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Mientras tantoEclipse total (Pequeña crónica de impresiones del Congreso)

Eclipse total (Pequeña crónica de impresiones del Congreso)


 

Si todos los miembros del Congreso fueran el Sr. Ábalos, el Sr. Sánchez, la Sra. Robles y la Sra. Lastra, el Sr. Ábalos hubiera inaugurado una nueva forma de parlamentarismo con un auditorio entregado. Eso es lo que, más adelante, vino a decir el Sr. Sánchez que, más que a presentar una moción de censura, vino a presentar el estilo que gobernará España durante el próximo año y medio. Ese auditorio, incluidos los ochenta diputados socialistas restantes, no veía una nueva forma de parlamentarismo sino su propia imagen cruda que el Sr. Rajoy se encargó de apuntalar con una intervención tan espectacular como inútil ahora que son casi las 18.30 de la tarde, ruge el Sr. Tardá, y el Sr. Sánchez, si no lo evita la dimisión del Sr. Rajoy, será mañana investido presidente.

 

La tunda dialéctica del Sr. Rajoy al PSOE (una sucesión de insultos según el Sr. Sánchez), que ha provocado la hilaridad, la admiración general y el sonrojo del Sr. Sánchez, ha sido en realidad un anacronismo del que va a salir triunfante la modernidad que quiere liderar precisamente el Sr. Sánchez. Modernidad a pesar del Sr. Ábalos, y a pesar de hacer el Sr. Sánchez escrupulosamente ciertas todas las acusaciones que el Sr. Rajoy ha expuesto en sus réplicas. Toda esa colección de golpes y fintas y crochés y asombrosos movimientos de pies nadie la ha visto, ya nadie la ve. Se ha perdido todo menos, casualmente, los Presupuestos.

 

Es el fin del parlamentarismo al que sustituye el nuevo abalismo victorioso y que ha amanecido casi antes de desayunar. El abalismo, ya hoy más allá de las 18.30, dice cosas por boca del Sr. Sánchez como que no piensa que el Partido Popular sea un partido corrupto. A esta hora, el Sr. Sánchez se ha relajado tanto que no se acuerda de sí mismo ni hace una hora y ejecuta una suerte de exaltación de la amistad parlamentaria nacionalista, sobre la que sólo llama la atención (como sobre unas elecciones) el Sr. Rivera. No se acuerda del viejo parlamentarismo el Sr. Sánchez, para qué recordar los momentos malos, y afirma que la idea de la moción ha caído del cielo, donde se ha producido el eclipse del Sr. Esteban. Es como si el Sr. Ábalos hubiera explotado por la mañana, rociando con su esencia, no sólo el Congreso, sino toda España.

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