“Hice La mujer ciega y todas aquellas cosas con la idea de fotografiar a las personas sin que ellas supieran que eran fotografiadas”, cuenta Paul Strand (1890-1976) en la que fue su última entrevista. Strand sabía cuál era su estilo, la straight photography, la fotografía directa, sin artificios ni manipulación, brutalmente pura y carente de trucos. Sus retratos no son favorables, no regalan nada al modelo, sólo muestra lo que ve y no hace nada por mejorarlo. Sólo esperaba el momento preciso, ese justo instante en el que merece la pena apretar el disparador, abrir y cerrar el obturador. Strand concibió la fotografía como un medio de compromiso social, dando notoriedad a personajes anónimos de las calles, manchas negras que recorren calles neoyorquinas. Más de 200 fotografías están expuestas en la Fundación Mapfre gracias a la colaboración de la propia fundación y el Philadelphia Museum of Art. También se podrá ver su documental Manhatta, un homenaje a la gran metrópoli y a sus gentes, y tres de los siete libros fotográficos en los que plasmó sus viajes en el proyecto Retratos de lugares.