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El Informe

Hace poco que se conocen los resultados del último Informe PISA, correspondientes a 2009. España sigue ocupando uno de los últimos lugares en todos los conceptos evaluados. Las pruebas, como se sabe, se dividen en tres grandes apartados: matemáticas, ciencias en general y habilidades lectoras. El Informe PISA no mide conocimientos, sino “competencias” y “destrezas”, es decir, el grado de raciocinio de los alumnos de quince o dieciséis años. Son alumnos que, en otra época no muy lejana, estarían acabando su bachillerato elemental para comenzar el superior. O que habría terminado el primer grado de la Formación Profesional.

 

            Tampoco mide el Informe PISA la excelencia académica. La obtención de la máxima calificación en las pruebas sólo indica que el alumno alcanza el mínimo deseable de formación para su edad. Se trata, en suma, de verificar si un sistema educativo logra homogeneizar suficientemente a la población por abajo. Si representáramos la excelencia educativa mediante una pirámide, el Informe PISA se ocuparía de la base, no del ápice.

 

            Así se entiende que los textos que evalúan la capacidad lectora sean del siguiente tenor:

 

“Cómo cepillarse los dientes

 

¿Se vuelven nuestros dientes más y más blancos cuanto más tiempo y más fuerte los cepillamos?

 

Los investigadores británicos responden que no. De hecho, han probado muchas alternativas distintas y al final han descubierto la manera perfecta de cepillarse los dientes. Un cepillado de dos minutos, sin cepillar demasiado fuerte, proporciona el mejor resultado. Si uno cepilla fuerte, daña el esmalte de los dientes y las encías sin quitar los restos de comida o la placa dental.

 

Bente Hansen, experta en el cepillado de los dientes, dice que es una buena idea sujetar el cepillo de dientes como se sujeta un bolígrafo. ‘Comience por una esquina y continúe cepillándose a lo largo de toda la hilera’, dice. ‘¡Tampoco olvide la lengua! De hecho, ésta puede contener miles de bacterias que pueden causar mal aliento’.

‘Cómo cepillarse los dientes’ es un artículo de una revista noruega.”

 

 

 

A los alumnos se le formulan las siguientes preguntas:

 

1) ¿De qué trata este artículo?

2) ¿Qué recomiendan los investigadores británicos?

3) ¿Por qué debes cepillarte la lengua?

4) ¿Por qué se menciona un bolígrafo en el texto?

 

Las respuestas son de tipo test, es decir, el alumno no ha de argumentarlas, ni aventurarse en disgresiones, ni justificar sus respuestas con un breve comentario. Nada de nada; sólo señalar con una cruz la respuesta correcta.

 

Alguno pensará que nos hallamos ante un caso de extrema imbecilidad. No es una ocurrencia disparatada. Basta demorarse un poco en el cuadro que figura en la página 21. Se trata de un engendro que condensa los criterios de selección y evaluación de los textos, así como el designio último de la prueba.

No todos los ejemplos son como el del cepillado de dientes. Los hay que suponen cierta altura intelectual en el lector adolescente, la justa para rozar la normalidad lectora. Parecen pruebas pergeñadas por psicopedagogos, obviamente pueriles. Lo semejante llama a lo semejante.

 

Leo las estadísticas correspondientes a España y tiemblo. Estamos muy cerca de la nada.

 

Pero el problema de España es si ZP se presenta a las elecciones o lo hará Rubalcaba.

 

Vivan las caenas.

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