Hay muchas formas de refrescar el cuerpo y el alma cuando el calor aprieta y el cambio climático va calentado el agua en la que podemos acabar cocidos, como le ocurre a la rana que se relaja en un cazo a fuego lento. Hermano de la autora de La química de lo bello, de Christian García Bello se pudo ver hasta hace pocos días en Madrid con una sugerente muestra individual en la galería The Goma dedicada a San Borondón “la mítica isla del viaje de Brandán el Navegante a través del Atlántico en busca del Otromundo, ha sido motivo de controversias entre quienes sostienen su existencia y los que defienden que aquel fue un viaje simbólico. Al margen de precedencias cartográficas y manuscritos apócrifos, el devenir del relato se trenza con la leyenda de Jasconio, el monstruo marino que emerge o se oculta según las intenciones de quien lo aviste”. Pero se puede seguir su singladura, y refrescase, en la colectiva que acoge CentroCentro: Un viaje extraordinario. El efecto espejo de los océanos, que se presenta así: “Los océanos son el espejo de lo que ocurre en el mundo. El aumento de las temperaturas y la contaminación tienen un impacto directo sobre la salud de los océanos que, a su vez, influye en lo que ocurre fuera de ellos. ‘¡El mar lo es todo!’, aseveraba el capitán Nemo en el viaje extraordinario de sus Veinte mil leguas de viaje submarino (1870).
Si algo caracteriza los Viajes extraordinarios de Julio Verne es el optimismo y la confianza que deposita en la imaginación científica al servicio del progreso de la humanidad. Esa colección de 62 novelas es fruto de una suerte de diseño especulativo, como evidencian algunas frases del autor: ‘Todo lo que una persona puede imaginar, otros pueden hacerlo realidad’. Verne no paraba de hacerse preguntas y anticipó hallazgos científicos e inventos que llegarían mucho tiempo después, por eso inventores como Isaac Peral –que ingeniará el primer submarino torpedero– llegarán a decir que este fue su guía; al fin y al cabo, el deseo de Verne era que los avances de la ciencia abrieran nuevas y humanas posibilidades de futuro. Un viaje extraordinario. El efecto espejo de los océanos también quiere ser un viaje extraordinario en torno a una serie de preguntas e historias que emergen de los océanos, en muchos casos a partir de iconos del mundo del cine o la literatura, diseños paradigmáticos inspirados en los océanos, objetos y obras de arte que bucean en su imaginario o voces claves que estudiaron los océanos y proyectaron lo que sabemos sobre ellos”. La muestra en la que participa García Bello consta de cuatro escalas: “Los océanos como escenario, incluye principalmente referencias literarias y cinematográficas en las que el mar ha sido el gran protagonista, desde las obras de Julio Verne a Moby Dick, el Acorazado Potemkin, Tiburón o Namor. Azul, nuevo verde reúne una selección de productos innovadores y de ecodiseño vinculados con los océanos, que fomentan la recuperación, reutilización y el reciclaje; productos creados con elementos propios de la pesca, con plásticos recuperados del mar, a través de técnicas artesanales respetuosas con el entorno o inspirados en el mar, como los diseños de David Chipperfield, los hermanos Campana, Snohetta o Nanny Still. En Las voces de los océanos la muestra se centra en los sonidos submarinos como inspiración para compositores y artistas, así como en las voces de las mujeres del mar, desvelando la historia de las pescadoras de perlas, las pioneras del surf o las principales oceanógrafas de la historia. Y La travesía difícil está dedicada, entre otros, a las comunicaciones marinas, con un apartado dedicado al telégrafo y al código Morse, a las radios piratas en alta mar y a la dificultad de atravesar el océano por distintos motivos”.
Donde: CentroCentro, Madrid
Cuándo: Hasta el 15 de septiembre