Al parecer la han tenido en el debate socialista. No he leído mucho sobre los entresijos (nunca mejor dicho) de la disputa. Pero por lo visto Susana le ha llamado «cariño» a Pdr. Imaginen cómo habrá sido. Después de semejante barbarie, que Pachi le haya espetado, también a Pdr: «¿Tú sabes lo que es una nación?» no tiene la menor importancia. He visto algunas fotos en las que aparecen los tres saludándose y sonriendo al personal. Susana aparece con su gesto fijado: una sonrisa de encoger nariz y cerrar ojos y sacar mucho diente. Una sonrisa que vale una Junta de Andalucía y que oculta toda la verdad interior del ser humano. La sonrisa de Pachi es un gesto comodín pero en otro sentido: una instantánea que sirve para hacer cientos de recorta y pega. Pongan esa cara en el cuerpo de un hombre en la presidencia del Congreso, o en el de un hombre lendakari, o en el de un hombre en la barra de un bar, o en el de un hombre paseando en bicicleta, o en el de un hombre bailando reguetón con la gorra para atrás. ¿Cómo no iba Pachi a aprovechar y presentarse a la Secretaría General de su partido? No sería Pachi. Otra cosa es la sonrisa de Pdr o la perfecta sonrisa del malvado estúpido que se percibe como la molestia del molesto que permanece como si lo suyo (incluidos sus noventa y ochenta y cinco escaños, respectivamente) fuera un talento por descubrir. Yo no veo más en él que una rebelión de las máquinas como la de Terminator, con la que no queda más remedio que temer hasta por el futuro de la humanidad.