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BrújulaDin Matamoro en Compostela

Din Matamoro en Compostela

 

Inasequible al desaliento en su estudio del Casco Vello de Vigo, fiel a sus muchas líneas de trabajo, es decir, infiel a las autopistas del arte, Din Matamoro vuelve a la superficie con una exposición en la galería Trinta. Escribe el propio artista de “Un cuadro”, que así se titula la aventura: “Comencé en Madrid en los años ochenta. Era muy joven. Recuerdo la necesidad de expresarme, de traducir la realidad haciendo un alto para sorprenderme con las cosas mínimas como la luz al mover el verde de las hojas o la monumentalidad de las nubes… los dibujos de las formas, lo imaginado, lo grandioso… Conocí la pintura mirando a los maestros y me enganchó de tal manera que todavía me retiene en un estado de hipnosis, sin poder salir del taller. Pintar para seguir lentamente pintando, sorpresivamente acelerando el tiempo, un cuadro tras otro y, con el último, un descubrimiento. Un día cerraré el taller por un tiempo y lanzaré la llave al mar. Creo en la individualidad y peculiaridad del artista. Me gusta que mi trabajo sea un reto siendo consciente de que algunos cambios  pueden ser peligrosos aunque también valientes. Sabiendo que  en esencia  seguirás siendo el mismo aunque los días pasen, el cuerpo cambie y la mente evolucione. De las piezas en las que trabajo actualmente el color surge tímido de las entrañas del blanco para descubrir lentamente sus secretos. En algún caso puede parecer luz proyectada sobre la superficie pictórica. De alguna manera es como perderse en una niebla espesa de color donde la mirada encuentra otros matices: la luz desnuda que borra la forma y muestra lo difuso, el color que late y que se expande. Me gusta que mi mirada traspase la obra y no rebote en ella. Del mismo modo me encantaría que el espectador descubriese el ruido interno que está detrás del aparente silencio externo de los cuadros que conforman mi exposición”. Todavía no ha tirado la llave al mar.

 

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