Seguro que todos ustedes conocen las increíbles aventuras del fantástico Karl Friedrich Hieronymus, más conocido como Barón de Münchhausen, que vivió entre 1720 y 1797.
Un personaje tan extraordinario que fue capaz de volar subido en una bala de cañón y hasta de viajar a la Luna ya en el siglo XVIII, no podía por menos que ser un grandísimo jugador de ajedrez, hasta el punto que aseguraba haber ganado a todos los mejores ajedrecistas del mundo.
Él mismo relata que estando en el famosísimo Café de la Régence en París mostrando de memoria toda una serie de grandes combinaciones efectuadas a lo largo y ancho del mundo, advirtió que un espectador, lejos de maravillarse ante tal demostración, mostraba la más absoluta indiferencia y no parecía que aprobara ni una de las fabulosas combinaciones que mostraba el barón, por lo que éste, con cierta actitud retadora y visiblemente enojado, se dirige al hombre y le dice. “¿A Vd. no le parece que mis partidas sean del más alto nivel? ¿Acaso cree Vd. que podría hacerlo mejor y ganarme?”. El hombre mantenía la misma actitud de indiferencia, lo que encolerizó aún más al barón y éste le dice “¡No se hable más! ¡Juguemos ahora mismo y veamos por qué se cree tan superior!”.
Acto seguido, el barón dispone el tablero y las piezas encima de la mesa y ni que decir tiene que la expectación era enorme, dada la frialdad y tranquilidad que reflejaba su oponente. Se sortean los colores, correspondiendo las piezas blancas al barón y ya sin más dilación, vamos con la partida:
Blancas: Barón de Münchhausen
Negras: Invitado
Lugar: París, siglo XVIII
1.e4 d5 [Defensa Escandinava. El invitado plantea una defensa muy agresiva que da lugar a partidas muy tácticas y difíciles de jugar, lo que parece demostrar que no teme en absoluto al reputado barón]
2.e5 [Normalmente, se juega 2.exd5, pero el barón prefiere algo menos conocido dado su aventurero y con frecuencia, imprudente carácter]
2… d4 3.c3 f6 4.exf6 dxc3 5.fxe7 cxd2+ 6.Axd2 Axe7 7.Cf3 Cc6 8.Cc3 Cf6 [Hay que reconocer que ambos jugadores están desarrollando una partida bastante correcta y desde luego, que hasta el momento, no se aprecia superioridad por parte de ninguno]
9.Ce2 [¡Extraña jugada! ¿Comienza el barón a utilizar su magnífica imaginación? ¿Es el comienzo de una trampa espeluznante? ¡Tratándose del barón todo es posible!
9… Cd7 [El invitado, por si acaso, parece seguir una táctica similar ¿Temor al barón? ]
10.Cfd4 [¡Se masca la tragedia! Efectivamente, parece que ya el barón emprende un ataque sin miramientos, producto de su ilimitada imaginación]
10… Cce5 11.Ce6 [¡Vaya! ¿así que era esto? ¡la dama del invitado está atrapada!
En este momento, el barón se levanta eufórico y con gestos de victoria exclama: “ya sabía que este hombre sólo era un bravucón. ¡Ahora a ver qué hace sin su dama!”]
PERO… ¡ATENCIÓN! El invitado, sin alterarse lo más mínimo y sin pronunciar palabra, desplaza lentamente su caballo y realiza el siguiente movimiento:
11… Cd3 ¡¡ jaque mate !!
Bueno, ¿y ahora qué? No existen palabras para describir el semblante del barón.
¡Un desconocido le había dado jaque mate en 11 movimientos y en presencia de decenas de espectadores!, pero el barón no era un personaje vulgar ni mucho menos, ¡era fantástico y fabuloso!, por lo que sobreponiéndose inmediatamente a tan duro golpe, le dice al desconocido: “Bien, está claro que me confié en exceso y desde luego, que una partida no prueba absolutamente nada, por lo que le exijo la revancha y ya que me ha ganado, supongo que me permitirá que lleve de nuevo las piezas blancas”.
Acto seguido y sin que el desconocido tuviera la más mínima ocasión de rechazar el reto, se encontraba de nuevo frente a frente con el barón, pero lo que ocurrió en esta segunda partida, lo sabrán en el próximo artículo. Hasta entonces, ¡calma! y un cordial saludo.
(Continuará)
Luis Pérez Agustí