Hola:
Esa idea y realidad: allí en la isla se vive siempre regresando al verano: escribes. Llevo esas palabras por el camino (de viaje, de trabajo, de cafés) desde el día 22, tu forma de ver sentirlo expresarlo contármelo.
Salí a correr y no nieva ni hace frío y la primavera ha llegado hoy porque he visto al primer murciélago volar.
Antonio:
Desde hoy, 31, regresamos al verano, hacia.
Llegará un día, un atardecer anochecer, que compartiremos el mismo tiempo y coincidiremos.
Los adjetivos caerán de los atardeceres y emergerán.
Mira:
Dos fotos del atardecer (casi siempre nublado). Abrí la ventana para que sepas cuál es mi habitación, el octavo, la única ventana abierta en la zona gris.
Otra, hacia fuera.
Un adjetivo: cruza otro murciélago y el sol es de cartón y de cortinas.
Ahora que lo pienso:
Aquí estamos siempre hacia el atardecer anochecer debido a las nubes, luz que regresa a la noche.
Se vive regresando siempre a la oscuridad y la luna.
Ahí está:
Sí.
Esto es la literatura (también, tanto), leer escribir, tú creas algo y aparece y mi forma de ver sentir estar se altera. La literatura es un diálogo entre el libro y el lector, entre nosotros.
Varía.
¿No lo crees?
Porque allí en Lanzarote las estaciones son una ficción no existen y superan las posibilidades.
Ya volvemos…
Acompañado
Y Schulz, en un relato breve, Otoño, nos pregunta:
(abandonando ya el verano…)
¿conocéis ese tiempo cuando el verano, aún hace muy poco lujuriante y lleno de vigor, el verano universal, que encierra en su dilatado espacio todo aquello que solamente concebible -personas, acontecimientos y cosas-, de un día para otro se va lacerando por una imperceptible herida?
pd:
cuéntame más de la calima, xfa:
