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El caracol fracasado

Imagen Pedro Pozas Terrados

Dicen que la fe mueve montañas. Pero yo sólo he visto moverse las montañas creando destrucción y muerte a su paso. En el cuento del caracol y la liebre que corren para llegar a una meta, lo lógico es apostar por la liebre. Pero la liebre se cansa y el caracol poco a poco avanza hasta conseguir alcanzarla y llegar a la meta triunfalmente. Pero… ¿acaso el caracol no se cansa y es un súper caracol que obtiene la energía del sol con sus cuernos elevados para así nunca parar? Son interrogantes que nos vienen al caso en esta reflexión.

La estrategia del caracol consiste en un canto a la esperanza y a la dignidad, a tener una fe que busca permanentemente conseguir sus objetivos ante un poder superior. En la película “La estrategia del caracol”, nos da una lección de realismo mágico sobre cómo superar la injusticia de la justicia. Pero la realidad es otra bien distinta. Muy pocas personas lo consiguen, en un mundo acelerado, donde el poder económico aplasta los ideales y las esperanzas de los ciudadanos. Sí, hay que tener esperanza y luchar por la justicia frente a las maldades de nuestra sociedad. Pero en un mundo neoliberal, donde impera la “sin razón” en todos los frentes de la vida, el caracol no puede salvar todos los obstáculos que la liebre le pone en el camino. Podrá conseguir avanzar, pero la realidad de hoy es que la liebre siempre triunfará mientras exista un sistema político al que sólo le interesan los ideales de su formación, mantener sus sillones y hacerse rico a costa del ciudadano que lo vota. Sus decisiones nunca le hacen responsable y lo estamos viendo con la crisis climática, donde ya nos enfrentamos ante un cambio climático en el que millones de personas están muriendo y sin embargo no se hace nada ni nadie les juzga por crímenes de lesa humanidad.

Esos miles de personas humanas que salen de sus países por las guerras y por ser refugiados climáticos, y acaban muertos en el mar o asesinados, como en la frontera del Yemen o en el mejor de los casos en campos de refugiados donde sus vidas no son nada y se violan sus derechos sin ninguna contemplación ni empatía por parte de los países a donde quieren dirigirse, intentaron la estrategia del caracol, dejándolo todo y buscando una esperanza ante la injusticia y solo han encontrado la muerte, una muerte silenciosa, callada, olvidada.

Lamentablemente y siguiendo con la fábula de la liebre y el caracol, hoy en día, esas liebres tienen tanto poder que pueden permitirse aplastar sin contemplaciones al caracol que quiera ganar la carrera. La humanidad se ha convertido en un caracol fracasado y, a no ser que exista un cambio radical, donde tenga que variar el sistema político actual, donde tengamos que dar un giro de 180 grados en nuestros planteamientos como humanos, en nuestro respeto por los demás, en la empatía por los seres vivos, por el compromiso de paliar la crisis climática, de mirar a la naturaleza como un entorno vivo que da esperanza a la vida…. hasta que no lleguemos a ello, nos dirigimos irremediablemente hacia el abismo de un caracol cansado, derrotado, perdido, sin rumbo y sin ganas de llegar a ninguna meta virtual que nos propongamos como colectivo humano.

Pero si, la ilusión no hay que perderla y abogo a que la estrategia del caracol sea nuestra bandera, nuestra ilusión, la estela de nuestra única esperanza.

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