Debemos borrar el egocentrismo que aún impera en nuestro caminar del siglo XXI como únicos seres con derechos y ser conscientes que sin los derechos de la Tierra en todo su conjunto, no podrían existir los derechos humanos. Contaminar el mar, saquear los bancos de especies marinas, destruir nuestras costas, deforestar las selvas, inundar nuestro aire de gases venenosos, envenenar la tierra con productos que matan..son sólo algunas de las acciones humanas que van contra los derechos humanos. Proteger la Naturaleza que abarca todos los ecosistemas y la biodiversidad de nuestro planeta, es sin duda, el primer factor importante que nos debemos plantear para proteger a todos los seres vivos y en consecuencia de ello, se necesita una Ley universal que proteja los derechos de los ríos a ser ríos, de los mares a ser mares, de los seres vivos a ser seres vivos.
Naciones Unidas ha elaborado un informe en cumplimiento de lo dispuesto en la resolución 74/224 de la Asamblea General de Naciones Unidas titulada “Armonía con la Naturaleza”. No tiene desperdicio y tal vez estos son los informes que quedan apartados en un rincón de la mesa y después ocultos por otros legajos más interesantes para quien ocupa el sillón. En dicho manifiesto, el Presidente de la Asamblea pone de relieve que solo se puede preservar la Madre Tierra cambiando el paradigma de una sociedad centrada en los seres humanos a un ecosistema global centrado en la Tierra. Además deja claro que es necesario para ello, implicar a todo el mundo, en particular a los jóvenes y que la educación y la capacitación en la armonía con la Naturaleza y la jurisprudencia de la Tierra son vitales para salvaguardar la Madre Tierra. Es decir, leyes que amparen los derechos de la Tierra que equivale como hemos dicho anteriormente, la salvaguarda de los derechos humanos.
El propio informe al que nos estamos refiriendo expresa claramente que desde los años sesenta se venía advirtiendo que el desarrollo, tal como estaba planteado, no era sostenible y así lo demuestran numerosos estudios científicos. Hoy día, a pesar de las cumbres políticas sobre cambio climático y medio ambiente, la pérdida de biodiversidad en los ecosistemas terrestres y acuáticos sigue aumentando a un ritmo nunca visto en la historia de la humanidad causando además una sexta extinción masiva de especies. Es necesario un compromiso vinculante de todos los Estados a nivel planetario para poner como primera medida de protección y conservación los derechos de la Tierra, protegerla por Ley de obligado cumplimiento, abrir Fiscalías especiales que persigan los atentados contra la Naturaleza en cualquier país del mundo.
En su apartado V de la “Armonía de la Naturaleza” nos indica que en el último decenio ha venido ganando terreno en cada vez más Estados Miembros un abanico de legislación centrada en la Tierra, también conocida como jurisprudencia de la Tierra. De esta forma la humanidad acepta la realidad de que su bienestar proviene del bienestar de la Tierra y que nos debemos orientar por las leyes de la Tierra. Todas estas propuestas y peticiones no las está proclamando un grupo ecologista aunque es cierto que estos grupos llevan décadas advirtiendo de esta necesidad, sino que lo reclaman las Naciones Unidas. Reconocer a la Naturaleza como sujeto de derecho se contrapone con claridad a las actuales leyes de protección ambiental que son antropocéntricas. Se advierte que las leyes ambientales no han servido para reducir la contaminación y prevenir la pérdida de especies y de hábitats de los que dependen los derechos humanos. El reconocimiento de los derechos de la Tierra en la Ley subsana esa deficiencia y complementa los derechos humanos.
El propio llamamiento de la Asamblea General de Naciones Unidas nos indica que el derecho a la vida carece de sentido si los ecosistemas que sostienen a la humanidad no tienen derecho a existir. Además, los derechos de todos los seres sensibles quedan limitados por los derechos de todos los demás seres en la medida necesaria para mantener la integridad, el equilibrio y la salud de las comunidades ecológicas en sentido amplio. Por lo que claramente está indicando que todos los seres sintientes, TODOS, no solo los humanos, deben ostentar sus derechos y por lo tanto su protección. Y va más lejos, aclara que un primer paso hacia el reconocimiento de los derechos de la Naturaleza consiste en admitir que los animales no humanos son seres sensibles, no meros bienes y que se les debe respeto y reconocimiento legal. Dicho reconocimiento está creciendo en todo el mundo, en particular respecto de los animales mejor conocidos y más preciados por los humanos. En los últimos años, abogados de todo el mundo han emprendido actuaciones judiciales para liberar animales cautivos que necesitan vivir en mejores condiciones. En todo el mundo ha aumentando la capacitación jurídica sobre el derecho animal y los derechos de los animales, excepto en algunos países como en España. Nuestro país está en la cola de estas iniciativas judiciales a pesar de creernos que somos un país avanzado.
Al final de de este importante documento olvidado y publicado el 28 de julio de 2020 por Naciones Unidas, se detallan una serie de iniciativas conseguidas judicialmente en sentencias donde se declaran un río o una zona como sujeto de derecho y una relación de procesos legislativos que se encuentra en marcha en diversos países. En Los Alcázares (Murcia) el municipio aprobó una iniciativa legislativa para otorgar derechos al mar Menor y reconocer el ecosistema como sujeto de derecho. Pero solo son pequeñas y escasas propuestas que por el momento no se ha logrado nada, no existe la sensibilidad política en España como en otros países. Nuestro país aún necesita madurar en este aspecto y demostrar con las herramientas jurídicas que se tienen, ponernos a la altura de otros Estados en los Derechos de la Tierra y que se puede cambiar la legislación para el bienestar de la Naturaleza que equivale a nuestro propio bienestar.
Termina el informe “Armonía de la Naturaleza” indicándonos que el proceso de recuperación de la COVID-19 nos brinda una oportunidad única de reconstruir para mejorar, juntos, con el fin de transformar el mundo en un lugar en el que los seres humanos vivan, de verdad, en armonía con la Naturaleza. Bellas palabras que deberían sensibilizar los sillones de quienes nos gobiernan.
Poseemos herramientas suficientes para cambiar nuestro modo de pensar, anteponiendo los Derechos de la Tierra en primer lugar de la larga lista de cambios que debemos hacer en nuestra sociedad humana, si no queremos toparnos con la realidad más absoluta: nuestra extinción. La biodiversidad de nuestro planeta es una cadena de vida que debe ser protegida y conservada. Romper un eslabón, sería perder nuestra capacidad de raciocinio y echar por la borda la dignidad humana.