En el extremo norte de Colombia hay un lugar mágico, colorido y muy caliente; donde las playas amarillas y de arena ardiente se abrazan con las azules aguas del Mar Caribe. Se trata de La Guajira. Una península con nombre femenino, poblada en su mayoría por indígenas de la comunidad Wayuú, que no solo se distingue por sus paisajes desérticos y la presencia de dunas de arena gigantes, sino por el poder que desde niñas allí tienen sus mujeres.
Son ellas quienes lo manejan todo. Bajo la creencia de que fueron las elegidas por el mar para poseer el don universal de dar vida, en sus manos reposa el rumbo de sus familias y el bienestar de su comunidad.
Para las mujeres Wayúu, el agua que desde niñas las ha rodeado es sagrada y es su principal fuente de vida, por lo que consideran que es su misión luchar por la preservación de cada gota.
Es así como desde hace tres años un grupo de aguerridas mujeres indígenas, sale cada semana a devolverle la vida al mar. Literalmente, son ellas las encargadas de darle oxígeno a sus playas en el sector conocido como el Cabo de la Vela.
Turismo contaminador
Por años, este ha sido un lugar altamente turístico. Uno de los destinos de Colombia que más viajeros de todas partes del mundo recibe cada año. Pero luego de cada temporada de vacaciones, las mujeres de la comunidad notaban que la contaminaciónen sus playas aumentaba.
“Teníamos un problema enorme de basuras y contaminación. Hacíamos jornadas de aseo, pero no era suficiente, cada vez nuestras playas y nuestro mar se veía peor”, recuerda Marlene Rosado, líder Wayúu.
Y cansadas de ver desechos a su alrededor, nació el único proyecto de reciclaje en Colombia liderado en su mayoría por mujeres indígenas. “Un día decidimos hacer una jornada de reciclaje grande. Fuimos casa por casa y recogimos más de 90 toneladas de basura. Entonces luego de esa mega jornada, quedó ya el proyecto: Queríamos demostrar que sí lo podíamos sostener”, agrega Marlene.
Las jornadas se siguieron repitiendo. Mientras algunas de ellas se dedicaban a recoger basura de las playas, otro grupo de mujeres llevaba el mensaje a las casas de la población, buscando que todos se familiarizaran con la práctica del reciclaje.
Colaboración con las Naciones Unidas
El proyecto tomó tanta fuerza que el Pacto Mundial de las Naciones Unidas —una iniciativa que promueve el compromiso del sector privado, el sector público y la sociedad civil en defensa de los Derechos Humanos— puso sus ojos allí, en el Cabo de la Vela y decidió darles una mano a estas mujeres. Integró su idea a la campaña ‘Suma Tus Manos’, que pretende apoyar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la Producción y Consumo Responsable, así como la Acción por el clima.
Fue así como con el apoyo de reconocidas empresas colombianas, el proyecto de reciclaje empezó a crecer. Poco a poco pasaron de hacer la recolección manualmente a hacerlo con la ayuda de maquinaria especializada. “Nos dotaron de una volqueta con capacidad de diez toneladas, que beneficia a unos 100 establecimientos comerciales, colegios y a la comunidad en general”, dice Merlene.
Niñas, jóvenes y mujeres adultas hacen parte de la iniciativa. Sin importar las altísimas temperaturas, que oscilan entre los 33° y los 38°, desde hace tres años, cada tres días estas mujeres saben que el mar las espera y salen a ver con qué sorpresas las recibirá la playa.
Las mujeres líderan
“Teníamos que buscar una solución al problema tan grave que teníamos, ya que somos un destino turístico y obviamente basura con turismo no pega”, señala Marlene, quien con orgullo cuenta que su trabajo ha dado tantos resultados, que hasta los hombres han querido sumarse. “Es muy importante el rol de la mujer, pero no podemos descartar a los hombres porque ellos son nuestro soporte. Eso sí, todos tenemos claro que en La Guajira somos las mujeres las encargadas de liderar”, dice.
Lo cierto es que gracias al trabajo de estas líderes Wayúu, en el Cabo de la Vela ahora todos quieren reciclar; en los colegios los niños aprender de separación de desechos y en casa saben que solo de ellos depende la conservación de sus playas. “No se recibe ninguna paga por esto, solo la satisfacción de servir”, concluye satisfecha Marlene.
Mónica Colin, directora de Responsabilidad Social Empresarial de Pavimentos de Colombia SAS, asegura que con el reciclaje, llegó el bienestar al Cabo de la Vela. “Ellos tenían nada más un botadero que generaba muchos residuos en la línea de mar. Entonces lo que hicimos fue hacer una intervención más intensa y completa y te puedo decir que desde el primer día, el Cabo de la Vela se ha mantenido limpio”, señala Colin.
Con apoyo de la empresa privada y el Pacto Global de la ONU, los habitantes del Cabo de la Vela han recibido más de 350 horas de capacitación en el adecuado manejo de residuos y ahora buscan construir un centro de acopio de residuos aprovechables permanente.