Desde la Huerta del Retiro, las torres del Madrid de los Austrias parecían un tablero de ajedrez bajo la lluvia. Si los pináculos y antenas asumían el rol de los peones, las cúpulas encendidas de San Andrés y San Francisco el Grande ejercían de reinas rivales de la partida. Modernas tubos de ventilación cumplían con el papel de los alfiles, mientras las torres de las iglesias se interpretaban a sí mismas. Un alto repetidor con lentes de parabólica, ejercía como juez de la partida.
Foto: Faba