hembra, Pute, que es lo habitual), lo cocinó Frank asistido por Rebeca. Era una mole impresionante, rellena de manzana, ciruelas y arándanos agrios, macerados en Calvados. Guarnición de col roja y bolas de sémola. El vino, un Burdeos excelente. La sobremesa se alargó conversando acerca de Severin, el sobrino de Frank que se fue a trabajar para una ONG evangélica en Ghana y tuvo que salir del país a la carrera, hace un par de días, amenazado de secuestro y hasta de muerte. Una larga charla sobre el servicio civil y sus riesgos, duró casi dos horas, y Henri se hizo notar por su ausencia, hasta que descubrimos que Rebeca se había hecho cargo de él, y con ella juega siempre absolutamente concentrado y casi en silencio: ¡qué gran madre se ha perdido el mundo con mi Rebecota! (pero ¡qué gran tía la que se encontraron sus sobrinos!)

 

Weiß/Colonia, 25.12. (2)

Pasó por casa Rodrigo Tomás, con Catalina, para entregarme (además como regalo, nada menos) el libro editado en Chile por Leila, Los malditos, que aprovechando que él estaba en Santiago se lo encargué por email el 16, y me lo compró el 17 en la librería Ulises. Pero el objeto principal de su visita es hacerse cargo de las fotocopias que hice el viernes de todo el material autografiado por su padre que obra en mi poder. Y de yapa le entrego el sobre original donde Gonzalo, por única vez, escribió su segundo apellido –Pizarro– en el remite de una carta. En alemán estas reliquias se llaman Devotionalien, la palabra se explica por sí sola; es de origen religioso, pero está total y felizmente secularizada, como debe de ser. Y charlando charlando recordamos el encuentro en Madrid, allá por el 91, 92, en la Residencia de Estudiantes, Gonzalo con Hilda y Catalina, Carmen y Álvaro Mutis, y Diny y yo con Chico, que se nos había reunido viniendo del sur de Granada, de La Chucha. Y cómo al final de ese almuerzo que fue poco memorable, en el comedor de la Residencia, cuando Gonzalo –tan abuelo– le preguntó a Catalina «¿Quieres algo más, hija?» y Catalina contestó «Sí, un helado», se oyó la tonitronante voz de Mutis diciendo: «¿Helado? ¡El último que pidió un helado aquí fue García Lorca, y lo fusilaron!  ¡Vámonos!»

 

Weiß/Colonia, 26.12.

Paul en casa. Vino con Frank a desmontar la mesa del comedor ya que a partir de a partir de mañana tendremos una nueva, y nueva sillería. Nunca entenderé la necesidad de deshacerse de una mesa y unas sillas que tienen al menos diez años más de vida garantizada, pero contra el argumento de Diny («Las he comprado de mi dinero») no me queda sino callarme y pensar que lo hubiese invertido mejor en ese viaje al Círculo Polar Ártico que tanto la ilusiona. Pero bueno, Frank se fue y Paul decidió quedarse con nosotros. Diny le cocinó los espaguetis que a él le gustan, “alla Pauli”, tanto que repite porción, algo que no suele hacer ni en casa. Luego cenamos Diny y yo, en la mesa baja redonda del living, unos lomos de venado neocelandés con linguinis en salsa de setas, una pura delicia. Mientras, Paul se divertía a nuestro lado con unos episodios de la primera temporada de “How I Met Your Mother”, que se trajo en un álbum de DVD. Y tras la cena, nos pusimos los tres a jugar scrable. Ganó Paul por un punto de diferencia delante de su abuela, y yo me tuve que conformar con un honroso (¡ejem, ejem!) tercer puesto, gracias a lo cual también pude acceder al podio. ¡Hurra!

 

Weiß/Colonia, 27.2. (1)

Por el diario, haciendo tiempo a que llegue Carlitos, me entero de que el resplandor que vieron en el cielo Angie y Vincent, la noche del 24, era chatarra espacial que se volatilizó al entrar en contacto con la atmósfera. Un día no se volatilizará, ojalá le caiga en la cabeza a alguno de los dictadores que aún quedan, pienso, y deseo. Luego llega Carlitos y nos vamos con Diny a La Modicana y hacemos entrega a la signora Giuseppina del libro de Marjorie con dedicatoria personal autógrafa; se lo regalamos con motivo del International Gift Day, y nuestra menuda siciliana, paisana de Salvatore Quasimodo, también él modicano, lo recibe con grandes muestras de alegría. Con qué poco se puede hacer feliz a alguien. A veces hasta basta sólo la intención.

