La insistencia de la guerra, más cerca de la sensibilidad eurocéntrica desde que desgarra Ucrania a causa de las ambiciones rusas, ha hecho aún más relevante la obra del artista alemán Anselm Kiefer (Donaueschingen, Alemania, 1945). Su irrupción en el Palazzo Strozzi con sus Ángeles caídos parece un contrapunto a la Bienal de la descolonización y sus controversias artísticas y políticas. El “rey del espectáculo”, como lo califica Jackie Wullschläger, la responsable de las páginas de arte del Financial Times, dice que sus alas de aviones de guerra y radiantes (cabría decir radioactivas) pinturas elevan la talla del artista a sus más ambiciosos logros. La Fundación que acoge su obra más reciente no ahorra tampoco retórica a la hora de referirse a “uno de los más grandes maestros de los siglos XX y XXI”. Estos Ángeles caídos (en los que resuenan Walter Benjamin y Paul Klee) “entablan un profundo diálogo con la arquitectura renacentista del Palazzo Strozzi, incluida una nueva obra especialmente creada para el patio interior del palacio”. Comisariada por Arturo Galansino, director general de la Fondazione Palazzo Strozzi, los promotores de esta invitación a pensar y repensar el mundo a través del arte de Kiefer añaden: “A través de pintura, escultura, instalación y fotografía, el arte de Kiefer ofrece una profunda introspección de la condición humana, en un complejo tejido de conexiones entre el pasado, el presente y el futuro. Desde su debut en la escena artística a finales de los años sesenta, Anselm Kiefer está involucrado en una obra impactante y rica en capas que explora temas de memoria, mitos, historia, literatura y poesía. Cada obra de Kiefer expresa un rechazo a los límites, no sólo a través de la escala y la materialidad, sino también a través de la infinita riqueza de recursos con los que explora las profundidades de la memoria y el pasado”.
Dónde: Fundación Palazzo Strozzi, Venecia
Cuándo: Hasta el 21 de julio
