“Nuestra clase” tituló Tadeusz Slobodzianek la obra basada en el exterminio de Jedwbane, un pueblo polaco en el que cerca de 1.600 judíos fueron quemados vivos por sus propios vecinos. La falacia de que no hubo persecución en Polonia, que todo fue cosa de los nazis, no se pudo sostener mucho tiempo, a pesar de que la versión oficial de lo acaecido en 1941 se atribuyó durante años a los agentes de Hitler. Bajo la dirección de Carme Portaceli, la trama se estructura en catorce escenas-lecciones que van desde 1931 hasta nuestros días y en las que los personajes, sobre el escenario en todo momento y haciendo de muertos, rememoran las escenas de odio, tortura e instinto de supervivencia por las que pasaron cuando estaban vivos.