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Mientras tantoEdipo en España

Edipo en España

El dueño pálido de la tabaquería   el blog de Ernesto Pérez Zúñiga

 

Leo el fantástico ensayo de Carlos García Gual, Enigmático Edipo, y su traducción de la tragedia donde el héroe griego se arranca los ojos, al conocer la espantosa verdad: haber sido asesino de su padre, haber tenido hijos con su madre. Como rey de Tebas, lucha por conocer al culpable, para hacer justicia, y no tiene más remedio que castigarse a sí mismo. Nos lo recuerda Carlos García Gual: «la palabra griega para verdad –alétheia-, significa algo así como desvelación, o desolvido, es decir destrucción de la léthe u olvido de lo aparente».

 

En España, Edipo evita conocer la verdad de su propia historia. Anda disimulándose por la vida. Pero, si contra su propia suerte, alguien la desvela, Edipo calla, se mete la mano en los bolsillos, aprieta lo ganado, silba la canción de siempre, camina entre sus conciudanos, sube al mismo púlpito de ayer y clarlotea su discurso de apariencias.

 

«Lo hago por el bien público», asegura el Edipo español. El Edipo de la tragedia, por el bien público, se arrancó los ojos. Los ciudadanos de Tebas sintieron piedad por su gobernante. Los de España no saben cómo dejar de avergonzarse ante el esperpento cotidiano.

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