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El desierto de los bárbaros

 

 

 

 

 

No quedará nada, sino ellos.

 

La marca del salvaje da para pocas risas. Declara Salman Rushdie: “pensábamos que la religión se terminaba”. Antes se acabará Salman Rushdie. Antes, todos nosotros. “Dios ha muerto. Nietzsche / Nietzsche ha muerto. Dios”. Leyenda sobre una camiseta o de un cartel, acaso en la película ‘Si hoy es martes, esto es Bélgica’: lo que no es nunca puede morir. La memoria flaquea y el hombre, aterrorizado porque, al fin, ¿qué le queda? y, cada diez minutos, alguien tira de la cadena: nuestra Historia se va por el desagüe; el hombre busca refugio en lo irracional, lo primitivo, lo que parece estar en la Naturaleza, que fue antes que él y que será después y que es al mismo tiempo. Salvo el hombre, que él sepa, nada tiene memoria racional, nada piensa, nada obedece sino a leyes inefables, igual casualidad. Se pasa de “las casualidades no existen” al “¡eso es todo, amigos!” Lo irracional, entonces, conforta, no sabes bien por qué. Y del miedo y la desconfianza desde la inteligencia a la Naturaleza, como explica muy bien la profesora de ‘Suite armoricaine’, pasamos a identificarnos con ella, ‘La Academia de las Musas’, vano intento, porque no está allí el hombre más que por accidente y es una incongruencia: un animal que piensa. Poco. “¡Dios está con nosotros!” El mismo que mata a Isaac Rabin, ‘Rabin, the Last Day’. El mismo que se prepara, desierto de los tártaros, para una guerra sin cuartel contra algo que no viene, ‘The Other Side’. El mismo que pone bombas en Ankara, en Beirut, en París, tirotea a gente por la calle y asesina a unas caricaturas. Quien se reclama heredero de hogueras y torturas. El que se alza contra el pensamiento y reduce la memoria a un único recuerdo de algo que no vivió, ni ocurrió nunca. Pero que está en El Libro. No hay más que uno fiable: la Guía Telefónica.

 

Una y siempre distinta.

 

Vendrá la muerte y tendrá nuestro número y cogerá el teléfono. ¿Pero qué prisa había?

 

Afortunadamente, en España (dice el ministro Jorge Fernández Díaz, Hernández y Fernández), Santa Teresa intercede por nosotros. Los tenemos a huevo. 

 

España. Festival de Cine Europeo de Sevilla.

 

UNA PELÍCULA ANTES EN EL AVE.

 

‘Time is’


 

El tiempo pasa. Mucho. De hecho, al tiempo, como a Dios, le tenemos sin cuidado. No sabe que existimos. Ni le importa. Una invención, el tiempo. Una proyección, Dios. Por eso el tiempo, Dios, en el AVE se mueven más deprisa: viajan dentro. Viajan dentro de uno. Que se sienta en el AVE, de Madrid a Sevilla, algo más de dos horas, a ver una película.

 

 

 

 

En tren los Festivales empiezan una película antes.

 

Suelen ser películas horribles, al extremo de que uno se pregunta si el Festival paga a RENFE para que no le haga competencia.

 

Si le paga cantidades enormes.

 

El resto del año el tren sigue proyectando películas malísimas.

 

Las proyecta el tren en todos los trayectos. Incluso allí donde no hay Festivales. Así que igual no es una relación de causa efecto: no sale el sol porque ha orinado el perro. Igual es el criterio de RENFE. Que se basa, cabría suponer, en los gustos de la población o en los saldos del cine, lo que venga primero. O las dos cosas. Como son con frecuencia títulos que funcionaron en taquilla, igual saldos no son. O, por lo mismo, sí. Son películas que cumplieron su función y han pasado a mejor vida. El alimento vivo, salvo si es vegetal y con reparos (duros, los espárragos crudos, por ejemplo, o las patatas), se escapa. Es su tendencia. Y, después, el tamaño. Una sardina, vale. Un caracol. Una codorniz, atada al plato. Vuela la codorniz. Salta la sardina. El caracol resbala: caben. Pero ¿y si es un cochino, una vaca? ¿Y cuando pides carne de ballena? Además, pequeño, grande: vivo, le entras el tenedor y se te pone el mantel perdido de sangre. «Con el caracol, no». ¿Vas a comer solamente caracoles, saltamontes, hormigas? “Y que el animal chilla”. Vale, insisto: ¿te vas a alimentar de caracoles? ¿Cómo que no chillan las sardinas? Es que tú no las oyes.

