Pido disculpas porque tengo abandonado mi blog y a mis lectores/as (si es que hay alguno/a) pero es que cada día follo menos y mi relación con el sexo ahora es puramente intelectual, de ahí que me cueste escribir sobre esta temática, claro está. Ojo, que no estoy haciendo ningún llamamiento desesperado para echar polvos, qué va. Digamos que me hallo en una época de desafección masculina y sexual (que diría mi amiga Palmy, desde aquí un saludo). ¿Que por qué? Vaya usted a saber, será que no ligo, yo que he sido una matahari, una loba (mis amigas en la Facultad me llamaban Lucilob). Pero ná, lo que hemos sido y lo que somos. Dice mi amigo Fer, alias businessman (desde aquí otro saludo) que no ligo porque a los chicos no les gustan las mujeres resolutas y que además si escriben de sexo, asustan. Palmy defiende que es que a los hombres en el fondo les gusta llevar el control y que la mujer sea un tanto modosita. Ay cuánto interrogante sin resolver a las puertas de los cuarenta…
También he escrito menos porque he estado de vacaciones, como ha de ser en Semana Santa. He asistido a toda una procesión, pero no de señores disfrazados sino de pectorales. Nunca en mi vida había visto tantos reunidos en tan pocos metros cuadrados. Y no, no era la Gay Pride, que los dueños de los susodichos eran, o al menos parecían ser, heteros. Mucho, porque los hombres del Norte son super hombretones y además, lo dicen en voz alta, les falta golpearse el pecho tipo mono. ¿Dónde he visto tanto semental bien parecido? En un lugar de Galicia llamado Porriño. Por si no saben situarlo en la geografía adjunto un link de un vídeo sobre esta localidad gallega (http://www.youtube.com/watch?v=p0xBb34mxC8) Pinchen y vean que no tiene desperdicio… Es la historia de un toro que se escapó mientras era conducido camino del matadero. La bestia, como le define el periodista o lo que sea, pone en jaque a toda la población: policías, señoras con batas de guatiné, usuarios del transporte público… La frase referida al toro diciendo “lo vi cuando bajaba del autobús” es simplemente gloriosa. El veterinario buscándolo desesperadamente cuando lo tenía enfrente también tiene su aquél.
Con dicho vídeo se harán una idea de la fauna que habita esas tierras. Allí vive mi amigo Dani, alias Porriñoman (para los que no conozcan el idioma anglosajón les aclararé que lo anterior significa hombre de Porriño). Dani es un hacha del deporte y está rodeado de otros amantes de la actividad física, de ahí los pectorales y las piernas bien torneadas que me he jartao de ver. Yo estaba más contenta que unas castañuelas porque aunque no ligue, se alegra la vista al menos. Tuvimos eso sí, conversaciones trascendentales, me atrevería a decir, sobre la comodidad de cierta ropa interior. Según Dani a él no le gustan los boxers porque le cuecen los huevos (textual). A mí, sin embargo, me parecen muy atractivos, más que el slip tradicional, de estilo Alfredo Landa en la playa. Y ojo, que no me llevo ninguna comisión por parte de Ferrys ropa interior, ni nada parecido, aunque no me vendrían mal, todo hay que decirlo. Eran éstas conversaciones de noche, en las que uno ahonda en los sentimientos profundos, vaya. Y en una de éstas nos hallábamos cuando se abordó el tema de la anatomía y me hicieron partícipe de un examen, real que les había llegado de un alumno.
Lo reproduzco también (lo añado en archivos en formato jpg, a ver si consiguen verlo), para que disfruten con los nombres que este angelito pone a las distintas partes del pene. Llaman sobre todo la atención las denominaciones de pucio y postpucio, la primera me llega al alma. Lo dije el primer día de escribir este blog: yo no soy la doctora Ochoa ni aspiro a serlo, pero vamos, un poco de cultura, ¿no? Mi consejo es el siguiente: si estás en situación, es decir, a punto de echar un polvo, y no sabes cómo se llama tal o cual parte, calla desgraciado/a. Es mejor ser genérico, darle un nombre global, como cuando te han presentado a alguien y a los cinco minutos te das cuenta de que te gusta y no te acuerdas de su nombre. Pues se dice algo genérico como tú, oye… palabras que facilitan la vida y evitan que metamos la gamba…