Nada, la segunda parte de «Diez años on-line» la dejo definitivamente para el próximo lunes. Este domingo tuve un eclipse de conciencia. Lo cierto es que terminé agotado por otro trabajo y la «conciencia de lunes» no tiró de mí lo suficiente. Se echaba el día encima y yo me quedé parado, observándolo, sin reaccionar. Al menos pude echarle a la conciencia un vistazo por la espalda; pude asomarme al territorio (más bien tristón) en que la conciencia no funciona. Pero hay que tensar la vida, hay que actuar. ¡El próximo lunes!