 

En el tren, las películas: cadáveres. Pequeños. No se ven, de lo lejos que queda la pantalla. A menudo, tampoco son películas.

 

OCHO DÍAS DE CINE

 

Festival de Cine Europeo de Sevilla. España. Llega el AVE.

 

Extractos de un menú

 

Viernes, 6 de noviembre.

 

‘Les deux amis’.‘Two Friends’, de Louis Garrel.

Hay amigos en los que nos mentimos y encuentros que parecen producirse en un momento inoportuno. El Destino no pierde nunca un tren. Pase pernocta con derecho a volver, una vez terminada la película.

 

Sábado 7 de noviembre.

 

‘El cuento de los cuentos’

 


‘Il racconto dei racconti’. ‘Tale of Tales’. ‘El cuento de los cuentos’, de Matteo Garrone.

Se estrenará y, entonces, como con ‘La academia de las musas’, como con ‘Las mil y una noches’ (no, tal vez, por desgracia, ‘The Childhood of a Hero’; no, quizás, peor aún, ‘Suite armoricaine’), será el momento de detenerse en el relato. Un festín estético, cuentos crueles, perversos, como los que contaban a los niños para que ellos no lo fueran y para irlos preparando a la vida.

 

‘12+1, una comedia metafísica’, de Chiqui Carabante.

Por la escatología, el desierto, Jesús y sus Apóstoles, con crítica social y con San Juan Bautista (“¡Nada tiene sentido!”) quitándole el papel al viejo Jeováh: en sus inicios, pequeño dios tribal, asesino de viajeros, antes de opositar a Único y Todopoderoso.

 

Domingo 8 de noviembre.

 

‘Mar dar behesht’. ‘Paradise’, de Sina Ataeian Dena.

Lo que quieren traernos, para que lo vivamos, mostrándonos a quienes no tienen otro remedio que vivirlo. Del indecible gozo de ser mujer en una sociedad confesional, cuya mejor opción es tener barba.

 

‘The Childhood of a Leader’

 

 

‘The Childhood of a Leader’, de Brady Corbet.

Le viene a uno de niño, ser uno como es. Herodes no iba tan errado: “Éste va para Rey de los Judíos”. La educación no puede cambiar eso: siquiera, ‘La cinta blanca’, reforzarlo. Rompes el huevo cocodrilo o gallina.

Del peligro de generalizar, o del peligro de mirar con los ojos cerrados: uno, yo, tú, los otros, ¿tiene remedio? Véase, sobre el material, caso por caso. 

 

‘Madame Marguerite’, de Xavier Giannoli.

Otro cuento cruel, con personajes engañosamente encantadores, hasta que la última audición pone a cada uno en su sitio. Conócete a ti mismo: no te escuches.

 

‘Un etaj mai jos’. ‘One Floor Below’, de Radu Muntean.

De la debida discreción entre vecinos, llevada hasta el extremo. Del malestar que causa no reaccionar a tiempo. De la conciencia que, al contrario de la tentación, vive debajo.

 

Lunes 9 de noviembre.

 

ALAN STIVELL ‘Suite Sudarmoricaine’

 

 

Falta en la red (o no he sabido yo encontrarlo) clip de la película, pero Stivel seguramente no es ajeno.

 

‘Suite armoricaine’, de Pascale Breton.

Profesora regresa a su Bretaña natal, a la Universidad en la que estudió, a su abuelo sanador, su música de entonces y de ahora, a sus recuerdos, que tenía perdidos.  La memoria es el tiempo, multiforme, vivido y observado en cada uno y desde cada uno.  Perspectivas: nada se explica por un solo testigo y sólo en el momento. Fascinante lectura sobre el arte a la que se desearía, como Ion, uno de los personajes, asistir: ¿dónde dan esa clase? Con ‘La academia de las musas’, el triunfo de una mirada inteligente, abierta en posibilidades y cruces incesantes. La película, al menos de momento, no tiene distribuidor en España.

 

 

‘C’est lámour’

 

‘C’est l’amour’. ‘That’s Love’, de Paul Vecchiali.

