Weiß/Colonia, 24.2.
Me quedé sin correo electrónico durante varias horas, desde ayer por la noche hasta hoy a eso de las 3 pm, cuando Gmail.com se dignó retornarme la capacidad de enviar emails. El problema con Gmail.com es que se trata de un ente abstracto con el que no se puede hablar, es como el Dios de Job, pero mudo. De todas formas hoy amaneció un día bastante mejor que ayer, un día de mucho sol que no lograba disipar el frìo, aunque dentro de la casa casi no se notaba. La única nota que enturbiaba mi ánimo era que los malditos gnomos tecnológicos de Gmail.com me hubieran vuelto a cerrar el grifo de los envíos postales, podía recibirlos pero no enviarlos. Y ello, por supuestof course [sic], a causa de mi contumacia en querer mandarle a mis amigos gatófilos un tuit gráfico que me encantó. Ya debería estar acostumbrado a que los controles de ese servidor de vez en cuanto me corten el fluido postal activo, por sobrepasar la cuota que me corresponde ¡¡¡y que no sé cuál es!!! Pero siempre me emputa la irracionalidad de la devolución de las remesas íntegras.
En mi libreta de direcciones electrónicas, amén de las 940 que figuran ahí, hay también 65 directorios selectivos, tanto nacionales (desde Argentina hasta Venezuela) como profesionales (traductores, fotógrafos, cocineros…) pasando por los que incluyen las direcciones de mis amigos catalanes, judíos, vascos, tuiteros… y en fin, los gatófilos. Y ocurrió ayer que me empeñé en un combate de lo más desigual, reenviando y volviendo a reenviar el dichoso email y cambiando siempre su ASUNTO, pero no, pareciera como si el control de Gmail.com se hubiese encarnizado con ese directorio de sólo 21 direcciones, y me dejaba pasar en cambio algunos rotulados como Boccati di cardinale, en el que figuran 44. O sea, no se trataba de un problema de volumen sino de clara discriminación de mis amigos gatófilos. Y eso, añadido a que me había levantado sin ánimos y sin ganas, fue creciendo como una bola de nieve lanzada desde lo alto del Mulhacén, y terminó aplastándome. Ni siquiera he querido releer mi entrega dominical en Fronterad, por temor a encontrar cualquier cantidad de disparates.
Weiß/Colonia, 25.2.
Como es posible que ella acuda a la tertulia del miércoles (celebración de unos 15 años que nos hubieran parecido impensables cuando la fundamos en el 2004), y como es seguro que si acude me querrá preguntar por él, oigo por segunda vez el nuevo CD de Indira, que demuestra sus indudables capacidades: una voz límpida y que nunca resulta impostada, y una dicción y un fraseo sencillamente magistrales por lo naturales que son. Pero es una voz que podría ser de cualquier rincón del idioma, hasta que llega la penúltima canción, “Como una bola de ping pong”, y ahí le sale el desgarro costeño, la fibra caribe, el alma cartagenera. ¡Bravo!
Ha vuelto la tos. Lo escribo y por dentro me suena como los versos de Pavese, «Vendrá la muerte y tendrá tus ojos». Vendrá la muerte y tendrá esa tos. Vendrá a hacerme compañía.
Weiß/Colonia, 26.2.
2:00 am : Pasaron seguidas Hope and Glory [Esperanza y gloria] y The Desperate Hours [Horas desesperadas], la penúltima peli de Bogey, la última sería Más dura será la caída. La de John Boorman, Hope and Glory, es una autobiografía de su infancia, un poco en modo realismo mágico: no hay manera de creérselo todo, pero le concedemos al autor el beneficio de la duda, hacemos como que nos lo creemos, y eso salimos ganando. En cuanto a la de Bogey, ah, es un Wyler, y Wyler no daba puntada sin hilo, era bueno en cuantos géneros le pusieran por delante. A Bogey, por cierto, le da réplica un Frederic March en lo mejor de su carrera, los duelos de ambos ante la cámara son de antología. Y ahora a la cama, con mi tos. Ojalá no me despertase, o por lo menos que no despierte a Diny. Esta remilputa tos me tiene mártir,
El cartero me trajo un sobre voluminoso con los dos tomos de la obra completa de Juan Drago. Qué gran poeta, qué hombre tan bueno, qué destino el suyo, tan «como del odio de Dios». ¡Pero también, cómo no odiar a Dios en casos como el tuyo, mi inolvidable amigo, mi querido Juan!