 

Weiß/Colonia, 27.12. (2)

Por mor de un email a Miroslav, mi hermana Susanita supo que allá por el 60 pergeñé una novela corta titulada El Canto XXV (La Odisea sólo cuenta 24) y me conminó a saber más de ella, así es que el 20 de este mes le escribí: «El Canto XXV me lo escanearon hace un par de meses, del soporte papel en que estaba, pero la tarea de formatearlo es brava, y la dejé al cabo de un par de páginas. Voy a ver si me impongo en enero 2012 la disciplina de formatear una página diaria, y así tener una versión legible a fines de febrero. Con esas miserias tenemos que vivir, sorella cara. Pero te prometo que una vez exista una versión comilfó de El Canto XXV, serás una de mis primeras víctimas de su envío». Respuesta de la Susi: «Te comprometo a ello. Quiero ser la primera». En vista de tal apremio le contesté el mismo día: «Bueno, en el anexo te estoy mandando la Invocación Propiciatoria, el primer capítulo y las notas, que es lo que yyya está formateado. Así te podés hacer una idea de cómo va a ser el resto y quién sabe si hasta me decís que no me tome la molestia de seguir formateando, yyya me contarás». Y ese mismo anexo se lo envié a siete amigos más. Y como ni ellos ni Susanita, en toda una semana, me han hecho ni el más mínimo comentario, pongo cara de gil y concluyo que la crítica literaria tiene muchas maneras de expresarse. La más eutanásica de todas es el piadoso silencio. Amén, Canto XXV. Más se perdió en la guerra de Cuba, como decía mi abuela Remedios, que era una sabia.

 

Weiß/Colonia, 28.12.

«A nadie le importa cuando los racistas no son blancos, ni siquiera a los blancos». Leo este tuit y siento que su premisa de partida es racista, lo que en realidad quiere decir es que a la izquierda blanca, que sí sabe que hay racistas negros, ellos no le importan, porque los únicos racistas que le importan a la izquierda (blanca) son los racistas blancos. Y lamentablemente, el tuit tiene razón. Sólo que siempre me quedo preguntándome quiénes serán el blanco de la izquierda negra.

 

Weiß/Colonia, 29.12., primera hora del día

Dead Men Don’t Wear Plaid [Cliente muerto no paga] es una de esas pelis que no me pierdo ni una sola de las veces que la pasan. Sé que hay mucha gente que arruga la nariz y frunce el ceño si se la menciona, pero me importa un bledo. Creo que es una obra maestra del montaje y quizás el mejor homenaje que nunca se le haya rendido al film noir. Y al mismo tiempo un disparate de los más concienzudos que de hayan filmado jamás. Qué más quiere un anarquista mental como yo, para divertirse. Y a continuación pasaron un documental sobre la bellísima Lisl Goldarbeiter, la austríaca que fue elegida Miss Universo en Galveston, el año 1929. Un documental hecho en base al mucho material filmado por su primo húngaro Marci Tänser, enamorado en secreto de su prima, con quien terminaría casándose. Lo más interesante del documental es verlos sobrevivir al Holocausto. Pensaba todo el tiempo, mientras desfilaban en la pantalla esas últimas escenas, en lo que es hoy la vida de las reinas de belleza, y sobre todo, en sus coeficientes mentales. Aunque claro está que la culpa no es de ellas. En el fondo, ellas, la mercancía de ese comercio, merecen nuestra más compasiva solidaridad.

 

Weiß/Colonia, 29.12. (1)

Vincent a las 8 a.m. ante portas. Esto de que a los nietos les guste pasar días de sus vacaciones escolares con nosotros es algo que nos llena de una indecible alegría. Le pregunto si quiere venir conmigo al concierto matinée de la Philarmonie, almorzar luego con Carlitos y Ulli, y terminar comprándole una nueva aspiradora eléctrica a la abuela en Saturn, lo que podría aprovechar para comprar de paso algún DVD para él. Pero prefiere quedarse jugando con el arsenal de barcos y filibusteros que se ha traído de su casa y que convierten nuestra sala en algo así como un set de rodaje de Piratas del Caribe (a escala 1:1.000.000), y teniendo como hilo musical las 9 sinfonías de Beethoven (versión Harnoncourt) que me pidió que le programase en el CD-Player.

 

Weiß/Colonia, 29.12. (2)

Sabia decisión la de Vincent, la de no acompañarme. Cuando llego a la Philarmonie, como es mi costumbre, o sea: 10’ antes del concierto, encuentro las puertas cerradas y una muchedumbre de un par de cientos de personas arracimadas delante de ellas por el viento y el frío. En un principio pienso que aún no abrieron el recinto, hasta que me doy cuenta de que tuvieron que cerrarlo por exceso de público. Y es claro, todo el mundo anda de vacaciones, y los jueves de la Philarmonie son gratuitos. ¡Filisteos!  Me voy a la cafetería del Ludwig para matar la media hora leyendo del libro que me regaló mi deuda estherna, y que me está gustando muchísimo. Después regreso a la Philarmonie a tiempo de escuchar los aplausos, me encuentro con Ulli & Carlitos y nos vamos a comer a Sion, donde hacía años que no había vuelto. Es como una inmersión en coloniensidad. Pedimos 0,75 m de salchicha, esto es: ¼ m cada uno, y les cuento de cuando comí aquí con Saramago (que todavía no era Nobel y aún era amigo), y él y yo encargamos ½ m. para los dos, y Pilar un codillo, a pesar de mi advertencia de que se conformase con media ración. Al final la tuvimos que ayudar entre su marido, la agente de su marido (inolvidable Ray-Güde) y yo, y aún así sobró codillo: ¡qué puede saber una sevillana acerca de volúmenes alemanes!

