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Mientras tantoDisfrutismo

Disfrutismo


 

El Movimiento Disfrutista vio la luz oficialmente el 29 de octubre de 2008. Su acto fundacional fue la lectura de una tesis doctoral en la Universidad Politécnica de Madrid. Su título, Metodología del disfrute, y su autor, el arquitecto David Archilla. El tema, la reivindicación del gozo como emoción básica del trabajo, y las habilidades esenciales que hay que entrenar para cultivarlo. El texto, que está disponible en internet, es asequible, ameno y no excesivamente largo. Aunque va dirigido al mundo de la arquitectura —una disciplina atrapada hoy entre la angustia de no saber exactamente para qué sirve, y la soberbia de creer que sirve para mucho más de lo que vale—, es lo suficientemente generalista para ser aplicado a cualquier tipo de proyecto creativo, incluido el de vivir.

 

Proyectar es, según la RAE y entre otras cosas, idear, trazar o proponer el plan y los medios para la ejecución de algo. Es decir, imaginar situaciones que provoquen y orienten la acción. Proyectar es generar y ordenar flujos de actividad. Y lo que Archilla hace es analizar cinco actitudes que hacen esta dinámica lo más placentera posible, a saber: el interés, la imaginación, la capacidad de generarse retos, la concentración y el sentido del humor.

 

El texto está impregnado de todos los recientes hallazgos neuro-psicológicos sobre felicidad  y creatividad. Por él desfilan la psicología positiva de Seligman, las teorías sobre el fluir y la creatividad de Csikszentmihalyi, los estudios sobre la experiencia estética de Ramachandran, la ciencia de los sentimientos de Dylan Evans, y la neuroplasticidad. También están Bertrand Rusell, Montesquieu, y muchos otros autores, pero las verdaderas estrellas, los verdaderos protagonistas, son Ray y Charles Eames, los Eames, auténticos precursores para Archilla del espíritu disfrutista, pareja profesional y sentimental de arquitectos y diseñadores que, entre 1941 y 1978, recorrieron una de las más alegres, intensas, innovadoras y multidisciplinares trayectorias vitales y profesionales que conozco. Su actitud hacia la vida, el trabajo y el mundo cimenta, con acierto, gran parte de esta tesis.

 

Al margen de su enjundia académica, que aquí nos importa un bledo, lo importante de esta Metodología del disfrute es su encomiable intención balsámica de ofrecer a colectivos atormentados por un exceso de trascendencia, como arquitectos, diseñadores y artistas, una serie de pistas para poder deleitarse día a día con alicientes más largos y estrechos. Su propuesta no es indolente, sino todo lo contrario. Se basa en un concepto gozoso del trabajo cotidiano, alentado por la imaginación y el entusiasmo hacia los descubrimientos y los nuevos retos. Sampleando y remezclando a Mies van der Rohe, Archilla lo explica bien claro:

 

«MENOS samba NO ES MÁS trabajar. MÁS samba ES MÁS trabajar. MÁS trabajar sin samba ES MENOS trabajar»

 

Desengáñense. Es imposible crear sin disfrutar. Cuando el artista afligido y torturado es capaz de crear es porque en el fondo está disfrutando con su tormento, o estaba representando un papel. Como dice David Lynch, la depresión y la pena son bellas dentro de una historia, pero para el artista son veneno. Son como unas tenazas de la creatividad. Y si te aferran, apenas puedes levantarte de la cama, y mucho menos experimentar el fluir de las ideas.

 

Les incito a seguir las evoluciones del Movimiento Disfrutista en su web, desde donde pueden incluso solicitar su pertenencia a él. Además, allí encontrarán también un acceso al texto completo de la tesis. Aconsejable. 

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