Hoy en La Modicana, con David. Y luego la sobremesa en casa, sólo con él, donde como ya es habitual nos tomamos nuestras dosis de licor de yerba helado y hablamos de sus proyectos inmediatos, de lo que significa trabajar nomás para poder seguir viviendo (David evocó el cuento “Las ovejas negras”, de Böll), del desconocimiento que Umberto Eco tenía de Mafalda (puesto de manifiesto en los disparates que contiene su prólogo a una antología italiana de sus tiras), de la novela no ficcional (y le descubrí a David la existencia de Juan Belmonte, matador de toros, publicada en 1935 por Manuel Chaves Nogales, 30 años antes que In Cold Blood, de Truman Capote), de tauromaquia (David no ha visto una sola corrida de toros en su vida, a no ser en en la tele)… Nos despedimos hasta mañana, que nos veremos en la tertulia. Ah, olvidaba mencionar que hablamos con Carla por medio de esos teléfonos súper inteligentes que ellos usan, y es porque yo quería que ella me regalara cómo es que se dice en latín «Mucho ruido y pocas nueces»; ese debiera ser el lema que campease en el escudo de armas del tal Bergoglio, obispo de Roma por la gracia de Dios y para desgracia de sus fieles.
Marcos leyó mi nuevo post en El Espectador y me escribe desde Karakogrado, la capital de Venezuelistán: «¿Qué comes (y bebes) que estás tan inspirado? Maugham es uno de mis escritores favoritos de siempre; acabo de terminar de re–leer Soberbia, y me preparo para disfrutar Theatre, la novela en la que está basada la deliciosa comedia con Annette Bening, Being Julia; todo un hermoso homenaje al teatro. Trabajan también Jeremy Irons y un joven Shaun Evans («Endeavour», el joven Morse)». Le contesto: «Being Julia es una peli que adoro (así como a Annette Bening) y Somerset Maugham uno de los clásicos del siglo XX, me dan pena aquellos que no conocen su obra a causa del prejuicio de que escribía literatura popular. Imbéciles. Como si Lope de Vega hubiese escrito –un salto en el tiempo– para los miembros de la Real Academia. Y de WSM las dos adaptaciones que más me gustan, aparte de Being Julia, son Miss Sadie Thompson (basada en el cuento «Rain», con Rita Hayworth y José Ferrer) y El velo pintado (con Naomi Watts y Edward Norton, quienes no sólo la protagonizaron sino que también la produjeron, tan convencidos estaban de la bondad del plot, en lo que tenían toda la razón). Luego, de la novela de SM que más me gusta, Of Human Bondage (no llevo la cuenta de las veces que la he releído), hay tres versiones, pero ninguna de ellas me convence, si bien quiero que conste en acta, Su Señoría, que la Mildred Rogers de Bette Davis (1934) le saca hartas yardas de ventaja a las otras dos intérpretes de este personaje clave de la novela y las tres pelis: Eleanor Parker (1946) y Kim Novak (1964)».
Weiß/Colonia, 27.2.