El amor era eso. Para ella. Para el marido. Para el actor que acaba de recibir un César por su participación en un remedo, guiño, a ‘L’inconu du lac’, Giraldillo de oro en Sevilla el año 2013 y que a Vecchiali le pareció fallida: dale al César lo suyo. Un muy personal universo en el que, o entras, o no entras: como en todos. Prueba del algodón (Stivel, por contraste, o el bronco canto sardo en ‘La academia de las musas’): bailar y disfrutar en esa fiesta.

 

‘Pod elektricheskimi oblamaki’. ‘Under Electric Clouds’, de Alexey German Jr.

Un futuro inmediato en Rusia, cien años de la Revolución, a la que no dejaron revolucionar mucho y que acabó encerrada entre cuatro paredes, donde manda el que en la escalera da más voces, hasta ahogarla. Historias cruzadas sobre arenal de pesadilla -y luces fantasmales- en el que se levanta lo que no será nunca un edificio. Fellini se hace eslavo y va a la playa.

 

‘Eco’, de Xacio Baño.

Cortometraje. Amigos dejan piso. El pasado se encuentra en las mudanzas.

 

‘La ciudad del trabajo’, de Guillermo G. Peydró.

Visita a un proyecto de la España con vocación de Imperio, desde una perspectiva que la explica por los ecos de su cine. La Laboral de Gijón en sus espacios y en la memoria hablada, escrita, de un tiempo, el suyo sí, vigente y a la vista. 

 

Martes 10 de noviembre.

 

‘The Other Side’

 


‘The Other Side’, de Roberto Minervini.

Dos caras de Luisiana: basura blanca en descomposición que sin embargo da cobijo a la ternura y machos, cuello rojo, con sus machas, camisetas mojadas, a tiros con quien pretenda quitarles las pistolas. De uno y de otro lado: la patria, la familia. Pero Dios en un lado y el infierno en el otro. Difícil decidir qué da más miedo.

 

‘Berserker’ , de Pablo Hernando.

Tras una fiesta en Pozuelo de Alarcón tu cabeza aparece pegada al volante de tu coche. Bueno: si puedes verla es que no es tu cabeza, así que tú no te has pasado tanto con las copas. Investigación, a partir de hecho luctuoso con amigos, para una novela en la que no hay vikingos: se explicará más tarde el título. Thriller que sorprendió agradablemente a público y a crítica.

 

Martes, miércoles, jueves:

 

Tres episodios: ‘El inquieto’, ‘El desolado’, ‘El encantado’.

 

‘As 1001 noites’

 

 

“Has de saber, oh rey afortunado, que en tu país la gente las pasa muy estrechas”.

 

‘As 1001 noites’. ‘Arabian Nights’‘Las mil y una noches’, de Miguel Gomes.

Portugal sobre la alfombra mágica del tiempo en el que viaja la vida cotidiana. Desde la escena inicial en la que Scherezade se lo piensa y sale corriendo ante lo que la espera, un inspirado fresco con historias magníficas, como la de la jueza en la segunda entrega.

 

Al menos en Madrid, ésta se estrena.

 

Miércoles, 11 de noviembre.

 

‘La academia de las musas’

 

 

‘La academia de las musas’, de José Luis Guerín.

 

La palabra es generadora de sentido.

 

Gfrkx no lo tiene.

 

Espacio en blanco.

 

Un espacio sin letras, sin palabras, tampoco dice mucho.

 

Espacio con imagen. Una imagen, ¿qué es? La misma imagen puede significar cosas distintas. Mi cara, por ejemplo. La misma imagen puede significar cosas opuestas. Mi cara, por ejemplo.

 

Le cambiamos el orden a la imagen: niño triste-Coca Cola-niño feliz y lo que para nosotros equivale a felicidad = Coca Cola, para un semita, un árabe, un hebreo, que leen al revés, de derecha a izquierda, será Coca Cola = infelicidad. Entramos en nuestro nuevo piso y nos sentimos mejor si la distribución de las habitaciones es de izquierda a derecha. Hasta ese punto influye la escritura en el ánimo. Y la palabra escrita no es más que huella de la palabra hablada. Sin la palabra hablada no existimos. No comprendemos nada. No sabemos. Saberse empieza por decirlo. Sordos, mudos incluso: las palabras nos hacen. Pero ¿puede la palabra, por sí sola, crear la cosa? En las personas, sí. Se dice «gato» y el gato ya está allí. Se dice «amor» y ¡cómo lo sentimos!, pero no. No, pero lo has sentido.

