Hace unas semanas el hippie Carlos Cebolla me comentó entusiasmado su taller de escritura creativa ecológica. Así lo llamaba, yo qué hago. Con sus colegas combinaba el mantenimiento de la huerta, las plantas aromáticas, el jardín, la poda de su aguacate, todo esto mezclado con la lectura de poemas escritos por ellos mismos. Era una gran idea, me repetía Carlos: “mezclar la madre naturaleza con la lengua madre”.
En una finca de Santa Elena ellos no irían al trabajo, irían a sembrar y a leer. Mientras CarlosCebolla entraba en detalles yo me rascaba la cabeza. El hombre es un idealista, un romántico, un exagerado, como cualquier romántico. Recordé a otros de su misma raza: Arturo Belano y Ulises Lima, y claro, al Quijote. La relación fue arbitraria y azarosa pero ya teniéndola no hay otra opción que aprovecharla, y más cuando yo sí pienso ir a trabajar.
Arturo Belano y Ulises Lima son los protagonistas de la novela Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, un relato apalancado por la búsqueda de Cesárea Tinajero, una poeta chilena y símbolo de la vanguardia. Pretenden encontrarla, entre otras, para que explique sus poemas, su movimiento estético, su vanguardia. En la peripecia juvenil, iniciada en el México de 1975, Belano y Lima fundan un movimiento poético al que llaman realismo visceral. ―Bueno, si Bolaño dice que sus personajes fundaron un movimiento con ese nombre no se entiende el escándalo cuando Carlos Cebolla habla de taller de escritura creativa ecológica―.
El caso es que para Belano y Lima es de una importancia vital encontrar a Tinajero. Esa búsqueda es una simpleza, una bobada, mucho más cuando se pone en riesgo la vida. Y sin embargo estos personajes se parten la espalda para lograrlo. ―No vamos a hacer el spoiler, por ahora―. Son unos idealistas, unos románticos, excesivos y exagerados, unos quijotes, unos hippies pensando en literatura ecológica, en el empeño de mezclar la tierra y la poesía.
Belano y Lima no están buscando la fortuna, ni el amor, ni los negocios, ni la fama, pero cuando hablan de su movimiento literario lo hacen como si fuera la única tabla de salvación, y se les cree, es decir la novela es eficaz, su verosimilitud no es gratuita pues vamos de la mano de un capo de la literatura, y ya metidos en la novela entendemos la vitalidad de la empresa. Por eso lo mejor es intentar bajar a un nivel más profundo de lectura, y apostar a una interpretación: ¿Qué significa eso de Los detectives salvajes?
Bueno y entonces ¿qué carajos tiene que ver el Quijote con todo esto?
Calma.
Por otro lado, el mérito de Cervantes fue precisamente haber creado un símbolo de la inutilidad, de un idealista Quijote, lo que tantas veces se ha dicho. Esa es la primera relación. Belano y Lima son unos Quijotes y el Quijote fue el primer detective salvaje de la literatura. Por un lado, unos empecinados en su realismo visceral, buscando a la poeta Cesárea Tinajero y por el otro lado, el viejo creyéndose caballero, recibiendo palizas y buscando aventuras de caballería. Unos románticos, unos exagerados.
A continuación, listaremos semejanzas, ya se dijo, arbitrarias y azarosas. La primera relación es que ambas novelas narran las historias de dos personajes, de dos amigos, de dos contertulios. Belano y Lima, Sancho y Quijote.
Ambas parejas buscan a una mujer: Tinajero y Dulcinea. Ambas mujeres materializan una metáfora. El reto es apostar a una interpretación de esa mujer.
Las dos novelas son de aventuras, de viajes, de nómadas: el Quijote por los caminos de España, Los detectives por México, Nicaragua, Francia, Austria, Israel y África. En la primera parte de Los detectives se dice que los realvisceralistas caminaban “de espaldas, mirando un punto pero alejándose de él, en línea recta hacia lo desconocido”, ¿la vanguardia?
En ambas novelas se comenta constantemente sobre literatura. En una, las novelas de caballería, sus convenciones y conflictos, sus guerras y personajes. Como lo dijo Estanislao Zuleta “el Quijote no puede dejar de leer la realidad según sus referentes librescos”. En la otra, la poesía latinoamericana es una sombra constante: Paz, Vallejo, Parra, Pizarnik, y el resto del combo. Ambas son metaliterarias, literatura sobre literatura.
La última semejanza, dejando por fuera otras, yo no sé cuáles, pero seguro hay más, y sin mencionar el descenso a la cueva de Montesinos, ambos libros se ocupan de aclarar sucesos, comentarlos y apostar por una explicación. A los lectores nos queda el mismo reto: intentar una interpretación. En el Quijote muchos han apostado por una. Es famosa la de Kafka que dijo que el Quijote era un fantasma inventado por Sancho Panza. Y en nuestro entorno es muy interesante la lectura que hizo Zuleta.
Si esto es con el Quijote, ahora con Los detectives: ¿qué significa que dos poetas busquen a una mujer símbolo de la vanguardia? Y acá viene el spoiler, deje de leer si cree que la narrativa se limita a finales inesperados, entonces: ¿qué quiere decir el libro cuando Belano y Lima, la encuentran para matarla?
Y volviendo con CarlosCebolla ¿qué quiere este hippie abraza-árboles cuando se pone a sembrar y a leer? Honestamente no tengo la menor idea. A lo mejor lo que quiere es dejar de estar solo en los fríos bosques de pinos de Santa Elena. No sé. Cada romántico con su tema. Porque eso es CarlosCebolla, un idealista, un exagerado, un excesivo, aparatoso, repetitivo, solemne, enfático, abultado, desmedido, etc, a ver, un Quijote, un detective salvaje, y por eso, porque todos los románticos son así, –o bueno, somos así–.
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A Carlos Cebolla lo conocí en la cárcel en uno de los talleres de escritura. Cuando terminó de pagar la condena se fue a una cabaña en el campo, sembró su montaña, siguió leyendo y, no sé, creo, no abandonó del todo su antigua profesión.
Por acá otras historias con el hombre:
Tiempos nuevos tiempos salvajes.
¿Por qué nos gusta tanto ‘El Padrino’ de Mario Puzo?
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