De robos.

Esta entrada debería hablar de tributos, con una entrevista a Steve Adler (ex-batería de Guns N’Roses) hablando de qué significa tener una banda tributo de tu propia banda original. Pero como tantas otras cosas la vida llega y te interrumpe.

 

Volviendo a casa de ver “Midnight in Paris” (puedes leer mis impresiones aquí) me encontré con las luces encendidas -“qué raro, si nunca entro en el cuarto de invitados”- y la ventana de la terraza destrozada -”qué raro, algún pájaro la habrá roto”- hasta que sumé dos más dos.

Luces encendidas + ventana rota.

Luces encendidas + ventana rota.

Oh, mierda.

 

Lo único digamos “curioso” de que entren a robar en tu casa, aparte de que se llevaran una edición en inglés del cómic “Empire State: a love story (or not)” que tenía en la mesilla, es escuchar las reacciones inmediatas de la gente cuando lo cuentas. Mis amigos treintañeros coinciden en su respuesta (“por lo menos no estabas en casa cuando entraron”) pero cuando subimos de edad y llegamos a la de la quinta de mis padres (60+) sus comentarios se vuelven un tanto… inesperados.

 

Tan inesperados que he podido elaborar un Top 10:

 

– “¿Y se llevaron tus condones?”

– “Esto ha sido tu señora de la limpieza”

– “¿Se cagaron en tu salón?”

– “P*to Zapatero”

–  “Ahora que ya se conoce el camino, volverá”

– “Vaya putada, el otro día a mi hijo le robaron el móvil en el Decathlon”

–  “Esto ha sido un amigo tuyo”

– “Te han seguido, yo no podría seguir viviendo ahí”

– “Yo no sé cómo puedes dormir tranquilo”

– “La culpa la tiene el faisbuk ese” / “pero si no dije que me iba de casa” / “vale, pero tampoco dijiste que estabas en casa”

 

Y mi favorita.

La que se sale del Top 10.

The one and only.

Mi madre.

Por e-mail.

Corto y pego:

ese por un tiempo ya no vuelve, ya te la ha limpiado, esperara a que vuelvas a poner los ordenadores y entonces se paseara. besos

 

Por eso escribo esto a mano desde una cueva escondida que limpio yo solito. Vale, he cambiado de identidad, roto con mis amigos y no tengo acceso a internet, pero puedo dormir en paz. Aunque tampoco lo hago, por si acaso. Eso sí, tiene bemoles que cuando volví ayer de cazar me encontré con que se habían cagado dentro.

 

El viernes que viene, Adler a go-go.

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