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El primer dinero de M

Cada viernes M recibe una paga de cinco euros. Uno por cada día que se porta bien en el cole. Con esto, su padre, quien inició esta costumbre, quiere incentivarle el interés por el ahorro y enseñarle a ser conciente del valor de las cosas que posee. Desde que pusieron en marcha esta norma, M es cada vez más conciente de lo que cuesta ganar dinero, sobre todo cuando le toca usarlo.

 

Un viernes, a la salida del cole, M le comenta a su padre: 

-Hoy he pintado con unos lápices de colores muy bonitos.

-¿Sí? ¿Y cómo eran? -le pregunta D.-Eran de madera, gruesos y pintan muy bien. Me encantaría tener unos iguales.

D le dice que ya tiene lápices para pintar, pero M insiste en que no tiene ninguno como esos.

-Pintan tan bonito –dice.

Su padre le sugiere comprarlo con sus ahorros. M lo mira y piensa un rato, pero no responde.

-Este fin de semana vamos a salir de compras, puedes llevar tu dinero y comprarlos si te parece buena idea. 

M lo medita un rato, se entusiasma y le dice que sí le parece buena idea.

 

Cuando llegan a casa, M le cuenta a su madre lo que ha planificado con D. M busca su monedero y le pide a su padre que cuente cuándo dinero tiene reunido. D saca las monedas y billetes y los cuenta con ella:

-Tus ahorros suman 45 euros. 

M abre los ojos como platos. Mira a su madre.

-¿Has visto cuánto dinero tengo mamá?

-Ahora mismo, tienes más dinero que yo -contesta L.

M se alegra y le dice a su padre que con ese dinero sí que podrá comprar sus lápices. Él le responde que sí, pero que también podría seguir reuniendo mucho más por si le apetece comprar más adelante otra cosa. 

-No, prefiero comprar mis lápices porque con ellos pintaré mucho mejor. Después reuniré más dinero.

 

El sábado, de camino a hacer las comprar, llegan a la papelería Carlin. D guía a M por la sección de pinturas. L y se queda con S viendo tarjetas en la entrada de la tienda. M mira en las estanterías, su padre intenta ayudarla en su búsqueda:

-Cómo son. 

-Son de madera, grandes y gruesos, y vienen en una caja pintada de verde.

Su padre da con ellos y se los acerca a la niña. M se alegra y corre a enseñárselos a L. Su padre le dice que ahora tiene que pagarlos con su dinero. M asiente con la cabeza. Saca su monedero y con ayuda de D saca el dinero para dárselo a la vendedora. La chica cobra y le devuelve el cambio a M, que lo coge y guarda con mucho cuidado.

 

La familia continúa su camino rumbo al centro para hacer las compras. En cada tienda que se detienen a comprar sus padres, M se sienta en el escalón que está adaptado al coche de S y que le sirve para descansar de las largas caminatas, saca el cuaderno de dibujos que ha traído de casa y comienza a pintar con sus lápices nuevos.

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