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El error del siglo XIX

 

Al igual que ha habido partidas extraordinarias, ni los súper genios del ajedrez se libran de cometer errores de principiante y esto, a los simples aficionados nos consuela (y anima) al comprobar que estos elegidos, al fin y al cabo, son tan humanos como nosotros.

 

En los 60-70, se consideraba aceptable que un ordenador ofreciera un resultado erróneo cada 10.000 horas de funcionamiento, pero hoy día, la tecnología ha avanzado lo suficiente para casi garantizar la ausencia de errores importantes en los ordenadores, pero el cerebro humano es algo muy diferente y no funciona o evoluciona de la misma manera.

 

En el transcurso de la historia moderna del ajedrez, siempre se les ha preguntado a los jugadores de élite qué cualidades consideran más importantes para llegar a ser un gran jugador y lógicamente, el abanico de respuestas es inmenso dada la complejidad del cerebro humano, pero todos nombran una característica como absolutamente necesaria que es la concentración. Y debe ser cierto, ya que cualquiera que  observe a los jugadores profesionales, puede observar que todos, absolutamente todos, están inmersos en la partida, aislándose totalmente del entorno que les rodea, pero no son máquinas, por lo que quieran o no, están expuestos a perder ese estado de abstracción quizás en el momento más inoportuno.

 

Los aficionados nos lamentamos al haber tirado por la borda una partida ganada que podría permitirnos ganar el torneo del club o, simplemente, vencer a ese rival que siempre nos gana, pero ¿qué sensación nos quedaría si ese error nos ha impedido conquistar nada más y nada menos que el campeonato del mundo?. ¿Qué estado de ánimo nos quedaría si después de luchar durante años, por fin conseguimos retar al campeón del mundo y a pesar de todo nuestro esfuerzo y máxima concentración durante semanas, de repente y de forma inexplicable, cometemos un gravísimo error de principiante?. Esto le ocurrió a nuestro protagonista ya hace más de 100 años y nadie ha podido explicar la causa de tamaño error.

 

El escenario de la partida que les muestro hoy, es el siguiente:

Match por el Campeonato del Mundo de 1892

Campeón: Wilhelm Steinitz, aspirante: Mijail Chigorin

Lugar: Centro Asturiano de La Habana, Cuba

 

La contienda levantó mucha expectación ya que se enfrentaban dos escuelas (estilos) muy diferentes: Por un lado estaba el ajedrez “serio” y posicional del campeón del mundo y por otro, el ajedrez agresivo e imaginativo del aspirante.

 

El match tenía unas reglas un tanto especiales: Se disputaría al mejor de 20 partidas, pero si al final de las mismas, existía empate, entonces se seguiría jugando hasta el primero en alcanzar 10 victorias. Pues bien, después de esas 20 partidas, cada uno había conseguido 8 victorias y 4 empates, por lo que continuaba el match y se producían tablas en la partida 21 y Steinitz ganaba la 22, con lo que el campeón quedaba a una victoria para conservar el título y Chigorin salió “a por todas” en  la fatídica partida 23 y aunque no la jugó bien la tuvo ganada, pero… veamos qué pasó en dicha partida que era contemplada por más de un millar de espectadores.

 

Blancas: Mijail Chigorin (Rusia, 1850-1908) – aspirante

Negras: Wilhelm Steinitz (Praga, 1836-1900) – campeón

 

1.e4 e5 2.f4 [Gambito de Rey. Chigorin utiliza por primera vez en el match esta apertura ¡Ajedrez romántico contra el ajedrez científico del campeón del mundo!]

