Dentro de las tradiciones navideñas neoyorkinas los amantes de la danza tienen marcado en su calendario El cascanueces, de Tschaikovsky con la coreografía de George Balanchine. Interpretado de forma ininterrumpida cada Navidad por el New York City Ballet desde 1954 lleva a los asistentes a través de una emocionante aventura de la mano de la pequeña heroína Marie y la hada Sugarplum. El viaje por esta tierra fantástica hecha de dulces cuenta con la participación de 90 bailarines, 62 músicos, 32 maestros de escena y 2 elencos de 50 jóvenes estudiantes de la School of American Ballet cuya interpretación pretende hacer de cada presentación una experiencia mágica. Una producción a gran escala donde destaca una intrincada iluminación y cuidada ambientación sonora para proporcionar a los espectadores una experiencia única. Entre los principales elementos del decorado están el árbol de Navidad que crece de tres metros y medio hasta doce metros o la cómica figura de madre Ginger con casi tres metros de ancho. Sin embargo todos estos elementos se sostienen sobre la maravillosa coreografía de Balanchine que en dos actos nos permite acompañar a Stahlbaum, Marie y Fritz, Herr Drosselmeier y su sobrino hasta el Reino de la Hada Sugarplum.