
El comboi es la sección de El Gallinero dedicada a la cartelera valenciana. Viene de la expresión “fer comboi” (“hacer convoy”), que significa ‘juntarse con amigos para organizar un evento, normalmente una comida o una fiesta, con el simple motivo de celebrar la alegría’. La AVL (Acadèmia Valenciana de la Llengua) lo define como “Actividad festiva, diversión colectiva”, porque así entendemos el teatro, una excusa para que un grupo de gente, en la butaca y a pie de escenario, se junten para celebrar la vida.
Vives a cuerpo de rey – foto de Luna Mata Ruiz
Vives a cuerpo de rey
Autoría y dirección: Guille Zavala
Con: Guille Zavala
Producción: Cía. La Zarra
Del 3 al 6 de abril de 2025 en Sala Carme Teatre
Ya no vamos al teatro a ver una obra, a seguir una historia con sus situaciones, sus personajes y sus conflictos: vamos a ver un espectáculo, y la diferencia es considerable. La idea pertenece a Denis Guénoun, que lleva décadas estudiando esto de las relaciones entre teatro, filosofía y profesión, con un pie puesto sobre los escenarios y otro en la docencia universitaria. Si el cine y la televisión se apropiaron, hace ya tiempo, de la potencia imaginativa del personaje, con la eficacia de su aparato de espacios, tiempos y acciones ficticios, sobre el escenario de teatro queda ya solo la actuación, que es lo mismo que decir: el juego teatral. El trabajo actualmente es de fraseo, de respiración, de exhibición de recursos físicos adonde puede llevar el lenguaje. Y el juego no permite adjudicarle ningún sentido o fin último; el jugar no tiene sentido fuera de su propia mismidad.
Vives a cuerpo de rey nace de una residencia de creación de la sala Carme Teatre, siempre acertada en la búsqueda de nuevos lenguajes contemporáneos. Zavala se lanza a la piscina de un ejercicio de montaje unipersonal donde personifica muchas de las inquietudes de estos lenguajes contemporáneos: la difuminación del personaje, la dirección de la palabra al público, el uso polisémico del material escenográfico, o una breve intervención sobre el patio de butacas. Pero todo centrado en los recursos, habilidades y aprendizajes del actor y sus dos instrumentos fundamentales: el cuerpo y la voz. Como autor y director de la pieza, recurre a una situación dramática mínima que prolonga durante todo el espectáculo (el diálogo entre un padre y un hijo adolescente en el ecosistema familiar), un hilo mínimo que evita la desconexión absoluta con el público. Apuesta por la distancia corta y sale airoso, a falta de acabar la propuesta con recursos de dramaturgia escénica quizá más elaborados. Pero su deseo en escena se cumple y lo sabe: muerta la representación, solo queda el juego teatral. En casos como este, siempre viene a la mente aquella declaración entre coqueta y gamberra de Jerry Lewis: “Cuando escribo, soy un hombre. Cuando dirijo, soy un padre. Cuando actúo, soy un payaso”. La muestra de lo dicho: ya no buscamos ficciones servidas por actores, sino actores que nos lleven a necesitar ficciones. De nuevo Guénoun: un/a espectador/a de teatro, lejos de lo que creía aún Brecht, no abandona la sala deseando hacer lo que hace el héroe, sino lo que hace el actor.
UN CAFÉ CON… GUILLE ZAVALA
Conversamos con Guille Zavala, autor, director y actor de Vives a cuerpo de rey, donde habla de cómo fue el proceso en la creación de este montaje unipersonal, o del papel activo del público en este tipo de obras.
En una propuesta unipersonal como Vives a cuerpo de rey, ¿necesitaste alguna mirada externa en algún momento de los ensayos? ¿Cómo fue el proceso?
María Guerra estuvo durante todos los ensayos. Es mi compañera, con la que he formado compañía, La Zarra, y la que me iba avisando de los peligros o de lo que yo no veía. Después, ha ido pasando mucha gente, desde Carles Sanjaime hasta Pedro Mayor y más personas de confianza, que me decían si iba bien encaminado. Recibía diversas opiniones e iba invitando a gente, un petit comité para hacerme una idea de lo que estaba haciendo porque a veces, solo, estás un poco perdido y no sabes para dónde tirar. El proceso ha sido “prueba y error”, y ya el último paso, confrontar el trabajo con el público y ver cómo respiraba.
¿Lo volverías a hacer?
Supongo que te refieres a si volvería a hacer un monólogo. De momento quiero respirar este, ver si tiene un recorrido, ver si puede crecer el trabajo y seguir mejorando, que sea más interesante. Y si algún día vuelvo a tener la necesidad o algo que contar mediante el monólogo o el soliloquio, sí, lo volvería a hacer. Pero de momento aún estoy digiriendo lo que acabo de hacer.
Además del despliegue de recursos actorales, se aprecia en el montaje un gran respeto por el público en términos de lenguaje teatral. ¿Qué supone para ti el público en el momento de la función?
El público en esta obra es el otro personaje; es un cliché lo que acabo de decir, pero es cierto, porque prácticamente interpelo al público como si fuera el otro personaje todo el rato. Por eso, es muy importante no perderlo y no darle la oportunidad de que desconecte, porque me dirijo la mayor parte del tiempo directamente al público. A pesar de ponerlo quizá en algún apuro, para mí era importante que el público se sintiera parte integrante de la obra. Esta obra no se puede hacer si no hay un público atento a lo que está ocurriendo.
Vives a cuerpo de rey – foto de Luna Mata Ruiz
Una pregunta que hacemos a todos nuestros colegas entrevistados: ¿cómo ves el panorama teatral valenciano actual? No hay respuestas incorrectas.
El panorama no es alentador y no va a mejor, parece que cada vez va a peor, aunque hacemos lo que podemos. Creo que va a haber una avalancha de monólogos, porque es imposible hacer obras con grandes elencos y si están quitando dinero de todas partes, tanto como para producir como para programar, aún se va a precarizar más la situación y va a ser más difícil para el sector teatral valenciano vivir dignamente de esto. Así que no lo veo muy bueno. Sí que veo que sigue habiendo una creatividad. Hay una fuerza, como unas ganas, una pulsión creativa muy poderosa, porque hay mucha gente con ganas de decir, con discurso, pero desde luego no hay un apoyo potente y real para que eso ocurra de la mejor de las maneras y con las garantías de poder hacer un trabajo que dure y tenga recorrido. Y que tenga una repercusión en la sociedad, la que sea, pero la que le toque al teatro.