 

‘La academia de las musas’ es la celebración de la palabra. Palabra que convierte realidad en ficción. Se estrenará también, como ‘As 1001 noites’. Al menos -razón para los viajes, otra vez- en Madrid. Que es multitud de cosas diferentes a las que la palabra «Madrid» reúne en un significado, en un sentido.

 

‘L’ombre des femmes’.‘In the Shadow of Women’, de Philippe Garrel.

Una película escapada de los años setenta. Allí, hoy, la disfrutamos.

 

Jueves, 12 de noviembre.

‘Ramybe musu sapnuose’. ‘Peace to us in our dreams’, de Sharunas Bartas.

Hay películas que son como el mapa de la provincia que tiene el tamaño de la provincia y se superpone exactamente a ella. Así, llenar un vaso de agua, tender la ropa, sonarse las narices, exige el tiempo que llevaría hacerlo en la vida real. El no pararse en ello, cuando vives, mientras pasa la cosa, es lo que nos hace la vida soportable.

 

‘Sangue del io sangue’. ‘Blood of my Blood’, de Marco Bellocchio.

El vampiro se refleja en dos espejos.

 

‘El nome de los árboles’, de Ramón Lluís Bande.

La  memoria. Hay quien se pone el reloj en la muñeca derecha para acordarse luego de ponérselo en la muñeca izquierda. Y hay a quien la memoria le sirve para algo. Siempre da que pensar el que quienes rechazan, indignados, la recuperación de “la memoria histórica” (ese reabrir heridas) se pongan de los nervios si ETA, por ejemplo, no suplica el perdón. La reflexión no es mía: la hago mía. Memoria del maquis y de una represión que llegó a sentar a las mujeres sobre el fogón de la cocina al rojo vivo. ¿Acaso no eran rojas? Ramón Lluís Bande desde la pena, el respeto, la rabia. La huella del dolor la guarda el suelo.

 

Viernes 13 de noviembre.

 

‘Rabin, the Last Day’

 

 

‘Rabin, the Last Day’, de Amos Gitai.

El asesino escoge la hora y el lugar. Matar está tirado, aunque lo más tirado al matar es el muerto. Ese desprecio que el fanático siente por la vida da puntos en el cielo. ¿Religiones de paz?: quiero ver una. Ni el Islam, ni el cristianismo, ni el Dios de los judíos salen bien situados. La muerte de Isaac Rabin. Un sitio, el momento adecuado, un Dios, un pistolero.

 

NOTA AL MARGEN:

Estando en el Festival de Sevilla leo que se anuncia un pase de prensa de la película ‘Sonata para violonchelo’, de (transcribo porque no quiero equivocarme) Anna M. Bofarull. Allí me entero de que a la protagonista (transcribo nuevamente) «un exabrupto la obligará a replantear su vida a largo plazo». Admitido que la replantee, su vida, de un modo irreflexivo, el que los exabruptos puedan conseguir eso es una prueba de la imparable fuerza del lenguaje. Más abajo se explica «Julia recibe definitivamente un diagnóstico: fibromialgia». Cómo pueda ser la fibromialgia un exabrupto la nota de prensa no lo explica.

 

‘John From’, de João Nicolau.

El culto cargo. Adolescentes desatadas, pleonasmo en uno y otro sexo, van a ver al Coronel Tapioca.

 

‘The Lobster’. ‘Langosta’, de Yorgos Lanthinos.

Si no fueses persona, ¿querrías ser langosta? Reencarnarse en langosta podría suponer un retroceso en la cadena evolutiva. Aunque el sabor mejore. Por muy rica que estés. Hay estudios que indican que el tiburón, invitado al menú de los humanos, prefiere las personas de raza negra: más dulce, la carne. El tiburón te raspa con los dentículos que le cubren la piel y ahí están sus papilas gustativas. Le gustas y la has hecho. No le gustas y la has hecho también, a menos que haya por los alrededores quien le sepa mejor. Eres subsahariano y el tiburón no duda. Oriental y no duda tampoco: no te come. Salvo si aprieta el hambre del escualo en los Mares de China. La carne del oriental le sabe amarga. África, América, son destinos que los tiburones se disputan. Campuchea, Japón, Vietnam, Corea: están allí los tiburones porque no tienen más remedio. Porque se han agotado las plazas disponibles. En medio queda “el blanco”, el europeo. Ni carne ni pescado: carne de cocodrilo (pruébala). La langosta les sabe bien a todos, europeos, africanos, asiáticos, tiburón incluido. No se entiende el querer ser langosta. Es masoquismo. Yorgos Lanthinos adolece de ello. De sádico también.