 

2…exf4 3.Cf3 Cf6 4.e5 Ch5 5.Ae2 g6 6.d4 Ag7 7.0–0 d6 8.Cc3 0–0 9.Ce1 dxe5 10.Axh5 gxh5 11.dxe5 [Chigorin no ha jugado nada bien la apertura y ahora no tiene más remedio que permitir el cambio de damas, con lo que queda un final ligeramente mejor al campeón del mundo]

 

11…Dxd1 12.Cxd1 Cc6 13.Axf4 Af5 14.Ce3 Ae4 15.Cf3 Tfe8 16.Cg5 Ag6 17.Cd5 Axe5 18.Cxc7 Axc7 19.Axc7 Tac8 20.Ag3 Cd4 21.c3 Ce2+ 22.Rf2 [Para un jugador tan imaginativo y táctico como Chigorin, el jugar un final sin posibilidades debe ser frustrante y por otro lado, Steinitz debía estar feliz, ya que las tablas era un buen resultado a la espera de la siguiente partida con las piezas blancas, pero….]

 

22…h4 [Incompresiblemente, Steinitz no hace la jugada más sencilla que además es la mejor. Simplemente con 23… Cxg3, conseguiría una posición ventajosa sin conceder ninguna posibilidad a su rival. No obstante, un campeón del mundo, no puede perder esta posición con negras ¿o sí puede?]

 

23.Ad6 Cd4 [¿Qué ocurre? La jugada anterior de Steinitz fue extraña, pero ésta ya no tiene explicación. ¡Entrega el caballo sin necesidad! Está dando verdaderas oportunidades a Chigorin]

 

24.cxd4 Tc2+ 25.Rg1 [Chigorin ha analizado una buena línea defensiva con esta jugada, pero más normal era llevar el rey a f3 y no dejarlo tan encerrado]

 

25…Tee2 26.Tae1 [Este es el movimiento en el que confiaba Chigorin y que probablemente se le escapó a Steinitz. Ahora Chigorin está en «su salsa» (léase posiciones agudas)]

 

26…Txg2+ 27.Rh1 [Al alfil en d6 hace de ángel de la guarda y evita el mate en 2 jugadas]

 

 

Observen esta posición:

Si no fuera por el alfil blanco que  defiende la casilla h2, el negro daría mate en 2 jugadas. Esto lo ve un campeón del mundo (Steinitz), lo ve un aspirante a campeón (Chigorin), lo ven Vds., lo veo yo y lo ve cualquier aficionado de tercera categoría ¿es así?, pues esperen 5 jugadas y p.f., que alguien explique qué ocurrió.

 

27…Rg7 28.Te8 f5 29.Ce6+ [Probablemente los dos contendientes están apurados de tiempo y ninguno acierta con las mejores jugadas. Insisto en que es incomprensible que Steinitz permitiera llegar a estas complicaciones cuando tuvo en su mano un final tranquilo y con ventaja]

 

29…Rf6 30.Te7 Tge2 [Con 30… Txh2+, se gana un peón, pero a costa de cambiar una torre, por lo que Steinitz prefiere conservar sus 2 torres como única esperanza de salvar la partida]

 

31.d5 Tcd2 [Ahora, con 32.Txb7, Chigorin mantiene muy buenas posibilidades de victoria, pero… ]

 

 

32 Ab4 ???

 

[¿¡Qué es esto!? Chigorin abandona la defensa de la casilla h2 y permite que le den mate en 2 movimientos. El campeón del mundo no se hace de rogar.]

 

32…Txh2+ [Y mate a la próxima. El ángel de la guarda de Chigorin se tomó vacaciones ¿o le distrajo otra bella dama entre el público como le ocurrió a Capablanca?.] 0-1

 

Probablemente, el más grosero error en un campeonato del mundo.

 

El propio Steinitz dijo: “Chigorin finalizó el match casi como vencedor”.

 

Chigorin tenía un estilo de juego brillante y original, era muy combinativo y jugaba diversos gambitos. Se le llamó el último romántico del ajedrez.

 

Steinitz fue el primer campeón del mundo oficial.

 

Jocosamente se decía que Steinitz era un “viejo” de la nueva escuela posicional y Chigorin un joven de la vieja escuela romántica.

Luis Pérez Agustí

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