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El ajedrez y sus aplicaciones sociales

 

Es muy probable que los lectores que no tengan mucho contacto con el mundo del ajedrez desconozcan en parte o por completo que, además de ser un juego-ciencia-deporte apasionante, tiene también una parte social-terapéutica con unos resultados extraordinarios. En otros artículos se ha hablado de cómo la práctica habitual de este ejercicio mental puede ayudar a los alumnos que tienen falta de concentración y cómo, por medio de estudios científicos se ha comprobado que estos alumnos (los que practican habitualmente el ajedrez), suelen tener mejores notas que la media, con especial énfasis en matemáticas y comprensión lectora. En el artículo anterior, Ajedrez y TDAH, se explicó cómo a través de diversos estudios se ha llegado al a conclusión de que tanta es la ayuda que el ajedrez aporta a estas personas que en los casos leves se podía ha llegado suspender la medicación y en los graves, disminuirla pero, también existen más utilidades sociales y muchas de ellas son desconocidas.

 

Ajedrez y autismo: El autismo es una enfermedad que, aunque a día de hoy no tiene cura, si se detecta y trata en una fase temprana se puede paliar bastante. Una de las características de la gente que sufre este trastorno es que tienden a ser perfeccionistas, maniáticos y sufren graves problemas de comunicación. En varias ciudades de Holanda se están haciendo estudios con pequeños grupos y los resultados se pueden calificar de muy positivos, y esto es debido a que, si bien es verdad, una persona con autismo suele tener problemas de comunicación ya que no aceptan que otra persona entre en su mundo, el ajedrez se puede usar como herramienta transversal para acceder a ellos.


Si una persona quiere establecer comunicación con un autista y lo hace de forma directa, como lo haría con otra persona que no tenga ese trastorno, es muy probable que este se sienta intimidado y rehúya, pero si se juega una partida de ajedrez, se “entra” en su mundo, donde ellos se sienten seguros y pueden –los autistas empezar a hablar con aquella persona “ajena”.

 

Ajedrez y hospitales: Desgraciadamente las enfermedades no respetan edades y algunas de ellas, como el cáncer, ataca también a niños y estos se tienen que ver recluidos durante largos periodos de tiempo en los cuartos de las hospitales mientras reciben duros tratamientos. En El Hospital Materno–Infantil de las Palmas han descubierto que el ajedrez puede ayudar a “quitar horas muertas” a los niños que están hospitalizados, tanto así que existen clases para niños con cáncer, además, esta actividad cuyos beneficios pedagógicos ya se han explicado, les suele ayudar a mejorar sus notas y educación pese a que por su enfermedad y tratamiento, no puedan asistir con la regularidad debida.


Ajedrez, delincuencia y cárcel: Siendo el ajedrez una actividad intelectual donde se potencia la reflexión de cada acto, no es de extrañar que el ajedrez interese en las cárceles. Existen casos de presos que habiendo cometido graves delitos y, por lo tanto, condenados a muchos años de cárcel, hayan adoptado el ajedrez con pasión ya que, al igual que a los enfermos, este juego-ciencia hace que las horas, los días, se pasen más rápido. Muchos presos que se han vuelto jugadores habituales de ajedrez comentan que les ha ayudado a pensar antes de actuar, reflexionar antes de dejarse llevar por el primer impulso, medir las consecuencias. Otro de los beneficios que aporta el ajedrez a los presos y excarcelados que es que mientras están sumidos en el mundo de  los escaques no están pensando en cometer fechorías ni hacer nada incorrecto. 


Ajedrez y drogodependencia: Al igual que ocurre con los presos, el ajedrez puede ser de gran ayuda para personas que se encuentran sumergidas en el mundo de las drogas ya que, el mecanismo de reflexión y el hecho de prever las consecuencias de los actos que desarrolla toda persona que habitualmente juega al ajedrez, puede hacer que un ex-drogodependientes valore las consecuencias de aceptar, por ejemplo, una raya de cocaína. Por otra parte, muchos pacientes que han tenido problemas de adicción han podido comprobar que el ajedrez les ha ayudado a recuperar parte de su memoria y otras habilidades neurocognitivas.

 

   Mikel Iker Menchero Pérez  

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