Oresto Campese, director de un modesto teatro destruido por un incendio, acude al gobernador para que le ayude a reconstruirlo. A su visita le siguen las de otros habitantes del pueblo y sus propios dramas personales. Pero el gobernador sospecha que son los cómicos de Campese. Realidad o ficción, en el Teatro de la Abadía, actores y público se confunden