 

Weiß/Colonia, 30.12., primera hora del día

Casi a medianoche la peli neerlandesa Oorlogswinter [Invierno de guerra], candidata al Oscar a la mejor extranjera, en 2010. Es una gran película. Yo la sigo de una manera muy íntima, porque la acción sucede en un pueblo de la provincia Overijssel muy parecido al Beek de Montferland donde nació Diny. Y las gentes son también muy semejantes. Pero lo fundamental es la historia que la peli cuenta, y que es tan entrañablemente convincente. La escena del fusilamiento público funciona casi como un negativo del famoso cuadro de Goya, y la suspensión del sonido la hace aún más angustiosa. No sé si ya la han pasado en España o América Latina, pero valdría la pena que lo hicieran. Es una peli sobre aquello que Unamuno llamaba “la intrahistoria”, una especie de Salven al soldado Ryan transcrita en versión para música de cámara. Mucho más interesante.

 

Weiß/Colonia, 30.12.

En la tele un reportaje sobre una región africana en la que conviven más especies de antropoides que en ningún otro lugar de la tierra, incluyendo los estadios de fútbol, única competencia seria de esta región, con perdón de los simios. La cámara registra un ataque caníbal de chimpancés contra un grupo de monos de otra especie, inferiores en todo. Lo juro sobre un ejemplar de  El origen de las especies [la Biblia es una de las más extensas  antologías de mentiras de que se tiene noticia, así es que no se puede jurar decir la verdad sobre ella, sería contradictorio]: una corrida de toros es un minué en la Corte austro–húngara del siglo XIX, comparada con eso.

 

Weiß/Colonia, 31.12. (1)

Me mandó Berta Lucía una foto suya en Holanda, y le contesté dándole las gracias por esa «vista de Volendam, lugar al que como buena neerlandesa, Diny jamás fue, y yo aún menos». Berta Lucía me explica: «Conocí Volendam en 1982 y regresé un año después, en esa época era un auténtico pueblito de pescadores. Nunca más volví y siempre lo recordé con un gran cariño. En el mes de marzo 2011 regresé con mi marido, para él era la primera vez, ya que nunca había estado allí y la verdad fue que la desilusión fue enorme; si bien las casas de otrora aún estaban allí, el ambiente no era el mismo. Sin embargo, el día era espléndido por lo que estaba lleno de holandeses que habían ido a pasar un domingo con la familia». Le respondo: «De siempre he dicho que los neerlandeses se dividen en dos grandes grupos: los que van a Volendam y los que le huyen. Con Diny, al único lugar turístico de su país adonde hemos ido juntos, en 45 años de vida en común, es a la ciudad miniatura, Madurodam, en las afueras de La Haya, y eso porque estábamos allá para ver los Vermeer de la Mauritshuis y nos entró curiosidad, es decir, que no fuimos expresamente a La Haya por ir a Madurodam. Los neerlandeses del primer grupo sí van a La Haya para ver Madurodam, y la mayoría de ellos ignora la existencia de la Mauritshuis».

 

Weiß/Colonia, 31.12. (2)

Me voy con el bus a Rodenkirchen (está lloviendo sin esperanza de que escampe y si fuera con la bici arriesgaría una recaída del resfrío) para las últimas compras del año; Diny ha descubierto que no tenemos ni una sola gota de vino en casa, sólo una botella de champagne para el brindis ritual a medianoche. Compro dos botellas de buen blanco alemán y otras dos de un Carménère chileno, y también foie-gras belga a las finas hierbas y unas lonchas de jamón de Nordenay, curadas en esa isla por el aire tonificante del Mar del Norte. Y al volver a casa me encuentro un paquete conteniendo dos libros, uno de ellos el poemario de Héctor, con una dedicatoria impagable, por lo exagerada, pero que le agradezco igual. O más. Y el otro libro es un regalo de Anacrís, y me lo envía desde Krefeld, que está a una hora de Colonia, sólo que la joven Restrepo me lo manda con un remite donde dice Ana McDermott, y una dirección de Krefeld, pero nada más, tampoco unas letras en el interior del sobre, con un n° de teléfono al que poderla llamar. Después de una laboriosa búsqueda con Google, de casi una hora, en la guía telefónica de esa ciudad, tiro la toalla sin conseguir un solo McDermott ni tampoco la dirección del remite. Ando con una depre del carajo, desde hace unos días, que se agudizó ayer tarde de manera bastante jodida. Esto de saber a Nosferatucita tan cerca y que no nos vayamos a ver no es precisamente un lenitivo. Mal año ha sido 2011, y peor no podría terminar.

 

Weiß/Colonia, 31.12. (3)

Pequé de agorero. A las 5,20 pm estaba llamándome Anacrís desde Krefeld. Ahora sólo queda fijar el día para que venga a Colonia y le enseñemos la ciudad, y almuerce con nosotros como está mandao, en La Modicana. Se salvó el año. A pesar de que a las 7,22 pm (miré el reloj del monitor) ya sonó el primer cohete de los que no pararán de sonar hasta bien pasada la medianoche. La remilputísima que los requetecontramilparió, a los pirófilos. Enter.

 

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