Representar el mundo femenino nunca ha sido tan complicado como en estos tiempos, donde las reivindicaciones y los movimientos feministas parecen estar viviendo un nuevo auge. Sin embargo, la artista vasca Estefanía Martín Sáenz retoma aquellos elementos típicos del universo femenino para invertir el significado habitual de las calidades que, cultura e históricamente, se asocian a la mujer. De manera que la fragilidad de la naturaleza, la precariedad de las flores, las líneas que marcan con precisión la ternura de unas manos femeninas, la ropa y las joyas que mucho tienen que ver con ese mundo donde la coquetería y la frivolidad reinan imperturbables: todos esos elementos adquieren una dimensión nueva. La tela de terciopelo, con sus colores intensos, contrasta con la sutileza de las líneas. Las caras llevan máscaras de cera o de flores, y la única mirada que se nos concede ver es una contención melancólica de lágrimas. Estefanía Martín Sáenz logra representar lo femenino sin los aullidos ensordecedores de las tendencias actuales, es una rebelión sutil la suya, condenada a pasar inadvertida. No debería ser así.
Dónde: Cámara Oscura Galería de Arte, Madrid
Cuándo: Hasta el 23 de diciembre