Triste y angustiado me siento por la impotencia de no poder hacer nada en el retroceso hacia atrás que el mundo entero está sufriendo. En lugar de caminar y solucionar juntos los problemas graves que la geopolítica pone en acción en todo el planeta tras este confinamiento masivo, los problemas han aumentado, el hambre ha aumentado, la destrucción de los puestos de trabajo se cuenta por millones en todo el mundo, la desaparición de autónomos también y para más presión, van a subir los impuestos y nos vemos abocados sin remedio a recortes sociales que pueden incluso afectar a las pensiones o a congelar nuevamente el sueldo de los funcionarios.
Y esto es grave. No ha existido una guerra mundial. No hemos tenido enemigos que hayan arrasado nuestras ciudades y sin embargo según todos los economistas, vamos a entrar en una crisis financiera parecida a lo ocurrido tras la segunda guerra mundial.
Los partidos se pelean unos con otros, las Comunidades se lavan las manos porque el virus es “mundial”, no es de su responsabilidad. Nadie es responsable de lo ocurrido y sin embargo naciones unidas sigue advirtiendo de los millones de personas que pasan hambre y en Europa se discuten el reparto de los millones de euros que le toque a cada país.
¿No es para ponerse a llorar de rabia incontenida? Ya no existe contaminación ni preocupación para combatirla. Da igual que el Ártico haya alcanzado estos días los 38ºC o que en la Antártida haya llegado a los 18ºC. Es lo mismo. Solo existe el coronavirus en nuestras vidas. El miedo ha sido instalado con precisión a todos los ciudadanos y ya pueden hacer con nosotros lo que quieran en nombre del ya famoso Covid-19.
Creo que debemos reflexionar. Algo no cuadra en toda esta historia, como tampoco cuadró los muertos oficiales en España y vaya Vd. a saber los de otros países. Nadie ha hablado de las víctimas ocasionadas por el retraso de sus operaciones en numerosas enfermedades graves como el cáncer, por la anulación total de pruebas y el retraso de los diagnósticos, por el miedo de ir a un servicio de urgencia. Miles de historias, de dolor y nadie es responsable de este colapso sanitario que hasta incluso se hicieron compras de material inservible. ¿Seguro que estamos preparados para una emergencia?
Hay muchas incógnitas y muchas sospechas que supongo el tiempo resolverá si que no se ocultan, como siempre se ha ocultado los hechos que llevaron a producirse ciertas claves históricas en nuestro pésimo recorrido de la humanidad. Y digo pésimo con conciencia. Si alguien lee la historia desde que el hombre prehistórico golpeó a un semejante para quitarle la vida a los tiempos actuales, se quedará sorprendido de las guerras y conquistas continuas, de los genocidios realizados en todas las eras de nuestra corta existencia y la brutalidad y barbarie de nuestras acciones.
Aún hoy día, se siguen violando a niños y mujeres y esclavizarlos para la obtención del Coltán con el que se obtiene los teléfonos móviles y la tecnología de última generación y de primera también. Se escuchan las ametralladoras en Siria, Yemen y en otros lugares de conflicto. Millones de personas son hacinadas o vagan sin rumbo sin país, sin casa, con hambre como si fueran escoria de una civilización maldita. Podría seguir pero creo que me habéis entendido en qué punto estamos de nuestra nueva supuesta normalidad. A los políticos les gusta inventar nuevas palabras y términos con los que borrar y hacer cuenta nueva. Muy fácil y una práctica por desgracia eficaz.
Tenemos que cambiar aunque reconozco lo difícil que es. O tal vez hay que conformarse porque estamos predestinados a colapsarnos y acabar con la vida misma. No sé. Estoy desorientado. Creía que el confinamiento masivo nos haría cambiar de forma de vida y al igual que se promulgaron en horas Reales Decretos para combatir el virus, se haría lo mismo para llevar a la sociedad a un bienestar merecido del llamado siglo XXI. Pero estaba equivocado.
Todo sigue igual pero al revés, retrocediendo.