 

En un mundo en el que casarse es obligatorio, blancos, negros, amarillos, rojos, verdes, en busca de destino.

 

‘Ingen ko på isen’. ‘No Cow On the Ice’, de Eloy Domínguez Serén.

Español en Suecia. El agua helada. Del río, el lago, el mar. Si las vacas caminan sobre el hielo éste ya no es seguro. La pregunta es ¿por qué tendrían que caminar las vacas sobre el hielo? Suecia es la respuesta, donde el hielo es seguro cuando las vacas no caminan sobre el hielo.

 

‘Paulina’, de Santiago Mitre.

Un encargo, ‘Paulina’, para Santiago Mitre. Poco o nada que ver con ‘El estudiante’ (2011), que es la lucha de clases, aunque la clase, el aula, en ambas aparece. Y la conciencia social. Paulina va al colegio. “Con los pobres no se busca la verdad: se busca un culpable”. Por esa frase y por la determinación de Paulina: ¿quién es nadie para decirle a nadie lo que tiene que hacer?, me siento convocado: amén a eso; a una cosa y a otra. De lo demás, vemos y comentamos.

 

Sevilla, 2015.

Sábado 14 de noviembre.

Giraldillo de oro: ‘La Academia de las Musas’, de José Luis Guerín.

Giraldillo de plata: ‘Las mil y una noches’, de Miguel Gomes.

‘Rabin, the Last Day’,‘The Other Side’, ‘One Floor Below’… Ocho días magníficos y un palmarés acorde.

 

El fracaso o el éxito de un Festival de Cine parece responder a tres factores:

 

-que tenga una personalidad definida, coherente y distinta de todos los demás.

-que el público se sume.

-que haya apoyo de la Administración.

 

Más la repercusión que se alcance en lo medios.

 

De los tres mandamientos, el que lo pone todo en marcha: una identidad propia, suele ser el más amenazado. La Administración es como el matrimonio. Nos casamos para cambiar al otro. Lo más sensato hubiera sido casarse con aquello en lo que quieres que el otro se convierta. No lo hay. O no lo encuentras. En los votantes, menos. La persona se casa con su imagen. Cuando una (uno) no se gusta, hace al otro (a la otra) a la horma de cómo se ve una o se ve uno. Que es más fácil que cambiarse una/o mismo/a. Aunque lo más frecuente -y lo definitorio en la Administración– es que uno, que una, se guste con locura. Y nos quieren espejo en el que se deslumbran y ante el que nos suponen deslumbrados.

 

Sevilla: no lo tocan. Algo tiene Sevilla.

 

EN TREN LOS FESTIVALES TERMINAN UNA PELÍCULA DESPUÉS.

 

TOM WAITS: ‘God’s Away On Bussiness’

 

 

Cuestión de fé, porque en el tren el cine no se ve. De algún modo, una experiencia mística. Más seria que el hecho religioso: algo sí ha habido ahí. Pero no más fiable: lo que hubo, si lo hubieses podido ver, no es cine. La Salvación, aprovechar el tiempo que tenemos, está en que lo merezca aquello a lo que asistes. En las condiciones adecuadas. Sonido. Imagen. “Refiera el testigo lo que vio”. Una noche sin luna. A setecientos metros de distancia. Por medio, pasa el tren. “¿Está el testigo cierto en que eso fue lo que se dijo? Jure el testigo”. Y jura. No le creen. El testimonio la Justicia no lo admite. Como no admite, de los que iban en el AVE, que hayan visto nada, dentro o fuera. Fuera, el hecho. Dentro, una proyección; empezada, además, si, yendo de Sevilla, coges el AVE en Córdoba. Donde el hecho sucede, o en las salas, la cosa es diferente. Te acercas y no era Jeováh. Escuchas y no fue lo que se dijo. En el tren, una propuesta discutible: imagen diminuta; una versión doblada, mentirosa, porque ¡a ver quién distingue los subtítulos! Y afirman, personas que viajaron con nosotros que, una más cuando coges el tren, en el AVE se ha visto una película.

 

 

 

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