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Mientras tantoDidáctica en la dictadura guineana V

Didáctica en la dictadura guineana V


 

La longevidad del régimen de Obiang ha permitido ver la recurrencia de ciertos hechos determinantes para el devenir del país. Efectivamente, que Obiang haya jurado morir en la silla que arrebató a Macías nos permite ver que desde que Guinea es independiente hemos estado anclados en el infierno de Dante, y porque a los aludidos se les dio por hacerles la vida imposible a los que los sostenían en el pedestal.

 

Empezó la pesadilla con Macías, que discursivamente era el peor de todos los guineanos que iban y volvían de Madrid para hablar de lo que llamaron la conferencia constitucional. Oyéndolos argumentar, el mismo Watson Bueco le daba  veinte mil vueltas. Sorprendentemente, y tras unos minutos de despiste, vieron en la silla a Macías, ya con el nombre cambiado, con un bastón, que a saber para qué era, y soltando tonterías. Las soltó hasta que fue fusilado once años más tarde, y luego de mandar el país a la miseria absoluta.

 

Nosotros que ya vivíamos y podíamos ver, tuvimos un respiro y vimos aparecer a Obiang, que ya estaba ahí. ¿Pueden creer que sorprendentemente este Obiang era el último de su promoción en Zaragoza y los que sí alcanzaron la categoría de oficial fueron apartados al final y ahora hay más de veinte generales de su familia que son los que deciden quiénes pueden llevar o no armas, siendo él capitán general?

 

Pero con este panorama, no hay hombre, mujer o niño que haya querido ver que no formamos Guinea Ecuatorial para regalarla a la familia Obiang y que seamos sus súbditos. Incluso lo que hemos visto algunos es que los que se han llamado a sí mismos opositores han hablado de la necesidad de defender la «unidad nacional», como si no vieran que lo que se vive en Guinea es un monarquía feudal. Y con esta verdad que tenemos sobre las espaldas, vemos que hay decenas de progresistas de países desarrollados, muchos de ellos españoles, que ya tienen claro lo que hay que hacer, y han elegido a los que gobernarían cuando se produzca el deceso de Obiang. Y como saben más que los guineanos, saben con certeza que Nguema Obiang, que pronto será general, no subirá al poder. (Mientras tanto, sus viajes de negocios por Guinea no cesan).

 

Pero precisamente estamos ante la tercera oportunidad de tener de jefe a la peor elección posible, porque este Nguema Obiang ni siquiera tiene formación, y ya tiene mando en plaza. Ante esta realidad, urge preguntar a los guineanos: ¿tiene que estar sujeto a algún calendario especial el decir a la familia Obiang que no debemos ser sus esclavos y que Guinea Ecuatorial no es una herencia? ¿Se debe hacer política con esto, para que los que más saben de política sigan insistiendo en el maquillaje al que nos están sometiendo? ¿Tiene que estar sujeto a un calendario el alza de la voz para decir que cualquier miembro de la familia Obiang no puede tener un cargo público, con independencia de sus credenciales académicas?

 

Porque son estos palos de ciego los que impiden que nos demos cuenta que Teodoro Nguema Obiang es el candidato ideal para el mundo occidental, pues es ridículamente ambicioso, no sabe, es caprichoso, vanidoso y soberbio. Y por esto puede ser controlado por los poderosos con intereses en toda África. (Cualquier de nosotros que hubiera cometido la mitad de los delitos que se le conocen estaría sujeto a severas penas). Los racistas de siempre ya tienen los escritos sobre la infinita imposibilidad de los negros de regirse por criterios racionales, y con Nguema Obiang sus asertos se hacen infalibles y por esto seguimos en el mismo sitio 40 años después.

 

La mención que hemos hecho de la «unidad nacional» debe ser ampliada por cuanto  que los que hacen bandera de este tema no saben que un mínimo de sentimiento nacionalista, y no precisamente en la manera en que se entiende el nacionalismo en Guinea, es necesario para enfrentarse a un régimen tan usurpador. Que los que quieren que todos los guineanos nos envolvamos en la bandera, y así dar satisfacción a Obiang, echen un vistazo a las vallas de Melilla y vean encima de espinos a cientos de negroafricanos que alguna vez también se vieron envueltos en alguna bandera, pero que no siendo originarios de zonas sin recursos, son abandonados a su suerte, vagando la mayoría de ellos hasta una muerte oprobiosa, ante la indiferencia de la panafricana Unión Africana.

 

Tenemos constancia de la acogida que ha tenido entre algunos guineanos ciertos bulos vertidos por el núcleo demencial de la dictadura para inculpar a los que alguna vez han mostrado disconformidad con sus métodos. A este respecto, decimos a los guineanos que han dado crédito a las difusiones de la dictadura que disfruten de las ventajas de las que gozan, y es que por más errores hayan cometido los guineanos, en solitario o en grupo, en su búsqueda por restituir la humanidad, que haya alguno que haya dado crédito a la notica de que un grupo de ellos ha hecho un intento por menoscabar la salud del país entero es un hecho que muchos no olvidaremos jamás.  No creíamos que su inocencia, o las ganas de gozar de los beneficios de la opresión, den para tanto.

 

Barcelona, 23 de marzo de 2015

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