15 años de la tertulia que Carlitos bautizó como La Ambulante por los frecuentes cambios de sede, hasta que ahora parece definitivamente anclada en el puerto de Das Allerwelthaus [=La casa de todo el mundo], una institución dedicada a albergar iniciativas que tengan como fin la integración de los extranjeros en la sociedad alemana. (¡Ay, qué burocráticamente correcto me salió este párrafo, pardiez & voto a bríos & rayos y centellas!) Pero los 15 años ameritaban un nuevo cambio de escenario, la tertulia ha tenido lugar en el Rautenstrauch–Jost–Museum, en el Museo Etnográfico, y en poco menos de tres horas desarrolló un programa tan variado como súper cronometrado, incluyendo un homenaje a Osvaldo Bayer y otro a Leonardo Martínez, que fue tertuliano de la primera hornada y sólo la enfermedad y los achaques lo retuvieron hoy en la residencia donde está desde hace un par de semanas. Por mi parte, durante mi intervención, mencioné entre los grandes ausentes a Juan Drago, quien dio una tertulia memorable allá por septiembre del 2006, tanto que Julio, al descubrir en ella lo grande de su poesía, le dedicó un ensayo de tal profundidad y empatía que con merecimiento absoluto figura ahora como prólogo de las Obras Completas de Juan. Como es natural, en esta fiesta de los 15 años no podía faltar la música, de manera que tuvimos actuaciones del clan Tobar, de un cantautor ecuatoriano cuyo nombre no retuve, y del nicaragüense Daniel Ulloa, quien me dejó impresionado con su versión cantada de “Los heraldos negros”, ese poema sobrehumano de César Vallejo que yo mismo cité en este diario hace unos días, al llegarme los dos volúmenes de la obra completa de Juan. Y en cuanto a la moderación de la velada, tanto Walter como Mirjam la llevaron adelante con una cancha y un ritmo que nos dejaron el mejor sabor. Mención aparte merece la fabulosa tarea de Mirjam como intérprete de español al alemán. Trabajó cinco años conmigo, en la Deutsche Welle, dando siempre muestras de un gran aplomo y versatilidad; ahora, lo suyo sencillamente es maestría. Yo, ayer, no hubiera apostado ni un penique por mi venida a la velada, Diny misma me dijo que en el estado en que me encontraba no deberìa hacerlo. Pero la noche fue reparadora y la ducha me dejó como nuevo. Ahora, a toro pasado, puedo decir sin ambages que no me hubiese perdido esta tertulia ni por las cien mil huríes del Profeta.
Weiß/Colonia, 28.2., Jueves de Comadres
Lo del Jueves de Comadres tiene su historia. La primera vez que traduje un texto alemán en la Deutsche Welle (a la que me había incorporado en enero del 65) fue en febrero de ese año, un texto donde se hablaba del Carnaval de Colonia y salía a relucir la Weiberfastnacht. Ayuno por completo en materia de léxico carnavalesco, consulté a mis colegas del servicio cultural de la emisora, y a varios colegas de la redacción de onda corta en español, y no había traducción del término, lisa y llanamente se decía en alemán y a renglón seguido se explicaba que era el día en que arranca la recta final del Carnaval, cuando las mujeres asaltan el Ayuntamiento y se hacen cargo (de manera simbólica) del gobierno de la ciudad. La solución no me convenció para nada. Ni tampoco traducir Carnestolendas de las Hembras, que sería el equivalente 100% del original, sin referencia al día de la semana porque en el inmutable almanaque del Carnaval, en alemán, la Weiberfastnacht siempre es un jueves. Luego, de repente, recapacité que The Merry Wives of Windsor, la comedia de Shakespeare, en alemán se titula Die lustigen Weiber von Windsor y en español Las alegres comadres de Windsor. Y así fue como bauticé al Jueves de Comadres, que con esa denominación se quedó, al menos en el español de la DW, creía yo. Pero andando el tiempo descubrí que, como sucede casi siempre, la idea no se me habìa ocurrido a mí sólo, y la celebración del Jueves de Comadres, con ese nombre, ya existía en Asturias, otros lugares del norte de España, en Jujuy/Argentina, y en Bolivia y Perú. Es más: en Bolivia y Perú, el previo al de Comadres es el llamado Jueves de Compadres. Ni modo, somos pueblos fiesteros.
Hoy en La Modicana con Diny, Violeta, Julio y Walter, y creo que tanto Carlitos como yo nos considerábamos (sobre todo él) algo así como unos convidados de piedra, porque a Carlitos más de dos personas a la mesa –él y yo– ya casi le parecen intromisión, sin importar si la tercera persona es Diny, o incluso Ulli, que al fin y al cabo es su esposa. El almuerzo resultó una prolongación del espíritu de la velada de anoche, y lo rematamos en casa, con café y licor de yerbas helado, además de enseñarle el apartamento a Violeta, que era la primera vez que nos visitaba y acabó con los ojos saciados de libros. Y abismada/embobada ante la contemplación de manuscritos de puño y letra de Julio Cortázar, de Gonzalo Rojas, de Manolo Scorza, o alguna tira cómica de las que improvisaba Ignacio de Loyola Brandão con postales de las playas cariocas y diálogos entre garotinhas con bikinis fío dental acerca de mi persona: “Onde foi o Loyola, aquele gostosinho?” “Não sei… O carteiro passou, mostrou a carta de Alemanha, ele correu”. “Merda! Sempre que chega carta daquele tal de Bada, ele abandona tudo”.
