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Mientras tantoEl cuidado de los detalles I

El cuidado de los detalles I


Suena el teléfono y descuelgo…

YO.- ¿Qué? ¿Al teatro? ¿La semana pasada? Ah, muy bien. No, no la he visto. ¿Cómo? Bueno, no es cuestión de hablarte ahora del teatro que me gusta y del que no, así, de repente, en una rápida llamada de teléfono. Pero seguro que estaba lleno. ¿Ves? Dejémoslo en que esa no es de las que me interesan. ¡Bah! Otra comedia francesa de esas que se estrenan sin parar en Madrid, de esas a las que no les encuentro ninguna gracia. No, no veo comedias francesas. No es por principios, es que no les encuentro ninguna gracia. Ah, ¿tú tampoco? ¿Y por qué vas? Esa es una buena razón. Pero has ido a verla, ¿no? Vale, dejémoslo. Entonces, ¿qué me ibas a contar? Sí, te sigo… Ya… Un personaje de mujer. Mayor. Unos 50 años. Llega a la consulta de un doctor que le va a tratar de su enfermedad… y un montón de pacientes ya están esperando en la consulta… Bien, sí, he leído el argumento. Te digo que es de esas obras que no he visto pero me las imagino. ¡Hay muchas obras que no me hace falta ver, porque ya me las imagino! Sí, y el doctor no llega y se quedan todos en la consulta. Entre el argumento y mi imaginación, no me hace falta ir a ver la mitad de lo que se estrena… Vale, lo siento. Sigue. Sí, muy religiosa, la señora es muy religiosa. Han trasladado la situación a España. ¿A Madrid? A Madrid, concretamente. Que sí, muy religiosa. ¿Se santigua constantemente? Lo sabía. ¿No te digo que ya me la imagino? Además ese tipo de obras están todas dirigidas de la misma forma. Vale, perdón, a veces soy un bocazas, no le digas esto a tu amigo el director. Dime. Sí. Sí. Se encuentra un libro sobre la mesa de la consulta. Y se pone muy contenta. ¿Qué libro? Ah, el Nuevo Testamento. Sí, claro, lo habitual en la consulta de un psicólogo. ¡Vale! ¡Perdón! ¿En la portada? Pues no sé. No, no sé qué puede poner en la portada del libro. Ya me has dicho que es Madrid. Sí, en Madrid. ¿Inglés? ¿Cómo va a saber inglés esa señora? ¿»Holy Bible»? ¿Cómo? ¿En la portada del libro? Es decir, que a alguien se le ha ocurrido que de verdad sea un libro religioso el que el personaje encuentra. ¡Jajaja! ¡Pero eso multiplica por mil la verdad escénica! ¡Es lo que necesita la función, que las cosas sean de verdad! ¿Cuanta más verdad, más verosimilitud? ¡Claro! Y en inglés. Nada, un detallito sin importancia. Para los ojos más avispados. Seguro que las señoras mayores no se dieron cuenta, ¿a que se reían sin parar? ¡Porque lo supongo! Bueno, tómalo como un guiño del director al espectador inteligente, es decir, a ti, por si acaso te aburrías en la función. Un personaje de una mujer madrileña muy religiosa que no parece tener ni idea de inglés encuentra sobre la mesa de la consulta de su psicólogo un Nuevo Testamento en el que está escrito «Holy Bible» en letras doradas sobre fondo negro*, y se pone contentísima. ¿En qué fila estabas? ¿Y desde la fila 13 leías el título? ¿Fila 13 lateral? ¿Pero cómo de grande era el título? ¿Un libro normal? ¿Qué es un libro normal para ti? ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Eh? ¡Oye! Te oigo mal, se está cortando… Esto se corta… ¿Hola? ¿Hola? ¿Estás ahí? Nada. (Cuelgo.) No, no me cuentes el final, que ya me lo imagino.

Oscuro. 

@nico_guau

* minutos después de tener esta conversación telefónica, encuentro el siguiente volumen en la sección de inglés de una librería de segunda mano (¿habrán decidido deshacerse de ello los de la obra en cuestión o se trata de una amable casualidad?):

el cuidado de los detalles

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