El clásico de Antoine de Saint-Exupéry puede leerse una y otra vez sin producir cansancio. Lo mismo ocurre con quienes lo ilustran. El campo de interpretación es infinito. El libro vio la luz hace 70 años ya, pero la inocencia del Principito sigue teniendo vigencia para cautivar. Así lo ve la The Morgan Library & Museum de Nueva York. Centrándose en orígenes americanos de la historia, esta exposición cuenta con veinticinco de las páginas del manuscrito original, elaborado mientras su autor se refugiaba de la segunda guerra mundial en la Gran Manzana, y tres de las primeras versiones de dibujos para el libro.