Se me escapó mencionar un trino que traduje del alemán y que le regalé al buen Alfonso, quien lo subió ipso fuckto a su cuenta Twitter:
@Bajonettathene (traducción del alemán: Ricardo Bada) :
Desde hace 12 años en Scarfacebook*.
¿Es eso ya el síndrome de Estocolmo?
* Lo de Scarfacebook es error adrede del traductor.
— Alfonso Armada (@alfarmada) February 25, 2019
Weiß/Colonia, 1.3.
Archivo de manera definitiva el soneto que compuse para la tertulia de antier, y del que Walter y Carlos tenían noticia, y yo mismo lo llevaba impreso en mi cartera, pero a todos se nos olvidó y se quedó sin leer. Otra modo de archivo es copiarlo aquí : «La idea la gestó Jorge Pomar. / Consistía en crear una tertulia / donde nos sacudiésemos la abulia / y (al menos una vez al mes) pensar. // Y con Carlos Müller y quien escribe / estos versos (que quieren ser soneto), / la fundamos del modo más discreto: / Febrero, 2004, en Die Alte Liebe. // Son 15 años ya, ¡quién lo diría, / que tanto la aventura duraría! / Pero tanto duró, y la joven dama / que festeja su cumple tan campante / es una quinceañera que se llama / Tertulia Literaria La Ambulante». Contad si son catorce y está hecho, doña Violante. [Estrambote se llama esta figura].
Termino la lectura de El origen de las palabras y despedirme del libro es algo así como hacerlo de un viejo y querido amigo. Insisto en lo que ya expuse en mi reseña para Revista de Libros: se trata de una obra humana y, como tal, con defectos. Que resaltan mucho más por tratarse de una enciclopedia, a las que se les exige el summum, como si tuvieran la obligación poco menos que sine qua non de ser infalibles. Lo que sí me apena en cambio es que el autor, mi tocayo Soca, sólo eligiera una palabra que empiece por Ñ (“ñoqui”), con lo preñadas –Unamuno dixit!– que que son las etimologías de “ñato” y “ñoño”; y amén de apenarme también me emputa que mi tocayo haya ninguneado a la X, ¡a la X!, habiendo con “xenofobia”, “xilografía” y “xilófono” (¡oh manes de Lionel Hampton!) tres su[b]stantivos tan su[b]stanciosos para reportar. [Pausa] Sin ir más lejos –como añadiría el impertérrito locutor de Les Luthiers–.
Weiß/Colonia, 2.3.
2:30 am : Los intocables y The Killing [Atraco perfecto en España, Casta de malditos allende los mares], Brian de Palma y Stanley Kubrik, qué buen dúo de ases para empezar el mes, ojalá siga la racha. De Los intocables, para el recuerdo, la actuación de Sean Connery, con certeza la más humana de todo su repertorio. Y de Atraco perfecto (como también de Senderos de gloria) los diálogos de Jim Thompson, sencillamente perfectos, ni una palabra de más, ni de menos.
Desayunando la leo en el diario, como epígrafe de una esquela fúnebre, es una frase de Balzac y dice así: «Se vive dos veces; la primera en la realidad, la segunda en el recuerdo». Y a renglón seguido del desayuno leo un hermoso texto de Ángeles y saludo de lejos a Balzac, con la mano.
Hoy es el corso del Carnaval en Weiß, desde la 1:00 pm leo y escribo teniendo como fondo el hilo musical de los rataplanes y las flautas ejecutando a sangre fría las melopeas propias de esta semana iuaugurada el Jueves de Comadres y que llegará hasta el Miércoles de Ceniza. Hace un par de días descubrí un tuit alemán que decía: «Uno tiene que haber nacido oyendo música del Carnaval, de lo contrario se muere al oírla». Y bueno, ese alemán que lo escribió merecería ser andaluz, por lo esagerao. Pero ya sabemos hace tiempo que toda exageración es una verdad con predisposición innata a la acromegalia. En casos graves, a la elefantiasis.
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