Tras haber navegado por las aguas y los hilos de Leonardo, de Durero, Rembrandt o Miguel Ángel, se daba los domingos el capricho de pintar un Picasso al óleo, sobre las dos tablas de la tapa de una caja de vinos.
Tras haber navegado por las aguas y los hilos de Leonardo, de Durero, Rembrandt o Miguel Ángel, se daba los domingos el capricho de pintar un Picasso al óleo, sobre las dos tablas de la tapa de una caja de vinos.