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Mientras tantoEl comboi IV: “La Tarara”

El comboi IV: “La Tarara”


(El comboi es la sección de El Gallinero dedicada a la cartelera valenciana. Viene de la expresión “fer comboi” (“hacer convoy”), que significa ‘juntarse con amigos para organizar un evento, normalmente una comida o una fiesta, con el simple motivo de celebrar la alegría’. La AVL (Acadèmia Valenciana de la Llengua) lo define como “Actividad festiva, diversión colectiva”, porque así entendemos el teatro, una excusa para que un grupo de gente, en la butaca y a pie de escenario, se junten para celebrar la vida.)


La Tarara foto de Alain Dacheux

La Tarara
Autoría: Josi Alvarado
Dirección: Ana Campos del Alcázar
Con: Raquel Sanz, Maricruz Rodríguez, Miguel Ángel Cantero, Nef Martínez, Domingo Chinchilla
Producción: Compañía Teatro Círculo
Del 20 de febrero al 2 de marzo en Sala Teatro Círculo

Un sabio de la escena —y gran profesional— me confesó una vez que podría haberse quedado en antigualla, pero consideraba que para que ocurriera el teatro, bastaba la asamblea de tres elementos: un actor o actriz, un texto y una luz. Aún numerosos montajes recurren hoy en día a esa tríada virtuosa, también sea dicho que por motivos de alcance presupuestario. En la última temporada, aún se recuerda la invocación salvaje de lo antiguo en la Electra de Fernanda Orazi, o el minimalismo al cuadrado de En mitad de tanto fuego con la triple alianza Conejero/Albertí/De Eguía. El teatro sobrevive a todo, se dice, y siempre acaba reencontrando su espacio en su unidad mínima de expresión. La Compañía Teatro Círculo adapta el texto La Tarara de Josi Alvarado (vimos la obra hace poco en otro montaje por la compañía vasca Hika Teatroa) y confía plenamente en la potencia del teatro reducido a esta mínima expresión.


La Tarara foto de Alain Dacheux

El texto despliega una variedad sorpresiva de recursos narrativos y dramatúrgicos poco habituales en obras escritas para la escena y a ella entregadas. De un lado, por ser recursos más propios de la novela tradicional (el género epistolar dieciochesco, el folletín, el Bildungsroman o novela de formación, como modelos a los que mira el texto) con el contrapunto muy pertinente de temáticas contemporáneas entrelazadas a modo de patchwork, con la mirada puesta en las disidencias sexuales, el abuso infantil o la salud mental. También porque es una mezcla muy seductora entre la exposición tradicional de la trama —aun rompiendo la estructura lineal— con pasajes de acercamiento poético a lo narrado. La hibridación o el contraste entre naturalismo y lirismo de alto vuelo ha hecho que la obra se haya descrito en ocasiones y con gran acierto como un “thriller poético” (las dos grandes debilidades del que escribe, por cierto.) Por su lado, la poética escénica está resuelta con una variedad de recursos de teatralidad que transmiten un gran oficio y conocimiento del medio (sombras chinescas, uso de cicloramas para presentar distintos espacios oníricos, o el recurso actoral a fragmentos cantados). El texto pone en valor la ciudad de Alicante como paisaje dramatizable y esto, en manos de una compañía valenciana, deja traslucir un hermoso concepto de la luz, mediterráneo, de mayor envoltura o calidez de lo que quizá pueda verse en la dureza lumínica de montajes más allá del norte o el interior de la meseta. Un texto, una unión actoral, una luz medida… es posible que no haga falta más, aunque pueda ser una opinión convertida en antigualla.

 

UN CAFÉ CON… JOSI ALVARADO

Charlamos unos minutos con Josi Alvarado, autora de La Tarara, para preguntarnos por el valor de la palabra en el teatro (a veces, de tan evidente, debe recordarse), y la situación del tejido escénico en la Comunidad Valenciana.


Josi Alvarado

La Tarara es una historia de vida con flashbacks, elementos narrados, fragmentación temporal, rememoraciones, acciones paralelas; y contiene trazas del whodunnit y otros recursos narrativos genéricos. Los personajes tienen también amplios resortes líricos en monólogos altamente poéticos, casi lorquianos. ¿Concibes el teatro más como un medio narrativo o poético?
Ambas cosas. A todos nos gusta que nos cuenten historias, aunque estén rotas. Estamos tan educados por el cine y las series y tan poco por el teatro que es inevitable que los autores intentemos ofrecer una trama que enganche al espectador. Sin embargo, lo poético no tiene por qué estar reñido con una buena historia. Entiendo lo poético como un esfuerzo por la sustracción y por la simplicidad, retirarse como autor y dejar fluir a los personajes; recuperar, con fe y artesanía, la palabra por la palabra.

La acción transcurre en Alicante a partir de los años 60. ¿En qué sentido la historia de La Tarara está vinculada a ese paisaje geográfico, pero también anímico y emocional?
El paisaje en este caso, como en las novelas negras, es otro personaje. Es el Alicante que se despereza después de tantos años de dictadura, que preconiza un estallido de luz y de excesos. Este paisaje exterior es también el paisaje interior de la protagonista, Rosa, una niña que pasa de la infancia a la edad adulta en una suerte de traumática transición. Y es también la Rosa adulta que, de pronto, recuerda aquellos años oscuros de abusos y silenciamiento que habían quedado sepultados en su memoria y transita de la sombra a la luz y de la luz al perdón. Me gusta mucho el exceso y el delirio de las Hogueras de San Juan, la profanación de la fiesta del Santo, lo demoniaco del fuego, lo poco que nos importa quemarlo todo para celebrar la vida.

¿Notas un intento de descentralización del teatro en la Comunitat Valenciana por salirse del foco de València capital? ¿O son acciones insuficientes?
¡Ay! El alma me duele al hablar de esto, porque es clamar en el desierto, es hablar en holandés a un chino. En Alicante somos la periferia de la periferia. En Alicante los poderes públicos no entienden la diferencia entre el teatro profesional y el amateur. Aquí no llegan las ayudas, no hay apenas tejido profesional. Si en algún momento ha habido algún intento de descentralización, ha sido tan tímido que nadie lo ha conocido. Nos falta, también, encontrar la dignidad y la autoestima, la fuerza y la unión para reivindicar el buen teatro y los buenos profesionales que hay en nuestra tierra.

A este respecto, una pregunta que hacemos a todas nuestras entrevistadas: ¿cómo ves el panorama teatral valenciano actual? No hay respuestas incorrectas.
El nuestro es un panorama, como decía, altamente centralizado. Además, las inversiones públicas en montajes no se convierten en obras que puedan acceder a giras, su vida es limitadísima. Necesitamos un circuit valencià que funcione con criterios de calidad y desterritorialización. Necesitamos un esfuerzo decisivo por exportar nuestro teatro a otros territorios, y por internacionalizarlo. Hay talento de sobra, ahora se trata de que los poderes públicos estén a la altura de ese talento.

Samaruc

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